Luego de que se probara el incumplimiento del beneficio del arresto domiciliario, algo que parece habitual en la ciudad que es el mayor hogar de genocidas con prisión domiciliaria del país, Luis Ángel Firpo fue trasladado desde su casa de Mar del Plata a una celda en cárcel común en la Unidad Penal 34 de Campo de Mayo.
Sábado 28 de noviembre de 2020 22:41
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°4 de San Martín revocó la prisión domiciliaria que gozaba desde el 2014 Luis Ángel Firpo, juzgado por crímenes de lesa humanidad contra militantes de la organización Montoneros que participaron en la denominada "Contraofensiva”, nombre con el que se llamó al regreso de un grupo de militantes montoneros al país, entre 1979 y 1980. Firpo está procesado por ser partícipe primario de 43 privaciones ilegítimas de la libertad, 43 tormentos y once homicidios.
El ex Teniente Coronel debía cumplir su arresto en la casa de la calle Brandsen 4609 del Barrio Nueva Pompeya de la Ciudad de Mar del Plata. Pero este pasado domingo fue fotografiado realizando compras en un supermercado chino cercano a su casa. Y se pudo conocer a partir del relato de vecinos que sus salidas eran habituales, y que solía “salir a caminar por barrio”.
Las fotos que prueban la violación del beneficio fueron mostradas en la audiencia de este jueves durante el alegato de la fiscal Gabriela Sosti quien transmitió la información que había recibido el día anterior desde la Unidad Fiscal especializada en crímenes contra la humanidad, sobre la confirmación del comportamiento violatorio de Firpo. Sosti aportó al TOF número 4 varias fotos, “que prueban que el imputado se estaría burlando de la Justicia. Lo que habilita a pensar que esta es una modalidad sistemática”.
Pablo Llonto, abogado de la querella añadió a las razones de Sosti “el grado de peligrosidad de estos genocidas deambulando por las calles. No nos importa su edad. Es un riesgo que representan para los testigos, los sobrevivientes, las familias de las víctimas”.
Al finalizar el alegato de la fiscal, los jueces decidieron dar curso a la solicitud y ordenaron que el imputado sea trasladado desde su casa de Mar del Plata a una celda en cárcel común en la Unidad Penal 34 de Campo de Mayo.
“Contraofensiva Montonera”
El tribunal a cargo es el TOF N° 4 de San Martin. En ella son juzgados los delitos de lesa humanidad cometidos a 91 víctimas entre 1979 y 1980, en el marco de la Contraofensiva de la organización Montoneros.
En ella están acusados: Luis Ángel Firpo quien fue jefe de la Central Contrainteligencia y jefe de la División Seguridad del Batallón de Inteligencia 601 desde el 3 de diciembre de 1974 hasta el 31 de agosto de 1980. La lista de acusados la completan Roberto Dambrossi jefe de la Compañía de Actividades Psicológicas también en el 601, Eduardo Ascheri, ex jefe de la División Planes del Departamento de Inteligencia (G2) del Comando de Institutos Militares; Jorge Bano, ex jefe de la División Operaciones del mismo departamento; Carlos Casuccio, quien entre 1979 y 1980 fue segundo jefe del Destacamento 201 de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares; en el mismo tiempo Raúl Muñoz dirigió el Departamento Personal (G1) del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares, Marcelo Cinto Courtaux la Sección Primera de Ejecución del 201 y Alberto Sotomayor, la Sección Segunda de todo el destacamento.
En la causa se investigan delitos de lesa humanidad cometidos a víctimas secuestradas en distintos lugares del país y en el exterior, lo que da cuenta del despliegue organizado y planificado del accionar represivo del terrorismo de Estado, a través de tareas de espionaje y persecución a militantes de Montoneros. El núcleo del accionar represivo y sistemático está identificado en el Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo.
Esta causa permite mostrar gran parte del organigrama para entender que la inteligencia no era solo obtener información bajo tortura, sino también hacer contrainteligencia, generar noticias simuladas y hacerlas circular en los medios de comunicación y hacer tareas de infiltración, entre otras.
Para la fiscal, la causa tiene la particularidad de que el eje de los crímenes está puesto en que "se juzga a la Inteligencia, sin lugar a dudas la estructura responsable del diseño del exterminio" que la última dictadura cívico militar desplegó no solo sobre los participantes de la Contraofensiva, sino sobre toda la población objetivo del genocidio.
"La Inteligencia, fundamentalmente a cargo del Ejército, organizó un sistema que comunicó los diferentes puntos del país y por el que circuló absolutamente toda la información sobre la militancia que fue blanco del plan sistemático. Eso fue lo que hizo posible que se cumpliera con éxito el desafío de la dictadura", amplió Sosti.
El rol del batallón de inteligencia 601
Es importante mencionar qué rol cumplía el batallón de inteligencia 601 (BI601) en el cual fue jefe de la división de seguridad Firpo: desde allí se coordinaba el análisis de la información obtenida mediante tortura en los más de 200 centros clandestinos de detención (solo en Bs As y CABA) y a través de las infiltraciones de agentes en los diferentes sectores de la sociedad, como sindicatos, universidades y fábricas.
El BI 601 era quien establecía las prioridades operacionales, organismos responsables, niveles de coordinación y la subordinación del resto de las fuerzas (policiales, Gendarmería Nacional, Prefectura Nacional y demás organismos de seguridad) para la eficaz implementación de todo el aparato represivo.
El único lugar para los genocidas es la cárcel común
La justicia con sus prisiones domiciliarias deja un mensaje de impunidad sumamente peligroso, trasmite que no importa si cometes delitos de lesa humanidad, realizas planes sistemático de exterminio desde el estado, secuestras y torturas gente, igualmente vas a tener el privilegio de envejecer en casa cuidando a tus nietos.
Firpo no es el único genocida que goza del arresto domiciliario y lo viola en Mar del Plata, por lo que tenemos que seguir luchando por cárcel común perpetua y efectiva para todos los genocidas.