Con más de un año de haber presentado el proyecto de reforma a las pensiones sin aprobarse aún, Piñera busca que se apruebe lo antes posible con modificaciones que aporten más a maquillar el modelo para así defender las ganancias de las AFP y disminuir la medida en que estas sean un punto de discusión en la próxima convención constitucional.
Martes 9 de marzo de 2021
Es recurrente que los medios de comunicación tradicionales presenten las reformas cosméticas como reformas profundas y estructurales. Lamentablemente se ha vuelto normal también que uno que otro medio de izquierda les siga los pasos. Aquí y allá se ha buscado presentar así el proyecto de reforma a las pensiones con las indicaciones actuales.
Este lunes comenzaron a discutirse las indicaciones del gobierno a través de la Comisión del Trabajo en el Senado. La sesión duró alrededor de tres horas y se seguirá discutiendo en la misma instancia por el momento. En particular las indicaciones refieren a dos puntos: un aumento en la cotización y una alza de cobertura del Pilar Solidario.
El primer punto, el aumento en la cotización, apuntaría a aumentar un 6% gradualmente en 12 años. Supuestamente esto estaría como cargo al empleador, pero las patronales en Chile tienen mil y una herramientas para no disminuir sus ganancias y descargar el peso de ese 6% sobre nuestros hombros por otras vías: aumento de la exigencia para producir más en menos tiempo, eliminación o disminución de bonos, o simplemente nuevos contratos más precarios facilitados por la rotación laboral.
El segundo punto, referente a un alza de cobertura del Pilar Solidario ampliaría una cobertura del 60% al 80% de la población vulnerable (los criterios que definen a esa población vulnerable también pueden modificarse en el tiempo), y la Pensión Básica Solidaria aumentaría a 177.000 pesos, muy por debajo del valor de la canasta básica familiar.
En suma, la oposición y el gobierno se debaten entre mantener un sistema miserable o uno un poco menos miserable. Todo esto se da ad portas de las votaciones para elegir constituyentes y con el intento rondando actualmente de un tercer retiro de 10% de las AFP. En un momento como este, el apuro del gobierno para aprobar esta nueva reforma cosmética apunta a darle oxígeno a las AFP como sistema principal de pensiones en Chile, para mantener ese negocio y perpetuar el régimen de capitalización individual legado de la dictadura. ¡Como si no bastara con todas las trabas ya existentes en el proceso constitucional!
Una reforma realmente profunda y estructural, y no una pantalla de humo, en lugar de exigir aumentos de cotizaciones para las pensiones buscaría que ese dinero se destinase a aumentar los sueldos que desde ya son bajos, y podría financiar las pensiones con impuestos a las grandes empresas y transnacionales, como la megaminería para la cual la evasión de impuestos es algo prácticamente legal. Y todo esto con la eliminación del sistema de capitalización individual de las AFP, fortaleciendo un sistema tripartito que no se base en una mayor explotación para quienes trabajan.
El motivo de esta reforma y sus indicaciones es la típica estrategia de los partidos de los 30 años de “cambiar algo para que nada cambie”, pequeñas modificaciones que no tocan en absoluto lo estructural pero lo venden hacia afuera como tal. La oposición pareciera no sólo ir en camino a aportar a esta estrategia (que en parte es la suya propia hace décadas), sino que también parece ir en camino a darle oxígeno al mismo Piñera cuya aprobación no pasa del 15%, pero que ha ido en aumento bajo la misma lógica.