25 obreros detenidos hace más de 48 horas. Trasladados como animales en un camión sin patente, de madrugada, paseando más de 7 horas por distintos puntos, hasta ser alojados en un penal, sin causa ni condena.
Verónica Valdez @valveritos
Sábado 23 de diciembre de 2017

“Se me puso la piel de gallina, porque fue así cómo nos llevaron en la noche del apagón. De noche, sin identificarse quienes hacían el operativo, sin decir a dónde íbamos. Y las familias con esa angustia, sin sus familiares que son arrancados de su lado”, señaló el ex detenido de la noche del apagón en Ledesma, Oscar Alfaro, en la conferencia de prensa realizada en la mañana del viernes por diputados del Frente de Izquierda y otras organizaciones, en referencia al operativo utilizado para trasladar a los 25 obreros del Ingenio La Esperanza, arrestados el miércoles luego de una brutal represión, al penal de Alto Comedero donde permanecen hasta el momento de manera arbitraria e ilegal.
No es para menos. Desde el miércoles, 25 obreros que fueron arrestados en el marco de una protesta contra 338 despidos, por la falta de pago de la segunda quincena de noviembre, parte de diciembre y el premio de zafra, sufren una saña inusitada que sólo puede explicarse por la sed de venganza de un gobierno y un régimen clasista y racista, con un operativo que viola las más mínima garantías democráticas, donde el gobernador Gerardo Morales se maneja con la prepotencia del amo y señor de un feudo dispuesto a castigar sin piedad a quienes desobedecen sus caprichos.
El castigo elegido en este caso es arrancar de sus familias a 25 obreros en los festejos de navidad, pretendiendo incluso dejarlos presos hasta fin de año, como aseguró el impune fiscal Lello Sánchez a la diputada Natalia Morales. Mientras, extorsionan al resto de los trabajadores para que acepten los despidos.
En estos momentos los 25 trabajadores, entre los que se encuentran el Secretario General y Adjunto del Sindicato, siguen detenidos en el penal de Alto Comedero de manera totalmente irregular, habiendo pasado las 48 horas establecidas por la ley sin ser indagados ni haber sido debidamente notificados de las causas que les imputan, violando el derecho a la legítima defensa y el principio de inocencia.
En el penal niegan el acceso a visitar a los detenidos a organismos de derechos humanos, abogados y diputados, como denunciaron los legisladores del Frente de Izquierda el viernes, por una disposición arbitraria de los fiscales Lello Sánchez y Silvia Farall que establece la prohibición de ingreso a toda persona que no sea familiar directo. Fiscales que toman atribuciones de jueces y violan todas las garantías constitucionales.
Luego de una larga insistencia, en la tarde del viernes finalmente los diputados del PTS – Frente de Izquierda, Natalia Morales y Eduardo Hernández, junto a las abogadas Maia Hirsch y Lorena Mamaní del CeProDH, pudieron ingresar a ver a los detenidos. El estremecedor relato de los trabajadores da cuenta de la impunidad del régimen policíaco de Morales, un régimen a la medida de los dueños de la provincia.
Detenciones arbitrarias
La mayoría de los trabajadores fueron detenidos en el marco de la represión en la ruta, donde luego de soportar los palos de la montada, los gases y disparos con balas de goma a la altura de la cabeza, los detenidos fueron brutalmente golpeados.
Fiel a su saña asesina y antiobrera, la policía amenazó de muerte a los detenidos, “movete o te vuelo la cabeza” dijeron apretando sus revólveres en la cabeza de los obreros. Otros fueron arrestados por las calles de San Pedro y La Esperanza en lo que fue una verdadera caza de brujas.
Un obrero mayor comenta cómo lo arrojaron al piso donde varios uniformados lo “reventaron a patadas”. Otro denuncia golpes en el ojo, espalda y estómago. Entre los detenidos se encuentra el hijo de un obrero que se acercó a la ruta para buscar a su padre y fue arrestado por el sólo hecho de estar allí.
Fueron alojados durante el día del miércoles en distintas comisarías de San Pedro, La Esperanza y La Mendieta. La peor parte se la llevaron quienes estuvieron en esta última comisaría donde, además de todas las vejaciones, los uniformados obligaron, bajo amenaza de golpes y tortura, a los trabajadores a firmar una hoja con denuncias de las que sólo daban a conocer el número de artículo.
Las supuestas causas que les imputan, de las cuales no fueron debidamente notificados para ejercer el derecho a la defensa, son por “daños agravados” y “entorpecimiento de la función pública”, cuando la mayoría de los obreros fueron detenidos en la ruta, previo a que se produjera la rotura de vidrios en el juzgado de San Pedro, por lo cual es imposible que hayan participado de esos “daños agravados”.
