Los afectados son en su mayoría migrantes peruanos. El consulado les dio 2000 pesos. El municipio, casillas de 16 metros cuadrados. Se quedaron sin nada y apelan a la solidaridad estudiantil.
Jueves 30 de junio de 2016
El viernes 24 al mediodía se incendiaron varias casillas en el barrio José Luis Cabezas. 6 familias perdieron lo poco que tenían. No hubo heridos ni víctimas fatales tras este episodio que dejó al desnudo la realidad de uno de los barrios más pobres del Gran La Plata, en el que residen mayormente migrantes peruanos.
El barrio en cuestión está ubicado en la localidad de Ensenada, junto a las vías del tren, separado de la nueva sede de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP por un extenso y alto muro de hormigón. El muro parece intentar esconder de los alumnos, una realidad que salta a la luz cuando hechos como este incendio se producen.
La Izquierda Diario dialogó con Rut, una de las mujeres damnificadas. “Estaba haciendo unos mandados y dejé a mis hijos almorzando para ir a la escuela", relató Rut. "Uno tiene 4 años y el otro 8. Habían encendido una vela jugando al cumpleaños cuando la cera le ha caído a su dedito y ahí tiró la vela y se produjo el incendio". "Estas son travesuras de chicos", afirma Rut al intentar explicar el origen del incendio. Encender una vela no parece ser un hecho que ponga en riesgo la vida de nadie. Sin embargo en el barrio José Luis Cabezas puso en riesgo la vida de los miembros de 6 familias que se quedaron sin nada. Parece que en los barrios y villas más precarios no se puede jugar al cumpleaños.
Lo ocurrido no puede comprenderse sin observar la situación en la que se encuentran estas familias. Las condiciones de precariedad de las casillas arrasadas por el fuego, se extiende a las condiciones laborales y de acceso a los derechos más elementales de los habitantes del barrio. “Yo al menos los domingos baño una abuela y después me dedico a los chicos. Mi marido es changarín. Él también a veces tiene trabajo y a veces no”, cuenta Rut. No contar contrabajo digno les impide acceder a una casa de material que disminuya éste y muchos otros peligros a los que están expuestos.
Del otro lado del muro la facultad de Humanidades con sus nuevos edificios blancos parece vivir una realidad distinta a la que viven las familias. “Invitamos a los estudiantes a que se sumen con su granito de arena, les estaremos agradecidos, esto es algo que nos puede pasar a cualquiera" sostiene Rut, aunque habría que agregar que son los más pobres y humildes los más expuestos.
El 2 de abril de 2013, cuando la región sufría las consecuencias de la inundación, los estudiantes de la UNLP llegaban al barrio para brindar su solidaridad.
Apelar a la solidaridad de la juventud y los trabajadores de la región, es la mejor opción para los afectados. De otros sectores, poco y nada se puede esperar. El consulado peruano solo se acercó a los damnificados para hacer el aporte de 2000 pesos por familia, lo cual constituye una verdadera miseria si se tiene en cuenta que no tienen nada, el contexto de ajuste y el incremento de la carestía de la vida.
Además, se comprometió en ayudarlos a volver a tramitar los documentos perdidos en el incendio. Por otro lado, desde el municipio de Ensenada, la única ayuda que recibieron fue la entrega de seis casillas de 16 metros cuadrados cada una, que les fueron entregadas ayer. Desde el viernes, los vecinos del barrio fueron quienes acogieron en sus propias casas a los afectados que no tenían donde pasar la noche.