Sorprendente que un rector vaya a una escuela de bachillerato a “dialogar” con los estudiantes descontentos. Obviamente tenía que recomponer su imagen autoritaria y represora con poses paternalistas. Luego, la provocación: salir huyendo causando el rechazo estudiantil.
Raúl Dosta @raul_dosta
Jueves 13 de septiembre de 2018
Graue llegó puntual a la cita con estudiantes y maestros del CCH Azcapotzalco, presuntamente para "conocer sus demandas y discutir el pliego petitorio elaborado por la asamblea estudiantil". Muchos de los ahí presentes esperaban un pronunciamiento favorable al respecto, debido a los mensajes contemporizadores emitidos por el rector en días previos. Pero no fue así.
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El 3 de septiembre hubo dos sectores que perdieron gran margen de maniobra ante el sector estudiantil y muchos trabajadores universitarios. Las exigencias de renuncia de Graue se multiplicaban en la medida que la base estudiantil iba identificando el origen de la represión recibida a través de los porros y la ligazón de éstos con la estructura de gobierno universitario. ¡Fuera Graue! y ¡Fuera porros de la UNAM! son las consignas del momento.
Por ello Graue orquestó una visita "tersa" pero cínica a la comunidad de CCH Azcapotzalco. Grandilocuentes expresiones de amabilidad y reconocimiento a la organización estudiantil "¡ustedes estuvieron bien!", les dijo; trataba de ganarse la confianza de los jóvenes con una actitud paternalista y “aceptando” todas las críticas y demandas.
¿Por qué se fue?
Pero antes de que empezaran los cuestionamientos y la pregunta largamente esperada (¿firmará el pliego petitorio?), Graue se levantó y huyó del plantel, acuerpado por un grupo de estudiantes y sus funcionarios. Una madre que le pedía ayuda por su hijo asesinado frente a Rectoría fue echada a un lado e ignorada por el rector en fuga. La reacción de la comunidad al ver que se iba sin firmarles nada fue perseguirlo al grito de ¡Fuera Graue!
Sucede que los altos funcionarios manejan sus propios códigos de conducta y "bastante había hecho el Rector" con venir hasta el CCH Azcapotzalco a lavar su imagen - asegurándose que algunos de los suyos, estudiantes y maestros estuvieran presentes para aplaudirle en todo momento- pero nunca se rebajaría a firmarles un acuerdo en una mesa de asamblea ante una congregación de 500 estudiantes y maestros.
Tampoco un patrón hace eso ante el conjunto de los trabajadores en el medio de una huelga, por más lenguaje conciliador que use no va a mostrar signos de debilidad ante sus contrincantes. Lo mismo hizo el rector. Y si hay que firmar, algo que sea en su cubil y ante un grupo reducido, sea representativo o no, por si hay necesidad de hacer que ellos flexibilicen sus posturas “un poquito”. Divide y vencerás, ese era su plan. Por ello se llevó a una comisión a su oficina para luego anunciar ante los medios su “generosa” firma del petitorio.
Que se cumplan algunas de las promesas, está por verse, depende de que la movilzación no decaiga y se amplíe el movimiento. Y Graue seguramente apuesta a separar al sector que se puso al frente de sus compañeros y atraerlos con el tiempo a su lado, eliminando el poder de la asamblea general. Con esta maniobra mejoraría su posición, ganando tiempo para recomponerse como gobernante de la UNAM, en tanto la masa estudiantil se olvida que quien azuzó a los porros (Teófilo Licona) es un subordinado directo de él, en tanto los porros se reorganizan y se lanzan a llevar a cabo su labor de cada día. Pero los estudiantes no olvidarán tan fácilmente.
“El porrismo hay que vivirlo, no se puede eliminar” decía un líder porril entrevistado hace unos días, haciendo gala de su impunidad, pues se sienten necesarios y protegidos. ¿Por quién? “no lo puedo decir, hay códigos” entreverando la relación de secta cerrada y ultraconservadora que hay entre los mandos de la UNAM.
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Pero los estudiantes de conjunto dieron una respuesta inicial pero firme y contundente luego de la represión del 3 de septiembre en Rectoría entrelazándose con las demás escuelas que sufren el mismo tipo de represión. El grito de “fuera porros de la UNAM” se hace más amplio, no sólo en la capital del país sino por todo el territorio nacional. A eso apunta la marcha interuniversitaria de este jueves. A fortalecerse para triunfar con un movimiento nacional unitario que dé continuidad a las consignas del 68: ¡Por la unidad obrero estudiantil!
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