En Tijuana el candidato del PRI, José Antonio Meade se pronuncia por la construcción de un muro “tecnológico” para evitar el tráfico de armas y de dinero procedente de Estados Unidos, la respuesta frente al muro de Trump, es otro muro.
Sábado 12 de mayo de 2018
El candidato a la presidencia por la coalición Todos por México, José Antonio Meade, visitó Tijuana esta tarde. En el parque de la amistad, dónde inicia el muro fronterizo entre Estados Unidos y México, Meade, se pronunció por la construcción de un muro mexicano en respuesta al muro del presidente Donald Trump.
“México construirá su propio muro, un muro tecnológico, un muro que dé certeza a los mexicanos de que habremos de construir una frontera que en materia de armas y dinero sea infranqueable”, comentó José Antonio Meade.
Meade afirmó que el muro tecnológico ayudará a consolidar la seguridad nacional a partir de impedir el flujo de armas y dinero a la delincuencia organizada.
En un gesto demagógico, repudió la propuesta de Trump que continúa empecinado en la construcción del muro fronterizo y saludó a los mexicanos migrantes asegurando que habrá protección y cercanía de parte del gobierno federal, además de una defensa “férrea” de sus derechos humanos y sus intereses.
Si bien es verdad que el tráfico de armas ilegal y el dinero que los grandes carteles de la droga reciben de la venta de distintos narcóticos es un motor fundamental del negocio, Meade evita hablar sobre el otro lado de la moneda. Desde la asociación de los carteles con los distintos niveles de gobierno, pasando con los mandos federales y militares, además de la militarización, impulsada desde la Casa Blanca con planes como el plan Mérida, donde las mismas armas provenientes de Estados Unidos, cruzan la frontera, sólo que de manera legal.
El cinismo no termina ahí, encima habla sobre los migrantes, criminalizados en todo el territorio nacional cuando vienen de Centroamérica.
Le habla también a los migrantes mexicanos que son obligados a cruzar la frontera en primer lugar por las duras condiciones económicas en las que millones de familias viven gracias a las leyes laborales que castigan los salarios y cercenan los contratos colectivos. Además de que su férrea defensa de los derechos humanos se reduce a un boleto de autobús para regresar a sus poblaciones, nada ha declarado del gobierno priista sobre las deportaciones masivas del gobierno de Obama, continuadas por Trrump.
Las propuestas de Meade develan un programa que no puede ocultar los verdaderos planes del priismo: subordinación al imperialismo estadounidense, represión a los migrantes y salarios de miseria para los trabajadores. El conjunto de los candidatos presidenciales, con sus distintos matices, no atacan de raíz el problema del narcomenudeo y de la relación de subordinación al imperialismo.