David Cameron dejará su escaño en el Parlamento británico, dos meses después de haber renunciado como primer ministro. Tensiones en el partido conservador.
Lunes 12 de septiembre de 2016
Tras el resultado del referéndum sobre el brexit, donde salió derrotado, David Cameron renunció a su puesto de primer ministro de Reino Unido, cargo que ocupa ahora Theresa May. Dos meses después, Cameron anuncia que abandona también su puesto como diputado en el Parlamento británico.
El político conservador justificó su decisión diciendo que su presencia en la Cámara de los Comunes podía ser una "distracción" frente a las "importantes decisiones" que tiene que llevar adelante Theresa May.
"Apoyo por completo a Theresa May y confío plenamente en que el Reino Unido prosperará bajo su sólido liderazgo", afirmó Cameron, que no ofreció más detalles sobre sus próximos planes.
Pero más allá de sus declaraciones “polite” hacia Theresa May, está claro que la “salida” de Cameron es expresión de la crisis política que atraviesa al partido conservador hacia las negociaciones del brexit.
En una entrevista con la cadena pública BBC, Cameron dejó claro que tiene sus "propios puntos de vista sobre diversos asuntos", que lo distancian del actual gobierno británico.
"Como ex primer ministro, es muy difícil sentarse en el escaño sin constituir una enorme distracción acerca de lo que está haciendo el Gobierno", sostuvo el conservador, que se oponía al brexit.
En realidad, son varios puntos los que lo alejan de la política de la actual primera ministra y su equipo de gobierno.
En primer lugar, la negociación del brexit, al que Cameron se opuso y salió derrotado.
Otra cuestión de peso es la relación con China. Una relación que Cameron había forjado (asegurando que se abría una “edad de oro” en sus relaciones) pero que ahora se ha estancado. Especial tensión ha creado el rechazo del nuevo gobierno de Theresa May a concederle a la empresa china la gestión de la planta nuclear de Hinkley Point, algo que Cameron había anunciado como un gran acuerdo.
En tercer lugar, el recambio de gabinete con la ‘purga’ de sus amigos/camaradas (de Notting Hill) entre ellos George Osborne.
Y finalmente, este verano se suma la cuestión de las “grammar schools”, escuelas secundarias muy ‘selectivas’ a las cuales iban los estudiantes que tenían mejores promedios y pasaban con buenas notas el test de ingreso (conocido como el ’11-plus’). En el otro arco estaban las “comprehensive schools” a la que iban los que sacaban promedios más bajos. En general los que iban a grammar schools recibían mayor formación en humanísticas para luego ir a la universidad a seguir carreras de grado de mayor prestigio y los de “comprehensive” a cursos vocacionales. La oposición a este sistema de dos tipos de escuelas secundarias es general porque a los 11 años ya les marcan el futuro a los niños. Se trata de un sistema completamente elitista y de clase (con algunas excepciones de hermanos que iban a distintos tipos de escuelas). El laborismo abolió las ‘grammar schools’ y quedaron muy pocas, tan solo 163 en Inglaterra contra 3,000 estatales.
Este es otro punto espinoso, porque la semana pasada Theresa May anunció la creación de nuevas ‘grammar schools’, lo que ha desatado una gran polémica dentro del Partido Conservador mismo, con diputados conservadores que se oponen a la medida.
Sin duda, este es otro punto de diferencia que ha llevado a Cameron a la decisión de renunciar, ya que se estaba cuestionando y dejando de lado gran parte de sus políticas, quedando sin ningún tipo de influencia sobre el nuevo gobierno.
Cameron asumió el liderazgo del Partido Conservador en 2005 y llegó cinco años después a Downing Street, residencia y despacho del primer ministro británico. Tras las elecciones generales de mayo de 2010, Cameron se alió con los liberaldemócratas para formar un Gobierno de coalición que puso fin a más de diez años de Ejecutivos laboristas.
El año pasado, Cameron logró los escaños suficientes para gobernar en solitario y comenzó una legislatura marcada por la convocatoria de la consulta sobre la Unión Europea. Pero le salió “el tiro por la culata”. La crisis del partido conservador no ha terminado pero la vida política de Cameron parece que sí