Luego de las elecciones legislativas del 22 de octubre, un rápido análisis con las primeras sensaciones post resultados electorales, realizado desde la perspectiva de un obrero militante.
Edgardo Videla Delegado Comisión Interna de Cuyoplacas | Mendoza
Martes 24 de octubre de 2017 11:22

Cuando una persona, o un equipo, se proponen un objetivo y se trabaja duro por llegar a lograrlo, suele tomarse como un fracaso, si ese objetivo no es alcanzado. Si aplicamos este concepto al FIT, en relación a los resultados de la elección del domingo pasado en Mendoza, el concepto no estaría reflejando la realidad de los hechos. Esto ocurre, porque el objetivo de ganar una banca para la Senadora provincial Noelia Barbeito, es solo una parte, y hasta diría que no la primordial, de los objetivos del FIT como agrupación política. El objetivo más importante de la Izquierda mendocina es desarrollarse como una fuerza social entre los sectores más marginados, los trabajadores, las mujeres y los jóvenes. Con los números que arrojan las urnas, reflejo de la voluntad de las mayorías, cuesta hablar de una derrota electoral, ya que se lograron varios cargos provinciales, aunque no se llegara al Congreso De la Nación. Pero esos mismos números también hablan de que el segundo y más importante objetivo se está logrando, y cada vez más, con el voto de confianza de un sólido y fiel electorado, sobre todo en las zonas más marginales de la provincia o en los barrios obreros, que elección tras elección desde el 2013, vienen levantando el piso electoral el Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
Una expresión boquiabierta, para los que es novedad
Así cantaba Miguel Cantilo en “Yo vivo en una ciudad”, aquella vieja canción de Pedro y Pablo. Nada mejor, en este momento, para graficar al electorado de Mendoza, sobre todo en cada elección de medio término.
Saber porque razón los votantes mendocinos, deciden votar mayoritariamente a un proyecto que, a nivel nacional, está anunciando una nueva ola de tarifazos, o una reforma laboral inspirada en el brutal atropello que castiga a los derechos de los trabajadores brasileros, y a nivel provincial, se jacta de la mano dura, y encarcela empleadas domésticas, o demoniza a los trabajadores de la educación, a los del Estado, o ha contraído una deuda provincial astronómica, sería motivo de un estudio sociológico, (y hasta psicológico), que quizás alguien más capacitado que yo en la materia realice por estos días.
Entender porque el partido que históricamente, se arrogó la representatividad de las masas populares de Argentina, ha quedado reducido en Mendoza, a ser representada por un terrateniente ultra conservador, que, evidentemente representa a algunos propios y a pocos ajenos, quizás no sería tan difícil de dilucidar, pero no es un terreno que transitaremos en este análisis.
Sí, vamos a detenernos por un momento en la elección que hace el Partido Intransigente de José Luis Ramón, y lo hacemos porque el FIT, en algún momento fue esa novedad que deja con la boca abierta a los mendocinos. En las elecciones de medio término, en Mendoza, siempre, o casi siempre, irrumpe una novedad que conquista la intención de voto. Esto supone un clima triunfalista inicial que luego, hay que tener argumentos, ideología y voluntad de trabajo, no solo para sostenerlo, sino también para llenarlo de contenido, y de una línea política clara. Esto no pasó con el Partido Fiscal, de Aldo Giordano en 2001, con el moderado resurgimiento del PD, con Omar de Marchi en 2005, con el Juez Leiva y su Coalición, en 2009. Todos tuvieron ese carácter de novedad exitosa que hoy tiene Ramón, y que el FIT, con Nicolás Del Caño, tuvo en 2013. Todos a excepción del FIT, se evaporaron de una elección a otra.
La línea política de Ramón y su renacido Partido Intransigente, ha sido no tener línea política, es mostrarse como una especie de apóstol de la antipolítica. Será todo un desafió, para este nuevo espacio devenido en tercera fuerza provincial, llenar de contenido un espacio que llega al Congreso Nacional, y al escenario político doméstico, justamente, por no tener contenido.
La sólida base del FIT
Electoralmente, el Frente de Izquierda sufre un retroceso, principalmente por no poder renovar la banca a Diputado Nacional por Mendoza, pero 125.000 votos representan un nada despreciable capital político, y esos votos ubican en la Legislatura mendocina, a dos de sus candidatos a legisladores, y a cinco Concejales en distintos municipios.
A diferencia de los partidos tradicionales, en donde se trabaja con el objetivo de ser fuerza política, y no fuerza social, lo que lleva a caer en improductivas internas por posicionamientos individuales, y se generan, según hablen las urnas, climas triunfalistas que tapan cualquier autocrítica, o profundas crisis partidarias difíciles de zanjar, para el FIT, una elección por cargos políticos es solo una pata de la historia.
La otra pata de una elección para el FIT, es tener una devolución fidedigna de cómo se trabaja para consolidarse como una presencia sería y estable en la política provincial, pero fundamentalmente para ser una fuerza en donde cada vez más mendocinos encuentren una vía para transformar su propia realidad social y laboral, entendiendo que la senda del individualismo es una senda que no lleva a ningún lado. Y, en este sentido, un 11,72% del porcentaje de electores que eligen al FIT, están diciendo que, lejos de ser una espuma o una moda como rápidamente los bautizaron los medios de comunicación, el carácter de novedad con que el FIT irrumpió en el 2013, quedó atrás y es tomado en cuenta por una buena parte de los mendocinos, como una opción política sería y representativa de ese porcentaje.
El Votante del FIT
Lo más interesante, en mi opinión, del votante del FIT, ya despojado del rótulo de novedad, es que llega al cuarto oscuro totalmente convencido de las razones por las que vota a la Izquierda. Esa es la razón por la que el FIT no se evaporó, como sí lo hicieron el Partido Fiscal, el PD, y la Coalición, después de haber gozado de las mieles de la aprobación electoral cautivada por “lo nuevo”, tal como hoy lo hace Ramón y el PI.
Ese voto con conciencia, del Laburante de fábrica, la mujer precarizada, el estudiante que debe elegir entre trabajar o terminar los estudios, el obrero de viña, (esto se ve en el mapa electoral), entre muchos más, es el voto que debe seguir haciendo crecer al Partido como fuerza social, y de esa fuerza organizada, proyectar a los nuestros hacia los espacios políticos. Que en definitiva es lo que hoy está haciendo el FIT, acorde al porcentaje electoral que representa. Pero como viene ocurriendo después de cada elección, una nueva camada de votantes se acerca al FIT, convencidos de que elegir a la Izquierda en las urnas, es mucho más que poner un sobre en una caja de cartón, y que para hacerlo crecer hay que llevar sus ideas a cada lugar de trabajo, de estudio, y todo lugar que represente nuestro entorno. Este es el mecanismo por el que el FIT, viene levantando su piso electoral.
Hoy el FIT, tiene las puertas de sus locales abiertas como siempre lo están, esperando a quienes depositaron su confianza en las urnas, y que como siempre ocurre desde el 2013, entienden que la Izquierda es el camino que brinda las herramientas necesarias para transformar la realidad, para construir una sociedad mejor, en donde los de abajo tengamos una voz poderosa.
Hoy, el FIT, es una invitación a seguir creciendo.