El reaccionario régimen qatarí, junto a la mafia de la Federación Internacional de Fútbol, presionaron para impedir que se concrete una mínima protesta contra su política estatal que persigue la homosexualidad como si fuera un delito.
Lunes 21 de noviembre de 2022 18:40
Este lunes, en Qatar, poco antes de que arrancara el partido entre Inglaterra e Irán, se conoció un comunicado conjunto de las federaciones de fútbol británico y galesa. En el mismo se informaba que las selecciones no llevarían a cabo una protesta en contra la discriminación homofóbica que tiene lugar en el Estado de Qatar. Allí, como es públicamente conocido, la relaciones entre personas del mismo sexo son consideradas un delito.
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Esto ya había provocado la condena de la comunidad internacional, sumándose a las otras múltiples críticas que existen contra el régimen qatarí por sus persistentes violaciones sobre las libertades democráticas. Como parte del rechazo, se venía desarrollado la campaña One Love.
Precisamente, como parte de esta campaña, los capitanes de varios equipos europeos de fútbol iban a ingresar a la cancha con un brazalete arcoíris, a modo de protesta contra la homofobia estatal. Sin embargo, con amenaza de sanciones a los equipos que hiciera esta protesta, la FIFA logró doblegar las federaciones de esos países.
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La amenaza de sanción, hay que señalar, es bastante leve. Según informó la federación futbolística de los Países Bajos, el mensaje de la FIFA decía que el capitán que llevara el brazalete OneLove sería penalizado con una tarjeta amarilla.
En el comunicado de Inglaterra y Gales se afirma, entre otras cuestiones, “estábamos preparados para pagar las multas que se aplican normalmente a las violaciones de las regulaciones sobre equipaciones y teníamos el fuerte compromiso de llevar el brazalete. Sin embargo, no podemos poner a nuestros jugadores en la situación de que puedan ser amonestados e incluso obligados a dejar el terreno de juego”. En el mismo texto, agregan "estamos muy frustrados con la decisión de la FIFA, que creemos que no tiene precedentes”.
La decisión constituye un hecho brutal de censura, llevada a cabo con el único fin de no cuestionar la reaccionaria política del régimen qatarí hacia las personas del mismo sexo. De fondo, hay miles de millones de dólares en razones.
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