En lo que el gobierno calificó como un retiro acotado a ciertas situaciones excepcionales, se presentó un proyecto de ley para que se pueda echar manos a los fondos previsionales. Estas excepcionalidades incluyen el pago de la pensión de alimentos, pago de deudas financieras y de servicios básicos (Luz, agua, gas), agregar al ahorro para la vivienda o pago de deudas hipotecarias.
Miércoles 13 de abril de 2022
FOTO: La Tercera
La discusión del 5to retiro otra vez toma la agenda política del país. Si hasta el 2021 estos retiros incomodaban particularmente al gobierno de Piñera y la derecha, ahora la tortilla se vuelca y el dolor de cabeza va contra Marcel, Boric y compañía.
Y la incomodidad de los parlamentarios oficialistas es evidente, los argumentos que debían redebatir el año anterior (responsabilidad fiscal, inflación, daño previsional) ahora son esgrimidos por ellos mismos, deben salir a jugar de escuderos de las AFP diciendo que dichos fondos son de los trabajadores (porque se tuvieron que tragar la capitalización individual para no figurar de “expropiadores”), que un retiro puede dañar el mercado de capitales (¿no que defienden las jubilaciones?) y otra tanta cosa que día a día se lee en redes sociales.
Además, los retiros son tan “populares” que el propio gobierno vió como el rechazo a esta iniciativa comenzó a mellar su propia base política. La tentación del dinero en el bolsillo es muy grande.
Pero la derecha también hace política con esto, no a favor de los retiros (aunque un sector sí) sino mostrándose como los “aliados de Marcel” tironeando por derecha al propio gobierno que, frente a una política que puede complicar su hoja de ruta, debe salir a hacer bloque con Evopoli, la UDI y RN para rechazar la irresponsabilidad fiscal.
Irónicamente el gobierno de las “transformaciones” cayó en su propia trampa al intentar quedar bien tanto por derecha (gobernabilidad) como por izquierda (“escuchar al pueblo”). Finalmente estas son las dos almas de Boric.
La solución que halló el gobierno a este embrollo fue un proyecto propio, que aminore los efectos macroeconómicos, que restrinja su utilización y así liberar algo de presión de las últimas semanas, el problema es que la solución puede terminar siendo peor que el mal que se quiere enfrentar.
Y no porque el mensaje presidencial n° 005-370 resulte peor, sino porque el énfasis que decidió dar el gobierno es abiertamente en favor de las ganancias de sectores empresariales, a excepción de la pensión de alimentos.
La habilitación del retiro para pago de deudas financieras, hipotecarias, de servicios básicos (luz, agua y gas) será bien recibido por el mercado, que ve con preocupación el aumento de la morosidad debido al sobreendeudamiento de los hogares. Es un alivio para las empresas de cobranza y los call center que hostigan a la clase trabajadora que apenas llega a fin de mes.
¿Apaciguar el mercado o atacar las ganancias capitalistas?
La inflación sube, las proyecciones son históricas (sobre el 10%) y el golpe al bolsillo de la clase trabajadora comienza a hacer estragos. El aumento de los precios abre la posibilidad del hastío frente a los bajos sueldos y el sobreendeudamiento y desde ahí se explica en parte del vuelo que toman los retiros.
Pero el problema es más estructural y el gobierno no está dispuesto a ir al fondo porque implicaría romper el precario equilibrio político que está intentando construir.
El drama de la inflación no se solucionará limitando un retiro o aumentando el salario mínimo que siga quedando por debajo de la línea de la pobreza, una política más agresiva implicaría tocas las ganancias de las grandes empresas y eso no están dispuesto a hacer. Mientras el salario se deprecia mes a mes, las empresas descargan sus costos bajando salarios y aprovechándose de las necesidades del pueblo trabajador.
Oponerse a los retiros no puede servir terminar defendiendo al mercado de capitales como ya lo hizo Boric, tampoco puede ser una excusa para mantener el estatus quo como lo hace la bancada oficialista apoyando el proyecto del gobierno, la clase trabajadora y los sectores populares deben abrirse camino para imponer una salida progresiva a la crisis con total independencia del gobierno y la oposición.
Hay que terminar con las AFP y las jubilaciones de hambre, hay que exigir un salario mínimo de $650mil y con reajuste automático a la inflación, no podemos seguir pagando una crisis que no generamos. Avanzar en este camino será fruto de la organización de los propios trabajadores, mujeres y jóvenes que viven día a día la precarización y la imposibilidad de llegar a fin de mes.
Una política así implica tocar los intereses de los grandes empresarios lucha para la cual debemos prepararnos.