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Red Internacional
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Franja Morada, ¿una nueva voz en Humanidades de Bahía?

La Franja Morada reconoce ser parte de la UCR a nivel nacional, pero intentar omitir que son parte del gobierno nacional, provincial y local que viene llevando adelante el ajuste.

Lunes 22 de agosto de 2016 08:43

Un mal día eligió la Franja Morada para desembarcar en el edifico de Humanidades en la Universidad Nacional del Sur. Esa misma mañana el gobierno nacional del PRO reprimía a palazos y con carros hidrantes a los jubilados que estaban cortando el Puente Pueyrredón por una mejor jubilación. Con un operativo policial hastiado, la Federal, la Gendarmería y Prefectura llevaron adelante la orden. Clarín habló de “empujones entre jubilados y carros hidrantes”, claro ejemplo de lo que Julio Black, director nacional del medio, nombraba como “periodismo de guerra” en la entrevista que dio a La Izquierda Diario.

La Franja Morada reconoce ser parte de la UCR a nivel nacional, pero intentar omitir que conforman el bloque conocido como PRO y hoy que son parte del gobierno nacional, provincial y local que viene llevando adelante el ajuste en la educación y salud, con despidos y represión. El ataque a los derechos democráticos están a la hora del día. En la página oficial de la agrupación no hay una sola declaración de repudio ante semejantes atropellos.

¿Una nueva voz?

El slogan que eligieron para presentarse resulta al menos llamativo, “una nueva voz en la UNS”. Con la FUA como ejemplo y una oferta plenamente sindical quieren mostrarse como una nueva agrupación que da salida a los problemas e inquietudes del estudiantado. Pero sus años en el movimiento estudiantil universitario muestran que están muy lejos no sólo de representar los valores de la Reforma del 18, la autonomía universitaria y la defensa de la educación pública, gratuita y de calidad sino también de aportar a la organización democrática de los estudiantes.

Reconocer a la FUA como su ejemplo a seguir es toda una declaración y no sólo de principios. Con esta afirmación dan cuenta del modelo de universidad y el tipo “movimiento estudiantil” que defienden. La FUA es también conocida como el mayor ejemplo de Fraude Universitario Argentino .En el congreso rodeado de patovicas se votan las nuevas autoridades de la federación universitaria a espaldas de un millón y medio de estudiantes. El fraude es doble, al mismo tiempo que los estudiantes no participan el proceso de discusión, organización y votación, los cartones - vales que representan los centros de estudiantes que están a cargo de las diferentes agrupaciones- se acreditan a sus espaldas. Las corrientes que son mayoritarias se adueñan de ellos para poder mantener la cabeza morada de una FUA inmovilizada que se mantiene desde 1978.

Los métodos de esta corriente también son conocidos. El año pasado hicieron pública una fotografía al mejor estilo “barra brava”. Sobre el piso de la Facultad de Economía de la UNLP acomodaron pacientemente banderas y remeras de todas las agrupaciones como una obra de teatro expuesta durante el encuentro preparatorio al congreso de la FUA. Todo esto tiene más que ver con los métodos de la burocracia que con los propios métodos de organización del movimiento estudiantil.

Son parte integral de las autoridades con decanos, rectores y federaciones universitarias que lo largo de la historia han sido la cadena de transmisión del ajuste que se descarga sobre la educación superior. El avance de la privatización con la implementación de la LES menemista y los acuerdos entre la universidad y las empresas privadas orientan el contenido de las carreras a los intereses del mercado, profundizando la precarización laboral.

Dicen querer “democratizar la universidad” pero apuntan a reforzar los órganos de cogobierno negando que la mayoría de los estudiantes tengan la capacidad de tomar las decisiones. Contrarios a la propuesta de “un estudiante, un voto” como ejercicio de democracia directa al momento de elegir a los decanos, la Franja Morada mantiene el régimen elitista y antidemocrático en la universidad. No es ninguna alternativa a agrupaciones como UNIDAD y Generación.

Una de las políticas que levantan es invitar a los estudiantes a ser parte de un proyecto barrial llamado “Ningún niño sin bigote”. La propuesta es poder acercar mayor abastecimiento de alimentos necesarios a los barrios más golpeados por la situación económica y a los niños principalmente como población de riesgo. Si bien se trata de un objetivo noble, lo curioso es que en ningún momento se hace eco de la decisión política de los gobernantes de recortar las partidas para los comedores.

En su modelo de centro la principal herramienta de organización está reducida a una oferta de servicios en la que el alumno es un simple consumidor. Ganar los centros se trasforma en una carrera por la “caja” de la fotocopiadora, los kioscos, y el rédito de los acuerdos entre las autoridades y las empresas privadas que son ofrecidas como pasantías. La política y las agrupaciones se vuelven sinónimo de aparatos electorales que nada tienen que ver con los intereses de los estudiantes.

Nada más lejano de una tradición que apuesta a hacer del movimiento estudiantil una fuerza social capaz de torcer la balanza junto a los docentes y trabajadores, basados en asambleas, con discusiones políticas y de idas que fortalezcan la auto-organización desde abajo. A fin de cuentas y a pesar del esfuerzo de querer ocultarlo, la Franja Morada no es una nueva voz para los estudiantes, más bien se trata de la voz directa del gobierno nacional en la UNS.