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Encuentro en el Vaticano. Francisco a Villarruel, la admiradora de Videla: “A no aflojar ni perder el sentido del humor”

El “papa peronista” recibió a la vicepresidenta en Roma. Intercambiaron regalos y hablaron a solas durante una hora. El Vaticano no dio detalles de la conversación. Pero la emoción, los gestos y las palabras de la reivindicadora del genocidio argentino, lo dicen todo. ¿Qué dirán Grabois, Moreno, Berni y otros “compañeros”?

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Lunes 14 de octubre 16:44

“La mejor demostración de que la audiencia de este lunes transcurrió en un clima muy bueno es que duró casi una hora”, escribió Julio Algañaraz en Clarín. “Un tiempo muy largo, superior al que suele darse entre dos personas que hablan el mismo idioma y algo que indicó que se trató de un encuentro muy positivo”, coincidió desde La Nación la corresponsal Elisabetta Piqué. Hablaban del encuentro en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano entre el papa Francisco y la vicepresidenta Victoria Villarruel.

Clarín y La Nación son de las corporaciones mediáticas más condescendientes con el papa. Tanto ahora como en el pasado, cuando era Jorge Bergoglio y aún no la habían ungido monarca del Vaticano. Y también lo son con el gobierno de Javier Milei, con periodistas que perfectamente podrían entrar en la categoría de “ensobrados” oficialistas. La descripción que esos medios hacen del encuentro de Francisco y Villarruel nos exime de cualquier esfuerzo interpretativo.

Ni la oficina de prensa del Vaticano ni los habituales voceros del Papa dieron detalles de la reunión. La divulgación del contenido de la charla y de las imágenes que registraron el encuentro quedaron en manos de la propia Villarruel y sus colaboradores.

Vale recordar que hace menos de un mes generaron revuelo en Argentina las palabras del sumo pontífice, cuando cuestionó la represión a jubiladas y jubilados comandada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y hasta habló de corrupción en la gestión de La Libertad Avanza. Todo eso, como es su costumbre, sin dar nombres ni precisiones. Porque se puede decir el pecado, mas no el pecador.

En las últimas semanas, además, el llamado “santo padre” empezó a ser escuchado y reivindicado por gran parte del espectro peronista opositor, si no como jefe al menos como inspirador para la reconstrucción de ese espacio político, hundido en una profunda crisis de liderazgo, proyecto y programa. Para más ilustración, se recomienda esta nota de Eduardo Castilla sobre “el factor Bergoglio” ante el declive de Milei y la crisis del peronismo.

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En este contexto, a priori alguien podría haber dudado sobre la cordialidad y la buena onda que podía tener el encuentro. A fin de cuentas, Villarruel también encabeza el Poder Ejecutivo (es la primera en la línea sucesoria presidencial), está muy de acuerdo con la represión ejecutada por su gobierno y, seguramente, también con la corrupción. Pero a la vez nadie desconoce que ella libra una batalla interna con el “triángulo de hierro” conformado por les hermanes Milei y Santiago Caputo.

Quizás para no quedar de uno u otro lado de la grieta liberfacha, el papa recibió dos días antes en el mismo lugar a Nahuel Sotelo, quien recientemente fue designado por la Casa Rosada como secretario de Civilización y Culto. Admirador del genocidio y negacionista de sus consecuencias, hace dos años Sotelo creó el sello universitario La Julio Argentino, en homenaje al ejecutor de la siniestra Conquista del Desierto. El mismo Roca que hace poco fue denostado por el mismo Papa.

Más allá de todo, antes que vicepresidenta Villarruel es una conservadora ultracatólica. Y pese a su marketinero perfil “popular”, Francisco nunca dejó de convivir y colaborar con esa ala de la feligresía. El papa la recibió luego de que ella visitara en el Estado español al rey Felipe y a dirigentes de la franquista agrupación Vox, con quienes mantiene desde hace años estrechos lazos.

En el video que difundió Villarruel en sus redes se ve a Francisco recibiéndola en la biblioteca. “¿Cómo está Santo Padre?”, pregunta ella con devoción mientras se agarran de las manos. “Todavía vivo, ¿y usted sobrevive?”, responde Bergoglio con evidente cariño. También se ve el intercambio de regalos. Él le entregó un rosario, sus encíclicas (textos especiales) y una réplica reducida de bronce de la estatua de San Pedro y San Pablo. Según las crónicas, ella le llevó una estatua de un caballo y “un dulce español”.

