La muerte de un joven en custodia policial y la viralización de un video en el que la Policía golpeaba a un menor, desató protestas en los distritos obreros de Sidi Hassine y Séjoumi. Allí la violencia policial es endémica y los habitantes sufren el desempleo, la pobreza y la miseria a una década de las jornadas que acabaron con el régimen de Ben Alí e iniciaron la Primavera Árabe.
Martes 15 de junio de 2021 13:23
Túnez vivió el lunes una nueva noche de protestas contra la violencia policial, que se suceden desde el pasado miércoles. La muerte de un joven que se encontraba bajo custodia policial y el video que se viralizó de una paliza a un manifestante menor de edad que la Policía obligó a desnudarse, desataron jornadas de furia el los barrios obreros donde el accionar de las fuerzas represivas es más brutal.
Las manifestaciones comenzaron la semana pasada en los distritos obreros de Sidi Hassine y Séjoumi y se extendieron a otros barrios el lunes por la noche.
Ahmed Ben Ammar, de 32 años, murió cuando se encontraba bajo custodia policial el 8 de junio. La Policía presentó el increíble argumento de que su muerte había ocurrido por consumir marihuana, lo que fue rechazado de inmediato por su familia que dijo que la Policía lo mató a golpes.
La muerte de Ammar desató protestas inmediatas y al día siguiente, el 9 de junio, un video viral mostraba a la policía golpeando y desnudando a un joven.
Grupos de derechos humanos y activistas declararon que la fuerza policial de Túnez se caracteriza por una cultura endémica de violencia, en particular en los barrios obreros y de menos recursos, que no ha cambiado desde la revuelta de 2011, que dio lugar al inicio de la "Primavera Árabe" y que tiró abajo al régimen represivo de Zine al-Abidine Ben Ali.
Recordemos que el detonante de esas protestas en 2011 fue la muerte de un joven vendedor ambulante que se inmoló el 17 de diciembre de 2010 tras la confiscación de su puesto de frutas y la humillación que sufrió por parte de agentes municipales y de la policía. En 2011, ese hecho fue la chispa que prendió la mecha de la desigualdad, la represión, la pobreza, el desempleo y un régimen opresivo como el de Ben Ali. Pero una década más tarde, las condiciones sociales, económicas y la brutalidad policial no han cambiado para los trabajadores y el pueblo de Túnez.
Los servicios de seguridad y la policía son dos de los pocos poderes del Estado que no han sido afectados por las reformas parciales de la última década, tras la caída de Ben Ali. Por el contrario, han surgido varios sindicatos que trabajan para garantizar la virtual impunidad de cualquier oficial declarado culpable de agresión o tortura.
Es por esto que las protestas tienen lugar a diario en su mayoría en barrios pobres, ahogados en el desempleo y la miseria, y donde la brutalidad policial es cosa de todos los días.
El diario The Guardian reproduce testimonios de algunos de los manifestantes como Mongi, de 33 años, que conocía tanto al hombre que había muerto como al que fue golpeado y dijo que “Los policías aquí son perros (...) Son diferentes en las áreas más ricas. Han empeorado desde la revolución. Ahora tienen menos dinero, entonces se lo quitan a la gente”. Se refería a un sistema de multas arbitrarias que la Policía aplica para hacerse una "caja" propia, armando causas o multando a quienes sean encontrados vendiendo alcohol o en posesión de marihuana.
Deriva represiva
El viernes, un total de 43 asociaciones tunecinas acusaron al jefe de Gobierno y ministro del Interior interino, Hichem Mechichi, de ser el responsable de la "deriva" violenta en la que parecen haber caído las fuerzas de seguridad, especialmente tras la detención preventiva en Sidi Hassine de una veintena de jóvenes.
"Señalamos al jefe de Gobierno como responsable directo de la deriva de la instituciones de Seguridad hacia un laxismo que arruina la vida de los tunecinos y vulnera su dignidad", señalaron en un comunicado de prensa organizaciones como UGTT, principal sindicato del país, y la Organización Contra la Tortura.
Por su parte, la Liga de Defensa de los Derechos Humanos (LTDH) fue un paso más allá y exigió la dimisión inmediata del primer ministro y disculpas oficiales a la ciudadanía por los abusos cometidos durante su mandato que apenas ha cumplido su primer año.
Cerca de 2.000 jóvenes, incluidos menores, han sido detenidos durante los tres primeros meses del año tras participar en las protestas populares que tuvieron lugar en diferentes puntos del país para reclamar mejores condiciones de vida y denunciar la violencia policial, reivindicaciones y problemas similares a los que condujeron a la revuelta de 2011, que acabó con la dictadura ben Ali y dio inicio a la Primavera Árabe en el norte de África y medio oriente.