Los trabajadores permanecieron todo el día alojados en estas comisarías. Alrededor de las 9 de la noche, cuando los dirigentes del Sindicato se presentaron a la justicia y quedaron detenidos, en las comisarías informaron a los familiares que los obreros serían liberados por la mañana y que podían retirarse para volver temprano. La mayoría se retiró y se enteró durante la madrugada de la angustiante noticia del traslado de sus seres queridos, sin saber a dónde se los llevaban.
El circuito de la dictadura
El traslado inició alrededor de las 11 de la noche. Subieron a los trabajadores a un camión sin patente, con las manos precintadas, atravesando un pasillo de uniformados que los pateaban, golpeaban y arrojaban como bolsas al interior del móvil.
Trabajadores de 40, 50 y 60 años de edad, que desde hace más de 20 y 30 años dejan la vida en las extenuantes jornadas zafreras donde se trabaja de lunes a lunes, 8 horas en la fábrica y 12 en el campo, por seis largos meses, fueron subidos a un camión en el que los pasearon durante más de 7 horas, apiñados como ganado, en cuclillas, soportando calambres en sus cuerpos heridos por la balacera y los golpes policiales.
Como en las noches de los apagones del terror, los llevaron a la central de policía, a distintas comisarías, hasta que horas más tarde, ya en el penal ubicado en el barrio Alto Comedero, los mantuvieron en el camión e hicieron bajar de a cinco por vez. Uno de los últimos obreros detenidos terminó de ingresar al penal a las 7 de la mañana del jueves.
Obreros heridos que pasaron horas sin recibir la atención médica necesaria por las serias heridas de la represión y por problemas de salud propios de personas de avanzada edad.
El neo-apartheid de Gerardo Morales
Pero la saña racista y antiobrera de Gerardo Morales, sus jueces, fiscales y policías no conoce de límites. Detrás de los slogans de “paz y unión” republicanas se esconde un destrato con profundas raíces clasistas y raciales contra los trabajadores. Por eso se regocija separando a 25 trabajadores de sus familiares y seres queridos en las fiestas de navidad y año nuevo.
No hay precedentes, salvo bajo gobiernos dictatoriales, que sin ninguna causa firme se mantenga a los trabajadores detenidos en un penal.
El gobierno de Gerardo Morales ya tiene acusaciones y pronunciamientos de organismos de derechos humanos internacionales, como la CIDH, por la prisión ilegal de Milagro Sala, y por el avasallamiento sistemático de las libertades democráticas. Ha convertido a Jujuy, como hemos denunciado, en un laboratorio de represión e impunidad.
El régimen que se vive en la provincia tiene similitudes con la situación de Sudáfrica bajo el apartheid. Un sistema basado en la segregación racial, que parte de guiarse por el color de piel para medir las libertades de grupos sociales, así como las condenas. Pero el patrón de hacienda Morales tendrá que entender que no vamos a permitir que en la Argentina haya una ley para los blancos y otra para los trabajadores y kollas.
¡Libertad a los trabajadores!
Aunque los medios de comunicación hegemónicos de la provincia lo oculten, los azucareros y sus familias siguen de pie, peleando por la libertad de los detenidos y contra los despidos, en defensa del Ingenio -pulmón productivo de los pueblos de La Esperanza y San Pedro- como lo hacen desde hace 19 años.
En la mañana del jueves una multitudinaria marcha de 1.500 trabajadores, familias, organizaciones sindicales, de derechos humanos, políticas y sociales recorrió las calles de La Esperanza y San Pedro hasta el juzgado donde exigieron la liberación inmediata de los detenidos.
Ante la impunidad de fiscales y jueces, en la noche del viernes las aguerridas mujeres, esposas, hijas y familiares de los trabajadores, volvieron a ganar las calles de los pueblos ramaleños al grito de ¡libertad a los trabajadores!
Ellas, dulces como el azúcar y resistentes como la caña, tienen una larga experiencia en la primera línea junto a sus abuelos, padres, esposos y hermanos, defendiendo el ingenio y los puestos de trabajo. No están dispuestas a dar el brazo a torcer. Y no están solas, cuentan con el extendido apoyo del pueblo de La Esperanza y de San Pedro.
Una consigna empezó a ganar fuerza en las calles, a pesar de la represión y la persecución del gobierno, si la toman los trabajadores, mujeres y jóvenes de la provincia y el país se puede derrotar a Morales y su política de volver Jujuy un laboratorio de represión e impunidad “vamos por una navidad sin presos políticos, ni despidos”.