El pasado viernes agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) detuvieron a Daniel Ramírez Medina, de 23 años de edad.
Miércoles 15 de febrero de 2017
El pasado viernes los agentes llegaron a casa de Daniel Ramírez medina de 23 años a detener a su padre; sin embargo, también se le llevó a él. Daniel, de origen mexicano, llegó a Estados Unidos sin documentos cuando era niño y durante la administración de Barack Obama obtuvo un permiso para trabajar mediante el programa Acción Diferida para Jóvenes que llegaron en la infancia (DACA por sus siglas en inglés).
A quienes llegaron en la niñez o juventud acompañando a sus padres se les conoce como dreamers (soñadores) y están amparados por el programa DACA. El programa asegura que no serán deportados, pueden solicitar permiso de trabajo por dos años (renovable), pueden pedir un número del Seguro Social y pueden sacar licencia de manejar.
Daniel se convirtió en el primer dreamer detenido por autoridades migratorias bajo la administración del recién presidente electo, Donald Trump.
Matt Adams, director legal del Proyecto Noroeste de Derechos Migratorios confirmó que Daniel es el primer joven detenido a pesar de contar con la protección del programa DACA.
Se ha exigido la liberación inmediata de Daniel, retenido en Tacoma, Washington, argumentando que Donald Trump no ha eliminado el programa que acoge a 750,000 jóvenes inmigrantes que antes eran indocumentados.
Los dreamers protagonizaron durante parte de la administración de Barack Obama una lucha por la reforma migratoria, no sólo para ellos que llegaron a Estados Unidos siendo niños, sino también para sus familiares. Ahora se vuelve importante retomar la unidad de los jóvenes que llegaron a Estados Unidos junto con los demás migrantes que se encuentran vulnerables ante las amenazas de Donald Trump de deportarlos.
Es necesario poner en pie un gran movimiento contra las deportaciones y el muro de Trump -independiente de los partidos que han perpetrado la entrega de recursos al imperialismo-, que luche por plenos derechos para los migrantes y por el libre tránsito a través de los países de la región. Un movimiento en el que tomen parte quienes vienen resistiendo los ataques de Trump en Estados Unidos –como los sioux, los trabajadores migrantes, los maestros que protegen a los hijos de los migrantes y las mujeres, entre otros–, así como quienes han protagonizado en México las movilizaciones contra el gasolinazo de Peña Nieto y las trasnacionales.
Un movimiento que trascienda fronteras y levante como propia también la bandera de la desmilitarización de México, Centroamérica y toda América Latina y que luche por acabar con la injerencia del imperialismo estadounidense en todo el continente.