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Red Internacional
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Gasto militar global récord: se disparó en 2023, tras más de una década sin parar de crecer

Con un aumento de nada menos que un 6,8% en 2023, es la subida más pronunciada en 15 años, alcanzando los 2,4 billones de euros a nivel global, una cuantía que equivale al PIB anual de una potencia económica como Rusia. Mientras los Estados no paran de recortar el gasto social, la industria armamentística se llena los bolsillos.

Juan Carlos Arias

Juan Carlos Arias @as_juancarlos

Martes 23 de abril

La crisis financiera de 2008 trastocó las bases de crecimiento económico de la globalización neoliberal, poniendo en cuestión el neoliberalismo como doctrina económica imperante desde los años 80 del siglo pasado y fue una expresión de que orden mundial dirigido por Estados Unidos se está agotando. Un suceso que abrió nuevos escenarios de tensiones geopolíticas marcadas por guerras comerciales y nuevos conflictos. La guerra en Ucrania y el genocidio en Gaza han supuesto un nuevo salto en este escenario capitalista mundial que ya está marcado por las crisis y las guerras.

En este contexto el gasto militar de los Estados se ha multiplicado exponencialmente durante la última década, destacando muy especialmente los recursos destinados en 2023 a la producción y compra de todo tipo de material bélico: con un récord de un 6,8% más del gasto con respecto a 2022.

Así lo indican los datos recién publicados por el Instituto Internacional de Estocolmo para las Investigación de la Paz (Sipri). En 2023 se han alcanzado cifras de gasto militar obscenas que suponen 2,44 billones de dólares (2,2 billones en euros) de gasto en tanques, aviones, drones, bombas super destructivas, etc. Un gasto equivalente al PIB de una potencia mundial económica del tamaño de Rusia, y prácticamente dos veces el PIB anual del Estado español.

Según el estudio del Sipri, aunque la inversión militar ha aumentado en todas las áreas geográficas del planeta, destacan especialmente los incrementos entre los países imperialistas de Europa, Asia, Oceanía y Oriente Medio, cuestión que no sucedía desde 2009.

Por países se colocan en primera posición Estados Unidos, China y Rusia, algo que no sorprende. Si bien EEUU se encuentra muy por delante del resto con un gasto de 916.000 millones de dólares (37% del gasto mundial), en torno a tres veces el presupuesto del Estado español con el que se cubren todos los gastos sociales anuales (pensiones, sanidad, educación, etc.). China (12% del gasto mundial) alcanzó los 296.000 millones, mientras Rusia (4,5% del gasto mundial) invirtió 109.000 millones de dólares.

La UE gran protagonista de una carrera armamentística que es mundial

En la Unión Europea se ha disparado el entusiasmo y el delirio belicista por parte de los gobiernos de todo pelaje político. Incluyendo y de manera muy destacada también al Gobierno neoliberal “progresista” de Sánchez y ahora Sumar, antes también con Unidas Podemos. El propio Podemos se sumó a la causa belicista al no romper con el Gobierno que la engendraba y tragarse todos los sapos necesarios, incluyendo el crecimiento del 26% del presupuesto militar en los últimos presupuestos aprobados conjuntamente y la cumbre militarista de la OTAN celebrada en Madrid con todos los parabienes necesarios.

La guerra reaccionaria de Putin en Ucrania ha servido para justificar la reacción militarista en Europa, que ya estaba en marcha mucho antes al calor de la presión de los EEUU en el seno de la OTAN, para que alcanzaran un mínimo de conjunto del 2% de su PIB en gasto militar, y con las tensiones geoestratégicas con Rusia y sobre todo con China.

Los datos del Sipri demuestran que el continente europeo incrementó el gasto un 16% en un solo año (un 10% sin contar a Ucrania y Rusia). Todo ello en un contexto, 2023, de estancamiento económico en Europa, prácticamente en recesión de conjunto, y mientras se anuncia la vuelta a las políticas de disciplina fiscal y ajustes presupuestarios, que harán sufrir a las mayorías sociales por el recorte en los servicios públicos esenciales.

Este incremento en gasto militar ubica al continente por encima del incremento del gasto militar de otras zonas geográficas como Oriente Próximo (9%) o América (2,2%) En África también se está disparando el gasto (22%) en un contexto de golpes militares y nuevas guerras en su suelo provocadas por los intereses de los países imperialistas, incluidos los europeos.

