El dirigente del sindicato minero y senador del Morena, Napoleón Gómez Urrutia ha propuesto ante la cámara de senadores, la regulación del outsourcing, para beneficiar a millones de trabajadores según su visión, sin embargo su propuesta tiene limitaciones que son discutibles.
Viernes 8 de noviembre de 2019
Napoleón Gómez Urrutia, senador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y dirigente principal del Sindicato de Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM), ha presentado una iniciativa para regular la práctica laboral de la subcontratación, conocida también por su nombre en inglés outsourcing, la cual afecta sin duda a millones de trabajadores a lo largo del mundo.
Abogados laboralistas de países como Argentina, Brasil y Canadá han apoyado esta iniciativa, porque la subcontratación limita el derecho de los trabajadores de acceder a la seguridad social a las prestaciones de ley, como: salud, vivienda, jubilación entre otras. También niega el derecho a pertenecer a un sindicato, ya que los contratos temporales no permiten formar parte de un gremio.
Óscar Alzaga, abogado del SNTMMSSRM, señaló que la subcontratación es: “un cáncer para los trabajadores, ya que destruye los derechos laborales, como el de obtener una base en un centro de trabajo”.
Por su parte el sector empresarial ha reaccionado de forma negativa a esta propuesta, aunque ellos mismos admiten que “debe ser regulado” pero sin que desaparezca, como expresó en febrero de este año el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Carlos Salazar Lomelín.
Limitaciones de la propuesta de Gómez Urrutia
Frente a esto ¿Qué es la sub contratación o outsourcing? Es una forma de contratación que impone la desregulación de la lógica de los mercados en el mundo laboral, en esencia es que sobre los trabajadores recaen todos los excesos de los patrones para alimentar sus ganancia, en detrimento de las condiciones de trabajo de la clase obrera.
La flexibilización funciona de distintas maneras, una de ellas es la ideológica, porque trata de presentar como oportunidades que tiene los trabajadores para moverse de forma libre en el mercado laboral, lo cual es falso.
En el aspecto económico la flexibilización ataca en primer lugar a los salarios, resultado de esto es que se busca pagar el mínimo indispensable para que los trabajadores vivan, incluso menos si es posible, de lo que se necesita para cubrir la canasta básica si así lo deciden los empresarios.
Con el fin de alimentar el incesante crecimiento del capital de la burguesía, el resultado más inmediato es el detrimento del poder adquisitivo de los trabajadores, además de la pérdida de prestaciones.
En el aspecto político, uno de los mecanismos más socorridos por los capitalistas son los contratos de protección patronal, los cuales tienen una duración de un año, de seis o hasta tres meses, lo cual les impiden que los trabajadores generen antigüedad, lo que lleva inevitablemente a tener una división entre trabajadores sindicalizados y no sindicalizados.
También para proteger este tipo de contratos se implementan los sindicatos blancos, que son simulaciones patronales, dichos sindicatos son irreales y no protegen a sus agremiados, no tienen una vida laboral real y estan diseñados para impedir la organización de la clase obrera.
También existe otro mecanismo, que se da desde el punto de vista fiscal, la contratación por servicios profesionales, en este ni siquiera se reconoce la relación laboral, el trabajador es colocado como si fuera una pequeña empresa que está vendiendo un servicio, es la más pura expresión de la tercerización. Esta práctica se utiliza sobre todo para precarizar el trabajo de los profesionistas, con el fin de negar un salario mayor al trabajo calificado.
Pero entonces ¿Es necesario regular la subcontratación? Ahí es donde reside una de las limitaciones de la propuesta de Gómez Urrutia, porque no se trata de regular la subcontratación sino de abolirla, para que toda la clase obrera tenga el acceso a los derechos laborales que permitan un desarrollo más pleno de sus vidas.
Precisamente hablar de regular implica que estas prácticas sigan existiendo pero con algunas limitaciones, sin embargo ello implicaría que la precarización del trabajo no desaparecería.
La propuesta del dirigente minero y senador no enfrenta a los empresarios, busca conciliar con ellos, pues tanto en su caso como en el CCE van en el mismo sentido, permitir que exista la flexibilización que hace posible que millones de asalariados vivan en condiciones indignas de vida.
Lo que la clase obrera necesita es implementar medidas que ataquen directamente las ganancias del capital, no que las regulen, ya que su preservación genera que cuando llega una nueva crisis capitalista, las mayorías trabajadoras sean las que paguen los platos rotos, para mantener intactas las ganancias de los empresarios.
La solución al final nos lleva a instalar un gobierno de los trabajadores que no permita la existencia ni de la subcontratación ni las desigualdades sociales que generan los capitalistas, la abolición de la propiedad burguesa es una condición necesaria para alcanzar el bienestar de las mayorías, y mientras ese momento llega debemos buscar no la regulación del outsourcing sino su completa prohibición en las leyes actuales.
Con información de La jornada