Recomendación de la serie que sigue la vida, amores, traiciones y proezas del detective de policía James Gordon.
Miércoles 4 de agosto de 2021 09:00
En estos días de reclusión forzosa y de serios cambios hacia el interior, estuve entretenido disfrutando, por no pocos momentos y razones de sobra, el serial producido entonces por la cadena Fox, hoy sería Star Channel, llamado Gotham, que en nuestro medio sería Gótica, Ciudad Gótica, más precisamente, el hogar de nuestro querido Batman y su galería incomparable de némesis, enemigos, genios criminales, malhechores, locos, antihéroes y amigos.
A simple vista, se podría decir que la historia está centrada sobre la vida, amores, traiciones y proezas del detective de policía James Gordon. Su crecimiento en la fuerza, su estoicismo y renunciamiento para hacer efectiva la justicia en la ciudad del crimen. Y los capítulos irían pasando con los años de Gótica, en compañía del inefable Harvey Bullock, su lugarteniente, y sus amadas Bárbara Gordon o Leslie Thompkins. Pero no, todo es una introducción larga y muy bien sostenida a la historia germinal del millonario, huérfano a la fuerza, Bruce Wayne y su inseparable mayordomo Alfred Pennyworth, de cómo se transformaría en el caballero oscuro, el murciélago protector de Gotham y sus criaturas.
Es un largo viaje a la noche más profunda. De cómo pasaría de vengador de la muerte de sus padres a vigilante de las calles ciudadanas, desde esos techos abismales junto a gárgolas y cornisas. De cómo sería modelado por este paladín del Departamento de policía de Gotham pero más aún por los criminales a los que se enfrentaría en el transcurso de sus años adolescentes.
Todo se adelanta en la serie y se mezcla con diversa suerte en el universo canónico de Batman y sus personajes. Bruno Heller, creador de la serie junto a Danny Cannon, y su adaptador para la televisión, tiene la virtud de engarzar distintos arcos argumentales del comic (pasando por clásicos como Dennis O’ Neil, Neal Adams, Frank Miller y Alan Moore hasta modernos como Greg Capullo) para contar esos años previos al año cero en que nacería la criatura de Bob Kane y Bill Finger, esto es, Batman, quien desde 1939 viene asombrando y acercando al universo de los comics a niños y adultos con igual eficacia, y destacándose entre los superhéroes más reconocidos en el mundo entero. Todo un mérito, por cierto, el de Heller, pues habiendo muchas películas de ficción con actores o animadas en las que son reflejadas las historias que se desarrollan en torno al héroe, pocas tratan de cómo llegó a convertirse en lo que es, cuál fue ese proceso doloroso y decisivo.
La serie no está exenta de tributos, desde atmósferas a-gogó que recuerdan al serial clásico de los años 60’s, algunos guiños a las películas de Burton o Nolan no han de faltar y hasta a Batman, la serie animada, de los 90’s.
El elenco es dispar en actuación y, en líneas generales, está muy bien adecuado a la caracterización de los personajes que encarnan. Ben Mc Kenzie, como el inefable Jim Gordon, nunca desentona, siempre se mantiene sobrio y a veces aburre un poco, se repite. Donal Logue es un muy interesante Harvey Bullock, personaje no muy referenciado en las películas realmente. David Mazouz es un joven Bruce Wayne que da muy bien con el fisique du role pero a veces le queda grande el sayo y no termina de convencer. Por el contrario, el actor Sean Pertwee como Alfred Pennyworth siempre resulta muy creíble y eficaz en sus intervenciones.
Pero el mayor acierto de la serie son sus mentes criminales. Para destacar, en principio, a Camren Bicondova, actriz algo difícil de pronunciar sin equivocarse, como Selina Kyle (nuestra felina amiga y amante siempre renuente del héroe), quien sería Gatúbela o Catwoman más tarde. Para mí, un verdadero hallazgo. Cory Michael Smith como Edward Nygma o El Acertijo, se muestra también como un sostén de la serie, con una gran interpretación de su personaje aunque por momentos recuerde demasiado a Jim Carrey en aquel olvidable film llamado Batman eternamente que dirigiera Joel Schumacher (aunque después se superó con el bodrio que fue Batman y Robin, a pesar del reparto estelar). Otro asiduo de la serie es el actor Robin Lord Taylor como Oswald Cobblepot o El Pingüino, siempre pasado de rosca en la sobreactuación, quizás necesaria en algunos tramos y exagerada per sé en otros. Otro aparte necesita el actor Cameron Monaghan, quien compondrá al menos a tres personajes en la serie que son, al cabo, uno mismo, El Joker o El Guasón, en sus versiones de Jerome y Jeremiah Valeska, y un tercer príncipe payaso del crimen que promete regresar en la sexta temporada que aún no se estrena. En este caso, el nombre de Joker jamás aparece en la pantalla, por ser de uso exclusivo de la compañía Warner Brothers para sus películas y otro tanto podría decirse de personajes menores como Harley Quinn, Killer Kroc o Amanda Waller, todos involucrados en otro título exitoso de la empresa: Escuadrón Suicida.
