El arco de alianzas tejidas por Gustavo Petro en el marco del llamado “acuerdo nacional” le permitirá tener una holgada mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes. Prácticamente los únicos que quedaron fuera son los del Centro Democrático, pero han entrado los partidos tradicionales que van desde el Partido Conservador, Partido de la U, Partido Liberal, entre otros, que han sido base de coaliciones de gobiernos como los de Uribe, Santos y Duque, sumándose Centro Esperanza, Partido Comunes y otros menores.
Jueves 21 de julio de 2022 23:52
Pese a que Petro y el Pacto Histórico no obtuvieron en las urnas el pasado 13 de marzo las mayorías legislativas, las alianzas forjadas en las semanas siguientes a su elección le permitirán contar, al menos en el papel, con los apoyos suficientes en Senado y la Cámara de Representantes. En el Congreso que instala Petro tendrá el apoyo de 78 de los 108 senadores, y de 136 que podría elevarse a 140 de los 186 representantes a la Cámara.
Es lo que escribimos una vez definidas las elecciones presidenciales, Gustavo Petro se vería obligado a crear amplias coaliciones en ambas cámaras del Congreso para poder gobernar estrechando alianzas con sectores más tradicionales, ya que tanto para senadores como para diputados no había alcanzado una fuerte representación más allá de que creciera en escaños. Sin embargo, estas coaliciones han ido mucho más allá de lo esperado incluso para sus propios electores, al incorporar a partidos que han sido base de coaliciones de gobiernos recientes. En otras palabras, con buena parte del establishment político tradicional.
En las elecciones de marzo el Pacto Histórico logró 20 escaños en el Senado y 28 en la Cámara de Representantes, pero Petro logró ampliar su base de apoyo gracias a alianzas con los partidos Liberal, Conservador, De la U, Alianza Verde, ASI, Comunes, Mais, Aico, Colombia Renaciente, Fuerza Ciudadana y Gente en Movimiento. De los 16 escaños de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz (Citrep) en la Cámara de Representantes, elegidas por primera vez este año, nueve se sumaron a la alianza de Petro y siete no han definido de qué lado caerán, junto con partidos como Cambio Radical, Mira y Nuevo Liberalismo, entre otros.
Las cuentas a favor de la coalición del entrante gobierno de Petro en el Senado arranca con la base de los 20 legisladores que en los comicios de marzo anterior obtuvo el Pacto Histórico; a ellos se sumarán los 15 senadores del Partido Conservador. También tendrá de su lado los 14 votos de los senadores liberales; asimismo, hay que contar para esa coalición legislativa los 13 votos de Centro Esperanza y los 10 senadores del Partido de La U, que se completarían con los cinco senadores del Partido Comunes, así como los dos escaños indígenas que tienen en esta corporación los partidos AICO y MAIS.
En la Cámara de diputados la coalición de gobierno se edifica a partir del Pacto Histórico con sus 28 diputados, y de la cual hace parte la mayoría de colectividades que consiguieron más lugares en la cámara de diputados, en esta alianza durante las legislativas. A esto se suman los 32 representantes del Partido Liberal, que es la fuerza mayoritaria en la Cámara; el Partido Conservador con 24 escaños, el Partido de la U con 16 y la Alianza Verde con 11. En tanto que el Partido Comunes, si bien no ha llegado a un acuerdo con el gobierno de Gustavo Petro para hacer parte de la coalición, ha manifestado que apoya sus políticas, por eso se cuentan sus cinco lugares diputados. A esta cuenta se suma una serie de colectividades minoritarias como Fuerza Ciudadana, con un representante; Coalición de la Esperanza, con dos representantes; los dos escaños de la Circunscripción Especial Afrocolombiana; al menos 10 de los representantes que fueron elegidos por la Circunscripción Especial de Víctimas, y otras agrupaciones menores.
Con todas las alianzas que terminó de articular Petro, la oposición parlamentaria queda reducida hasta ahora al partido Centro Democrático del Uribismo, con una bancada de 13 senadores y 15 representantes a la Cámara y otras pequeñas organizaciones políticas, pues tanto en el Senado como en la Cámara de diputados se declaran como “independientes” frente al nuevo gobierno, el Partido MIRA, Colombia Justa Libres y Cambio Radical.
Este miércoles quedó instalado el Senado con la elección como presidente de dicha cámara Roy Barrieras con 92 votos a favor, 11 en blanco y 2 nulos, como estaba pactado según los acuerdos entre los partidos políticos del Congreso. El nuevo escudero de Petro en el Senado llegó a dicha cámara por primera vez en 2006 con el partido Cambio Radical, luego se pasó al Partido de la U, donde fue uribista y luego apoyó al gobierno de Juan Manuel Santos, manteniéndose en la oposición en el gobierno de Duque. Allí se acercó a Petro y se volvió a reelegir con el Pacto Histórico, pues se hizo expulsar del Partido de la U. Toda una lectura de las alianzas que tejió Petro antes de las elecciones legislativas de marzo y que ha profundizado una vez que fue electo presidente de Colombia. En la primera vicepresidencia fue elegido Miguel Ángel Pinto (del Partido Liberal, aliado de Petro) y de segundo vicepresidente Honorio Henríquez del uribista Centro Democrático que le corresponde por ser primera oposición.
