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Red Internacional
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Trabajadores. Grave accidente laboral en el centro cultural GAM

Detrás de vivas puestas en escena, de obras de teatro, musicales y orquestas se esconde la precariedad con la que día a día deben trabajar aquellos que hacen posibles los montajes teatrales en uno de los centros culturales más importantes de Santiago, como lo es el GAM.

Miércoles 1ro de julio de 2015

Expuestos a lugares de trabajo en pésimas condiciones de seguridad, los trabajadores del centro cultural GAM se arriesgan a graves accidentes laborales, con precario equipamiento de protección personal, la negligencia en la seguridad del trabajo se encuentra a la orden del día.

El pasado lunes 29 de junio, una trabajadora a honorarios, que desempeña como apoyo técnico, tuvo un accidente catalogado como grave: cayó más de cuatro metros de altura, mientras realizaba obras de montaje para una obra estreno, aterrizando sobre una precaria silla que hizo la diferencia entre la vida y la muerte.

Lo curioso de este caso, es que no se trata de un evento aislado:alrededor de un año atrás, otra trabajadora de apoyo técnico sufrió un accidente en el mismo lugar.
Dicho pasillo técnico posee una falla que debía ser reparada incluso antes del primer accidente. Inclusive, el comité paritario de la empresa levantó un informe donde recomiendan realizar con urgencia las reparaciones, a lo que la corporación respondió con un “no hay plata”. No se trata de un accidente, se trata de negligencia.

El centro cultural Gabriela Mistral es un lujoso edificio que otrora fuese la sede para la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo (UNCTAD). Fundado por Salvador Allende y luego re-bautizado por Pinochet como "Diego Portales, hoy lleva por nombre, GAM. El edificio, administrado por la corporación GAM, ostenta una cartelera de espectáculos importantes, inclusive es uno de los puntos fuertes para cuando se celebra FITAM (Festival Internacional Teatro a Mil) durante cada año.

Una corporación que administra un edificio propiedad del Estado, que cuenta con presupuesto anual entregado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, podría costear sin problemas la instalación de una escotilla, vital para las instalaciones de obras avaladas por la crítica como la Noche Obstinada o la Tempestad. No se trata de un tema monetario, se trata del poco valor que dan a la vida de sus trabajadores.