Volviendo a este tríptico que configura a un Joker ideal (algo basado en los tres Jokers, una historieta reciente de Geoff Johns), Cameron Monaghan se destaca enormemente y asoma como una de las revelaciones más apasionantes de la serie, que la vuelve interesante y le da otro sustento con su carisma absoluto y una composición muy cercana al personaje del comic. Y la transubstanciación del personaje como una especie de ideología o credo que lo vuelven una entidad comunitaria del caos es todo un logro también del serial. Ningún jefe menor o mayor del crimen en Gótica quiere quedarse afuera de esta adaptación televisiva: Carmine Falcone, el Señor Frío, Víctor Zsasz, Hiedra Venenosa, Bane, El Espantapájaros, Hugo Strange (una muy buena actuación de B D Wong), Solomon Grundy, El Sombrero Loco, El Camaleón, Fish Moonie (una reina del crimen creada especialmente para el lucimiento de Jada Pinkett Smith), Ras Al Ghul, La Corte de los Búhos, Máscara Negra, Scarface entre tantos otros que aparecen en cada capítulo. Aquí lo que abunda no sobra y le da carácter a este territorio reconocible como New York City y sus barrios y distritos (sobre todo Staten Island, pero también Brooklyn y Queens) transformado para el paisaje de la oscura Gotham.
Después hay errores, a veces groseros, de resolución y continuidad, que podrán apreciar sin demasiada dificultad en el desarrollo de algunos episodios, que los dejan un poco a mitad de camino o le quitan verosimilitud y seriedad al argumento. También, hay que reconocerlo, existen errores en la selección de ciertos personajes centrales durante el transcurso de la serie.
El mayor es para mí la futura Bárbara Gordon -aquí Bárbara Kean- , encarnada por la actriz Erin Richards, sindicada como una de las cabezas del crimen gotamita y en un rol que pocas veces se sostiene, con una pobre interpretación. Después podría decirse que Fish Moonie aburre un poco, que Butch, quien va a convertirse en Solomon Grundy, se repite y estorba el desarrollo de alguna historia (aunque también le aporta gracia, no lo niego), que Theo Galavan, otro villano desarrollado para este emprendimiento, acumula demasiado poder y decepciona como Azrael. Que hay capítulos muy iguales entre sí en los que no pasa seriamente nada, pero eso es una trampa frecuente de los seriales con muchas temporadas en su haber. Por cierto no llega al nivel de repetición y aburrimiento de algunas realizaciones de Greg Berlanti para la Warner (Arrow, Flash, Supergirl o Legends of Tomorrow, historietas de la misma editorial que Batman, esto es, DC Comics).
Hechas estas salvedades, desde esta columna la recomiendo como entretenimiento, como revisión y actualización de los personajes, como un sano ejercicio que pretende adentrarse en las conciencias y dificultades de sus protagonistas, como una serie que puede resultar de culto para los seguidores de Batman. Aportes no le faltan realmente, como toda la secuencia del Joker o las motivaciones asesinas del Sombrero Loco o El Espantapájaros, están muy bien reflejadas, hasta se dan el lujo de mostrar a los Grayson Voladores (de donde saldrá luego Robin) en su etapa plena de acróbatas de circo. Por intentar llevar a la pantalla chica historias como No man’s land (Greg Rucka o Alan Grant, sobre la destrucción de Gotham) o Año Cero, Uno o Dos de la saga de Frank Miller, que no verán, todavía, su luz en la pantalla grande.
Como sea, la quinta temporada acaba con un vistazo de lo que vendrá años después. Con un ya consumado Batman en acción frente a sus villanos más frecuentes. Sólo por eso, creo que no deberían perdérsela.