Al cierre de este artículo se terminaba de definir la composición de la Cámara de Representantes. Como ya se había preanunciado David Racero, de la coalición Pacto Histórico, fue elegido como presidente y en la secretaría general estará Jaime Luis Lacouture, exmagistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE). Asimismo, el Partido Verde y la Liga de Gobernantes Anticorrupción, partido del excandidato presidencial Rodolfo Hernández, ocuparán un lugar en la mesa. El movimiento “polémico” estuvo en la jugada de Lacouture, quien, en menos de un día, pasó de ser magistrado del CNE a ser el secretario general de la Cámara.
Las coaliciones parlamentarias como los primeros ministros anunciados prefiguran el gobierno de Petro
El próximo 7 de agosto Gustavo Petro asume la presidencia de Colombia concentrando muchas expectativas para amplios sectores de la población sobre quienes siembran esperanzas. Todo el período electoral se realizó bajo el espectro de las rebeliones del 2019 y del 2021 que enfrentó al Gobierno de Iván Duque y el régimen político. Una explosión social sin precedentes en un país donde se fueron acumulando tensiones internas a la par del acentuado deterioro de las condiciones de vida de millones de personas, acelerando un proceso que tuvo como resultado la irrupción del movimiento de masas que estremeció a toda Colombia.
Desde entonces el clima político dio un giro brusco y consecuentemente el electoral, hacia donde buscaron encauzar la explosión social, temerosos que una caída abrupta del gobierno de Iván Duque abriera una crisis sin precedente y envalentonara al movimiento de masas a ir por más. Desde la explosión social, Gustavo Petro era el mejor posicionado para capitalizar el malestar de la revuelta y así se expresó en las urnas, pero para hacerse más potable fue estableciendo alianzas políticas con sectores tradicionales haciendo un corrimiento cada vez más hacia el centro político. El futuro flamante ministro de educación de Petro ya lo había afirmado: “Hay mucho malestar. Podría ser mejor tener una explosión controlada con Petro que dejar el volcán embotellado. El país está pidiendo un cambio”.
Petro llega más condicionado por todas sus alianzas, pero por voluntad propia y orientación política del tipo de gobierno que quiere establecer, buscando acomodarse entre los gruesos sectores económicos. Todo esto se reafirma si tomamos en cuenta el elenco que ya ha anunciado para ministerios claves para su nuevo gobierno, como por ejemplo José Antonio Ocampo, asesor de la Coalición Centro Esperanza, quien actualmente se desempeña como profesor de la Universidad de Columbia. Forma parte del mismo grupo de José Stiglitz, al que pertenece el recién renunciado ministro de economía argentino Martín Guzmán, que bien supo seguir las recetas del FMI. El nombramiento de Ocampo fue ampliamente elogiado por buena parte del establishment colombiano, pues viene de ser codirector del Banco de la República y fue ministro del gobierno de Gaviria y también de Ernesto Samper.
Para ministro de Relaciones Exteriores lleva a Álvaro Leyva, oriundo del Partido Conservador, quien fue ministro de Minas y Energía de Colombia entre 1984 y 1985 durante el gobierno de Belisario Betancourt, y fue un hombre de confianza del expresidente Juan Manuel Santos en las negociaciones con las FARC.
Para ministro de Educación lleva a Alejandro Gaviria, un ex rector de la privada Universidad de Los Andes y con buena relación con el Partido Liberal; luego fue precandidato presidencial y participó en la consulta interpartidista de la Coalición Centro Esperanza que se realizó el 13 de marzo. Fue Jefe de División del Departamento Nacional de Planeación (DNP) del Gobierno de Samper, subdirector de Fedesarrollo del Gobierno Pastrana, subdirector del DNP con el Gobierno Uribe y ministro del Gobierno Santos.
Para el ministerio de Agricultura ha nombrado a Cecilia López, integrante del Partido Liberal, una economista que ya estuvo en la cartera de Agricultura en el gobierno de Ernesto Samper. Igualmente fue ministra de Ambiente y directora de Planeación Nacional, además entre 1985 y 1988 fue embajadora de Colombia en los Países Bajos.
No deja de ser menos clave la designación del nuevo embajador ante Estados Unidos, colocando a Luis Gilberto Murillo Urrutia, quien fue Ministro del Gobierno Santos, y asesor externo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), un organismo que recibe directrices estratégicas del Departamento de Estado y es encargada de distribuir la mayor parte de la ayuda exterior de carácter no-militar. Además, es miembro del Banco Interamericano de Desarrollo y revisor del Banco Mundial.
Luego ha nombrado para ministerios como de Cultura, Ambiente y Desarrollo Sostenible, Salud a representantes más bien del entorno del Pacto Histórico, además del Ministerio de la Igualdad y Mujer que lo ocupará la vicepresidenta Francia Márquez. Aún falta nombrar quienes estarán a la cabeza de ministerios claves como el de Defensa, Ministerio de Interior, Ministerio de Justicia, además de Comercio e Industria, Minas y Energía, entre muchos otros.
Si bien la llegada de Petro a la presidencia corta toda una etapa en un país donde la derecha tradicional nunca había perdido las riendas políticas, manteniendo históricamente su alineamiento con Estados Unidos y constituyendo uno de sus principales bastiones en la región, con el arco de alianzas y coaliciones establecidas con buena parte de los partidos tradicionales no se prefigura más que una nueva frustración para el movimiento de masas que ha sembrado sus expectativas en un camino que poco se diferenciará del ya recorrido por Gabriel Boric en Chile.