La patronal de la aceitera Bunge, ubicada en la localidad de Ramallo, despidió a 64 trabajadores de un plantel total de alrededor de 160.
Miércoles 25 de julio de 2018
Los trabajadores dieron una respuesta contundente iniciando un paro de actividades del sector aceitero (mientras seguía en funcionamiento el sector de fertilizantes, perteneciente al sindicato de petroquímicos). Los despidos se dan después del duro y extenso conflicto que protagonizaron los obreros de Cargill en Rosario, cuando la patronal dejó a más de 40 trabajadores en la calle, llevando adelante una reducción de personal que coincide con un plan general de flexibilización de los puestos.
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Desde las 5 de la mañana se fueron convocando en la portería de la gran multinacional e instalaron una precaria carpa con lonas y bolsas para cubrirse del frío y la lluvia. Cerca del mediodía llamaron a una audiencia en el ministerio de trabajo donde concurrieron representantes de la federación aceitera con sus abogados y por parte de la empresa solo sus abogados.
En la asamblea realizada alrededor de las 15 hs se informó que el Ministerio de Trabajo había dictado la conciliación obligatoria. Esta resolución, que los trabajadores veían con buenos ojos, implicaba la reincorporación de todos y un plazo para seguir discutiendo cómo enfrentar el ataque. Sin embargo, la patronal de Bunge no acató la conciliación, impidiendo el ingreso de los trabajadores del turno tarde y, como si fuera poco, habilitando el ingreso de la Prefectura al predio. Esta nueva provocación es inadmisible y no podemos dejarla pasar.
Un detalle: ingreso una camioneta de la Prefectura con 8 efectivos. Así es, los trabajadores están afuera y la prefectura adentro, mientras Bunge incumple la conciliación.
— carlos zamboni siri (@ZamboniSiri) 25 de julio de 2018
En una situación donde el gobierno nacional faculta al ejército para intervenir en tareas de seguridad interior, las patronales van por más y militarizan las plantas donde se desarrollan conflictos para reprimir a los trabajadores que luchan. La federación aceitera tiene la fuerza necesaria para encabezar un plan de lucha de todo el cordón industrial contra estos atropellos.
Ya mismo hay que exigirle a las centrales sindicales que dejen la tregua y llamen un gran paro nacional y un plan de lucha para derrotar el plan de ajuste del gobierno y el FMI.