Un dato de color (o de ausencia del mismo) fue el atuendo de la visitante: toda de negro, con un vestido largo y una mantilla de encaje sobre su cabeza. Si la soltería no fuera una característica que la misma vicepresidenta gusta divulgar, cualquiera que sepa de ritualidades católicas podría confundirla con una mujer en su etapa de viudez.

Sobre lo que conversaron, se difundió que hablaron de “los problemas del país”, que él le transmitió su preocupación “por la situación de los más frágiles, los niños y los ancianos”, ya que “unos son el futuro y otros la reserva de sabiduría”. También que le habló a su interlocutora de la necesidad de lograr “un mayor diálogo” y mejorar el clima “tirando puentes” entre las distintas “corrientes nacionales”.

Villarruel supuestamente le dijo que coincidía con esas preocupaciones y que como presidenta del Senado se esfuerza “en la búsqueda de consenso” para “superar las diferencias”.

El corresponsal de Clarín dice que Bergoglio le dijo a Villarruel que “valoraba ‘todo lo que apunta a la unidad y el entendimiento entre los argentinos’. También se habló de las Malvinas y brevemente se evocó el tema de las heridas abiertas en los años setenta y de la necesidad de ‘esforzarse como nunca’, pidió el Papa, apuntando a la unión de los argentinos”.

La misma crónica dice que “Villarruel le dijo al Papa que los mensajes sinceros de reconciliación tendrán buena recepción en el gobierno globalmente. ‘Nadie quiere la fractura de la sociedad y menos las roturas’. También le expresó al Papa que el presidente Javier Milei siempre va a buscar la unidad. ‘El sentido común me lo dice’, explicó a Francisco”.

Para mayor ilustración de la cordialidad y coincidencias entre el “papa peronista” y quien supo dedicarle su admiración y respeto a Jorge Rafael Videla (organizando visitas al genocida cuando éste gozaba de prisión domiciliaria), quedó registrada la cálida despedida tras las reunión de más de una hora. Así lo difundió Villarruel en el mismo video.

“Gracias por la visita, adelante, a no aflojar y a no perder el sentido del humor”, le dice Francisco a la mujer vestida de negro, quien le devuelve un “yo rezo por usted, pero usted rece por mí, ¿eh?”. El video, claramente guionado, termina con la imagen de Bergoglio de espaldas viendo alejarse a Villarruel, quien en su trayecto se da vuelta tres veces para saludarlo.

¿Qué es es aquello en lo que, al decir del Papa, Villarruel no debe aflojar y debe seguir adelante? ¿En su acompañamiento al plan de hambre, miseria y represión que ejecuta su Gobierno? ¿En su “batalla cultural” contra sobrevivientes, familiares y organismos de derechos humanos, reivindicando el discurso “antisubvesivo” y “antiterrorista” de la dictadura cívico-militar-eclesiástica? ¿En su vocación de hacer retroceder conquistas populares y leyes en pos de una “patria” para pocos? Como no hay siquiera un comunicado de prensa del Vaticano, esas preguntas quedan abiertas.

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En septiembre, cuando Francisco acusó al gobierno de Milei de represor y corrupto, a su lado estaba Juan Grabois, secretario del Dicasterio (una especie de ministerio vaticano) para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. En esos días el dirigente de la corriente Patria Grande manifestaba su beneplácito porque su referente político-religioso esbozaba críticas al Gobierno del que es un opositor formal.

¿Qué pensará hoy el exprecandidato presidencial del peronismo al ver el encuentro entre Francisco y Victoria? Como si se tratara de un peculiar juego de espejos, la foto del papa con la segunda de Milei bien podría ser saludada por todas las alas del espacio que ahora quiere conducir oficialmente Cristina Kirchner: desde el mismo Grabois hasta Guillermo Moreno y Sergio Berni, quienes insisten en ubicar a Villarruel más cerca del peronismo que del “triángulo de hierro”.

Mientras en su país natal la corriente política de la que se siente más cercano se desangra en internas, pases de factura y especulaciones electoralistas de cara a 2025 y 2027, Francisco manda señales desde Roma. La decodificación de esos mensajes no es fácil, pero a la vez no es extraña. Al igual que cuando fue Bergoglio en Argentina, el líder político-religioso sabe que cuando se trata de poder, “orden” y contención social sin tocar la bases del sistema capitalista, no hay que temerle a cerrar filas con Dios y con Diablo si fuera necesario. Parece que en eso está.


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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