Lo aprobó el martes el gobierno japonés y genera controversia ya que se verterían 1,3 millones de toneladas de agua radioactiva al mar. Hace diez años se producía la catástrofe nuclear.
Miércoles 14 de abril de 2021 17:45
Foto: EFE. Imágen actual de los contenedores de Fukushima.
En 2011, un tsunami con olas de 15 metros se llevaba puesta a la central. Fue uno de los peores accidentes nucleares de la historia junto con Chernóbil. Este martes, el gobierno nipón aprobó un plan para verter el agua contaminada en el mar. El anuncio presentó polémicas.
Según un reporte de la agencia Reuters, aproximadamente 1,3 millones de toneladas de agua radioactiva se almacenan aún en los tanques de Fukushima. La comparación, dice la agencia, es suficiente para llenar unas 500 piscinas olímpicas.
Con alrededor de 19 mil personas fallecidas o desaparecidas por el terremoto y el tsunami, 80 mil personas evacuadas por el colapso de la central nuclear y altos niveles de radiación en peces y otras especies del mar, entre otras cuantiosas pérdidas, diez años después, el accidente nuclear de Fukushima sigue siendo un tema candente para Japón.
Desde aquel momento, Tepco (Tokyo Electric Power Company), la empresa operadora de la planta, ha venido envasando el agua radioactiva en miles de contenedores, dado que para retirar el combustible fundido de los reactores es necesario aplicar agua subterránea evitando que el combustible no haga estallar su muro de contención ni libere más radiación a la atmósfera.
Ante la falta de espacio, la compañía espera que estos tanques se llenen en 2022, y de ahí que busque arrojarlos al mar. Si bien en el proceso había logrado bajar de 500 a 100 toneladas de agua contaminada, que había filtrado los reactores de Fukushima, no logró limpiar del todo los residuos radioactivos, que ahora serían liberados al océano. Esta situación es la que está en el centro de la polémica noticia.
Mientras que para el gobierno japonés y sectores de la comunidad científica esos residuos en el agua no serían peligrosos dado que se presentan en pequeñas cantidades y tendría niveles de radioactividad "menores que el agua potable", la comunidad pesquera de Japón, países vecinos como China y Corea del Sur y diversas ONGs presentaron su oposición y reservas. Por su parte, E.E. U.U. y la Agencia Internacional de Energía Atómica apoyan la decisión del gobierno japonés.
Diferentes ángulos de análisis
Aunque "la óptica es terrible", liberar el agua en el Océano Pacífico es lo correcto, dice Nigel Marks, científico de materiales nucleares de la Universidad de Curtin, en un comunicado emitido por el Centro Australiano de Medios Científicos que recoge la revista Science. Al diluirse, la "radiactividad se puede reducir a niveles seguros" comparables a las exposiciones de radiografías médicas y los viajes en avión, dice.
Pero además del tritio, isótopos más peligrosos con una vida útil radiactiva más prolongada, como el rutenio, el cobalto, el estroncio y el plutonio, a veces se deslizan a través del proceso ALPS (siglas en inglés de Sistema avanzado de procesamiento de líquidos), algo que TEPCO solo reconoció en 2018. La compañía ahora dice que estos nucleidos adicionales están presentes en 71 % de los tanques. “Estos isótopos radiactivos se comportan de manera diferente al tritio en el océano y se incorporan más fácilmente en la biota marina o en los sedimentos del lecho marino”, dice Ken Buesseler, químico marino de la Institución Oceanográfica Woods Hole.
El funcionario del gobierno dice que el agua de Fukushima será "purificada" para cumplir con los estándares regulatorios para estos nucleidos. Buesseler señala que esos límites se establecieron para las plantas de energía nuclear operativas, no para la liberación deliberada de agua contaminada de un desastre nuclear. "¿Esto abriría la puerta para que cualquier país libere desechos radiactivos al océano que no forman parte de las operaciones normales?", pide.
Shigeyoshi Otosaka, un geoquímico marino de la Universidad de Tokio, se preocupa por la acumulación de isótopos en los sedimentos del lecho marino, donde pueden ser recogidos por la biota marina. La posibilidad es limitada, "pero es importante evaluarla adecuadamente", dice. Por un lado, la “repurificación” de TEPCO solo se ha probado en un pequeño volumen de agua. La empresa debe verificar "si el rendimiento del procesamiento se puede mantener durante un largo período de tiempo", dice.
¿Qué pasó en Fukushima?
El 11 de marzo de 2011 un terremoto de magnitud 9 en la escala de Richter desencadenó un tsunami de casi 15 metros en las costas de la isla de Japón. La central se inundó, quedaron inutilizables los sistemas de refrigeración y se produjeron distintos niveles de fusión en sus reactores. Varias explosiones de hidrógeno rompieron los muros y liberaron grandes cantidades de partículas radioactivas. 80 000 personas en un radio de 20 kilómetros fueron evacuadas.
Junto con las vidas humanas, se perdió parte de la biodiversidad marina y una cantidad enorme de recursos, dejando, según denuncian organizaciones ambientalistas, una contaminación que persistirá en el tiempo. Sobre este punto, la IAEA (Organismo Internacional de Energía Atómica pertenece a las organizaciones internacionales conexas al Sistema de las Naciones Unidas) señala que son niveles de radiactividad natural, pero lo cierto es que no hay estudios científicos al respecto, en parte porque no hay financiamiento para los mismos. En todo caso, la cuestión que se plantea es quién controlará esos niveles.
El desastre, producto de construir una central nuclear en una zona propensa a la actividad sísmica y la acción de tsunamis, constituye un ejemplo de un crimen social evitable.
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Fuentes: https://www.sciencemag.org/; elpais.com