La ofensiva de la OTAN —uno de los agentes activos más destacados del riesgo de conflicto armado mundial, para garantizar sus intereses imperialistas y sobre todo los de EEUU— se traduce en que el año pasado los 31 miembros gastaron nada menos que 1,34 billones de dólares (55% gasto mundial). Teniendo en cuenta que Estados Unidos el que más gastó, cubriendo el 68% del gasto total de la OTAN. Sin embargo, la práctica totalidad de los países miembros aumentaron sus presupuestos militares hasta hacer que su participación conjunta represente el 28% del gasto total militar de la OTAN, la más alta en una década. El 4% que quedaría lo cubren Canadá y Turquía. Es decir que los Estados Unidos han conseguido externalizar sus gastos militares, además de alimentar su industria bélica, en la defensa de sus intereses imperialistas, al lograr que los países europeos se hagan más copartícipes de los gastos que sostienen el aparato militar de la OTAN.

La ministra española Margarita Robles, y por extensión el conjunto del Gobierno “progresista”, se ha convertido en una entusiasta incombustible de la expansión militarista sostenida en el seno de la OTAN para que los estados alcancen el 2% o más, ese es el suelo de gasto, del coste de su PIB en armamento. Este objetivo ha sido ya alcanzado por 11 de los 31 miembros de la OTAN, aunque aquí se hacen muchas trampas presupuestarias para no incluir todos los gastos militares en el cómputo, cuando en muchos casos, así pasa en el caso del Estado español, ya se han alcanzado ese 2% si se incluyeran todos los costes militares reales.

La expansión de los gastos militares como una epidemia está contagiando al conjunto de los países ante las posibles amenazas de los Estados vecinos. Así, frente al incremento del gasto militar de China, Japón lo ha aumentado un 11% respecto a 2022, mismo porcentaje que Taiwán.

El Estado genocida de Israel ha incrementado un 24% nada menos sus gastos militares para ejecutar el genocidio en Gaza, hasta alcanzar los 27.500 millones de dólares en 2023, segundo mayor incremento del área detrás de Arabia Saudí. Por otra parte, Ucrania, como otro foco del conflicto bélico mundial, ha aumentado sus gastos militares un 51% hasta alcanzar los 64.800 millones, prácticamente una economía de guerra al destinar el 37% de su PIB a gastos de armamento. Gran parte de la misma sostenida financieramente por el imperialismo europeo y norteamericano a la espera de poder cobrar sus beneficios y reportando enormes ganancias a la industria bélica. En total el gasto en Ucrania supone el 91% del gasto destinado en Rusia

Los datos oficiales del Estado español, muy recortados porque no se computan muchos de ellos, incluidas las inversiones con créditos presupuestarios extraordinarios destinados a programas de compras de armas muy sofisticadas y caras, alcanzó en 2023 23.700 millones de dólares (aproximadamente 22.200 millones de euros), prácticamente lo mismo que se gasta en dos mensualidades ordinarias de las pensiones contributivas. Manteniendo la posición diecisiete a escala mundial por nivel de gasto militar. Esas cifras suponen un aumento del 9,8% respecto de 2022 y un 42% de incremento sobre la última década. La pregunta es qué gasto social ha adquirido estas dimensiones de crecimiento, teniendo en cuenta además el 26% de incremento del gasto en los presupuestos de 2023.

"En un mundo en crisis, donde suenan tambores de guerra y avanza la crisis ecosocial, la única salida para un futuro que merezca ser vivido es anticapitalista y socialista"

Como decíamos en una declaración reciente, ante el camino de guerra, la crisis social y la destrucción del planeta a que nos lleva el capitalismo. Con la claudicación política de la izquierda reformista, en el marco del crecimiento de las tendencias militaristas y el fuerte peligro de expansión de los conflictos en las zonas de guerra abierta como Ucrania o el impune genocidio de Gaza: "es necesario hacer resurgir las mejores tradiciones de oposición a la OTAN y el militarismo del imperialismo español y europeo. La izquierda anticapitalista, el movimiento obrero a través del sindicalismo combativo y la militancia de base de los sindicatos mayoritarios, la organizaciones juveniles y de mujeres, tienen que poner la bases de un gran movimiento en contra del rearme imperialista y la escalada militarista del gobierno español, del PP y Vox, todos ellos alineados claramente con las políticas imperialistas y militaristas a los que hay que hacer frente de manera decidida y urgente".


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Juan Carlos Arias

Nació en Madrid en 1960. Es trabajador público desde hace más de 30 años y delegado sindical por UGT de la Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid. Es columnista habitual de Izquierda Diario en las secciones de Política y Economía. milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.

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