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Red Internacional
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LA VOZ DEL ESTADIO. Fútbol en el país de Santiago Maldonado

El reclamo de aparición con vida de Santiago Maldonado se extendió por los estadios. No fue el fútbol, por supuesto, sino la legitimidad del reclamo. Pero el grito se hizo potente transversalmente entre los hinchas del fútbol.

Alejandro Wall @alejwall

Jueves 14 de septiembre de 2017

El primero fue Banfield. “Aparición con vida de Santiago Maldonado”, se leía en una bandera del estadio Florencio Sola. Fue el viernes 25 de agosto. El domingo le siguió San Lorenzo. Antes del partido con Racing, la Subcomisión del Hincha mostró el reclamo desde el césped. Un rato después, Temperley dio un paso más.

El equipo -compuesto por jugadores solidarios y comprometidos como Leonardo Di Lorenzo, Ignacio Bollino y Gastón Aguirre, apoyados en una dirigencia valiente- salió con un cartel del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) que tenía la imagen de Santiago y el grito de aparición con vida. A esa hora ya habían pasado 26 días de búsqueda, pero también de encubrimiento, pistas falsas y operaciones que intentaban ahogar una pregunta urgente: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”
Lo que el fútbol mostró –y es lo que pone en valor estos gestos- fue que la preocupación por la desaparición de Santiago durante la represión de Gendarmería en la Pu Lof en Resistencia de Cushamen ya era de una transversalidad insoportable para quienes intentaban encubrir el hecho. Insoportable para el Gobierno.

A los tres días de que se mostraran esas banderas en las canchas de fútbol, El País lo graficaría con un título: “El caso del último desaparecido argentino se convierte en un problema grave para Macri”; y con una foto: la de los jugadores de Temperley, antes de jugar frente a River por la primera fecha del torneo argentino, sosteniendo el cartel del Sipreba por Santiago. En el texto, con la firma del corresponsal del diario español en Buenos Aires, Carlos Cué, se consignaban otras dos repercusiones en el fútbol: la llegada de Nahuel Guzmán con una remera en la que se preguntaba por Santiago, y la respuesta de Jorge Sampaoli, el entrenador de la Selección argentina, ante una consulta de Nicolás Roggero, periodista de la agencia Télam: “Como argentino, para los que vivimos aquella época (por la dictadura) molesta un poco que este tema no esté resuelto”.

Diego Maradona, a lo Maradona, lanzó en un video de cuatro segundos: “Macri, largá a Maldonado”. Unos días antes, en Facebook, había publicado: “Un día más y sigue sin aparecer Santiago Maldonado. Todos los argentinos te esperamos, al igual que a todos los desparecidos!!! #SantiagoMaldonado”. Lionel Messi no se pronunció, pero Antonela Roccuzzo se encargó de colgar en Instagram la convocatoria a la última marcha por Santiago: “Yo también me pregunto dónde está Santiago Maldonado”. En la segunda fecha, el último fin de semana, aparecieron banderas en la cancha de River y Racing, y hubo otras de otros equipos, aunque ninguna tan emotiva (y tan poco difundida) como la que el 2 de septiembre pasado mostraron, celeste como los colores de la camiseta, los jugadores de Belgrano de Córdoba antes de enfrentar a Defensores de Belgrano por la Copa Argentina: “Alberdi también te busca, Santiago”.

Y no sólo el fútbol. Una bandera se vio en Nueva Zelanda –la tomó la transmisión de ESPN- mientras Los Pumas jugaban con los All Blacks por el Rugby Championship, el último sábado. Santiago Darraidou y Nacho Fernández, jugadores de la selección argentina de vóley, también se preguntaron por Santiago. Y el cuerpo técnico hizo lo mismo. El ex futbolista Juan Herbella tuiteó una foto luego de que la Sub-23 obtuvo el Mundial de Egipto: “Felicitaciones a #Argentina #voley por ganar el #Premundial (clasificó a Italia-Bulgaria 18) y a #Velasco por preguntarse #SantiagoMaldonado”. Velasco es Julio Velasco, el entrenador de la selección mayor de vóley.

Como siempre hay alguien con una respuesta obvia a mano, a Herbella le dijeron que qué tenía que ver Maldonado con el voley. De la misma manera reaccionaron algunos con las banderas de Temperley o Banfield o San Lorenzo o Racing. El pataleo pedía que no politicen el fútbol, que no usen al club, que no mezclen las cosas. A San Lorenzo no podían largarle a modo de chicana la pregunta por Julio López: el club también había reclamado por la aparición con vida del testigo contra el represor Miguel Etchecolatz desaparecido en 2006.

No fue el fútbol, por supuesto, sino la legitimidad del reclamo, la gravedad del hecho, la clara responsabilidad del Estado lo que ubicó la desaparición de Santiago en el centro del debate público, incluso hasta llevarlo a las páginas de los diarios del exterior. Pero el fútbol –el deporte, pero sobre todo el fútbol- es una herramienta de masificación extraordinaria. Una propaladora. Lo que el fútbol toca lo lleva a otra dimensión.

El fútbol es un territorio en disputa. Es usado por el poder, pero también por los sectores populares. El fútbol se ríe a carcajadas de aquellos que alguna vez creyeron que era una forma de alienación. “El argumento de que las fuerzas que moviliza el fútbol descansan exclusivamente en las manos de los poderosos y de los Estados para crear una ilusión cae enseguida en contradicción bajo el peso de algunas situaciones donde los clubes, los estadios y las competiciones han actuado como poderosos catalizadores de las protestas y las demandas, excitando antes que anestesiando la conciencia política”, escribió el antropólogo francés Christian Bromberger (“La pasión futbolística y la Copa del Mundo: ¿por qué tanto ruido y tanta furia?”).

Pero, ¿quieren hablar de politización del fútbol? Hablemos. Ahí tenemos a mano a Mauricio Macri, ocho años presidente de Boca, resorte imprescidible para explicar su vida política. Hay otros a mano. Está Fernando Marín, ex gerenciador de Racing. Fernando De Andreis, asambleísta en River. Eugenio Burzaco, secretario de Seguridad y vocal en River. Daniel Angelici, presidente de Boca, y Darío Richarte, uno de sus vicepresidentes con hilos en la AFI. Diego Santilli, que juega en la política de River. Andrés Ibarra, el ministro de Modernización que fue gerente general de Boca. Son sólo algunos que bien podrían ser coronados por Fernando Niembro. Todos, de algún modo, usaron el fútbol como plataforma para llegar al poder pero los que politizan el fútbol, los que mezclan todo, son los que ponen una bandera para reclamar la aparición con vida de un desaparecido.

Reclamar la aparición con vida de Santiago Maldonado es un acto político. Callar su desaparición, en el fútbol y en donde sea, también lo es. Son decisiones, como repetía –para otros asuntos- el técnico Miguel Ángel Russo. Pero ante el silencio, como las paredes y las calles, siempre quedará una tribuna, una bandera colgada de algún alambrado.