El fútbol se jugó tradicionalmente los domingos a la tarde y a medida que fue evolucionando el comercio y la publicidad tomó la posta, la lógica del fútbol fue mutando hacia la lógica del mercado.
Martes 25 de noviembre de 2014
Le pregunto a un viejo, ¿Cuál es el día más tradicional para ver fútbol?
“El domingo, papá; y a las 5 de la tarde, lo demás es un negocio”.
Me pongo a pensar y lo que me dice ese viejo, que tiene muchas canas y es medio pelado, pero que no pierde su ideal, es la verdad.
Esa lógica del mercado que son todos los negocios que rodean al fútbol, todo lo que se compra y vende. Y usted debe pensar que es un simple negocio, y la verdad que no lo es, sino que es un gran negocio donde intervienen todas las clases sociales, de forma directa o indirectamente. El ejemplo más claro es cuando se disputa un mundial y la selección Argentina juega una instancia final del mismo: literalmente se paraliza el país; lo mismo sucede pero un poco más fraccionado cuando juegan los equipos más populares. Hablamos de Boca, River y otros grandes del fútbol argentino.
Negocio del fútbol, se sale de su tradición de los fines de semana y los horarios de la tarde y los partidos se pierden en días de semana, que inclusive muchos de los que trabajan no los pueden apreciar.
¿Por qué sucede todo esto?
Porque la publicidad, uno de los principales actores en este negocio -sea privada u oficial- se expone ante los que consumen fútbol, por sus distintos medios. La televisión es el medio encargado de trasmitirlo, pensar que la justicia en estos días ya embargó a la AFA y a 24 clubes por supuestas irregularidades con el fisco (es mucha guita en cuestión) en el programa “Fútbol para todos”, cadena encargada de trasmitir todos los partidos de primera división impulsada por el Gobierno nacional y subsidiada por ANSES.
El negocio no solo es de la TV y la AFA, también está en lo que cobra un jugador de fútbol. Si me viera mi viejo -que está en el cielo- seguro me diría éstas palabras: “Antes los jugadores, trabajaban y después jugaban al fútbol y encima la rompían, no como ahora”. Seguramente yo le daría la razón: lo de hoy es un trabajo, no hay amor en lo que hacen, muy pocos jugadores aman al fútbol.
El ideal del fútbol se convirtió en un vil negocio, ese ideal de divertirse en una cancha y de divertir a la gente que va apreciar un espectáculo de fútbol, se perdió en un mercado persa donde el hincha compra un producto, el futbolista es ese producto, la TV vende su publicidad, el gobierno aprovecha y mete su publicidad con el aval de la AFA y algunos privados hacen lo mismo en los clubes. Las barras bravas manejan otros negocios generando violencia y una pseudo pasión.
El fútbol está allí, sólo y sin poder reír, desprestigiado hasta en mis palabras, que se pierden en un recuerdo hermoso: en una chilena del Enzo, en una gambeta del Diego, en una rabona del “Bichi” o en un caño de Bochini… Allí se pierde mi amor en un recuerdo melancólico.