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Red Internacional
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HUELGA MUNDIAL POR EL CLIMA. Greta Thunberg y la masiva movilización en Chile contra la crisis climática: ¿Hacia dónde apuntar los dardos?

Este viernes Santiago de Chile fue el epicientro de una masiva movilización en el marco de lo que ha sido catalogado como la “huelga mundial por el clima”. Tanto es así que Greta Thunberg, uno de los rostros de la movilización por el clima, reconoció la movilización en Chile. Es en este sentido que en esta nota queremos preguntarnos: Frente a la crisis ambiental ¿hacia dónde apuntar los dardos?

Domingo 22 de septiembre de 2019

Foto: AgenciaUno

Este viernes fue el punto de encuentro para el movimiento “Fridays for Future”, el cual convocó a miles de personas en la capital del país, dando inicio en Chile a la “Semana por la Acción Climática”. Cabe destacar que dichas acciones, que ya van en más de 5.000 por todo el planeta, son el eco del llamado de la joven activista sueca de 16 años, Greta Thunberg.

Y es que además de reflejarlo en su cuenta oficial de Twitter, la activista ambiental se presentó este sábado en lo que ha sido la antesala de la Cumbre sobre la Acción Climática del Secretario General de las Naciones Unidas, en donde afirmó que: "Ayer millones de personas alrededor del mundo marcharon y demandaron acciones reales contra el cambio climático. Mostramos que estamos unidos y que los jóvenes somos imparables”.

No podría ser de otra forma. Tal y como lo afirma Thunberg, ha sido la juventud la que ha salido con más fuerza a las calles a exigir una solución y un cambio frente a la crisis ambiental que se encuentra generalizándose y profundizándose a nivel global. Sin embargo, debemos preguntarnos ¿Cómo darle una continuidad a esta fuerza explosiva y juvenil que ya ha contado con más de 5.000 acciones por todo el globo? ¿Qué perspectivas debemos considerar? Y en definitiva ¿hacia dónde debemos apuntar nuestros dardos?

Las raíces podridas de este sistema: El blanco de nuestros dardos

Frente a esta interrogante, Greta Thunberg, en sesión de este sábado en la ONU, afirmó que si bien hay mandatarios que se refieren a la crisis ambiental, hay quienes "parecen más decididos que otros (…) parece que nadie está dispuesto a decir la verdad, a decir realmente las cosas como son". "No los culpo", "no es culpa de nadie, es culpa del sistema"

Sin embargo, lo que pierde de vista Thunberg, es que justamente este sistema si tiene rostros y responsables claros, en donde no podemos obviar la responsabilidad del sector “negacionista” del cambio climático, encabezado por Donald Trump, mandatario de uno de los principales países con mayores índices de contaminación por sus industrias a nivel internacional, entre las que figuran prácticas como el fracking, así como también Jair Bolsonaro, quien además de darle cabida a los sectores empresariales del industria extractivista se quedó absolutamente de brazos cruzados frente al megaincendio en la Amazonía. Mientras que por otra parte, el sector del “capitalismo verde” sólo restringe sus acciones a una ampliación del mercado, donde las empresas añaden líneas de productos eco-friendly, que conviven con los productos contaminantes, manteniendo así los impactos de las empresas en el medioambiente.

En la misma tónica de Thunberg, la vocera de “Fridays for Future” en Santiago, Ángela Valenzuela, afirmó los objetivos del movimiento son que: “declarar emergencia climática y ecológica y que esto signifique el cierre de las termoeléctricas a carbón de aquí al 2030 y las que están obsoletas de acá a final de año, la firma del acuerdo de Escazú, para asegurar la participación ciudadana en temas medioambientales”.

Sin embargo, algo que debemos tener presente es que además de haber responsables con nombres, apellidos y banderas, contra quienes debemos organizarnos para detener de una vez por todas la explotación y destrucción medioambiental que ha generado por décadas el capitalismo y los Jefes de Estado se han encargado de mantener -sobretodo las potencias económicas imperialistas-, por lo que debemos desarrollar medidas, exigencias y fuerza movilizadora que se proponga acabar con el sistema productivo y socio-cultural que mantiene y profundiza esta situación: el capitalismo.

Es aquí en donde, en vez de esperar a que el Gobierno se comprometa al cierre de las termoeléctricas a carbón de aquí al 2030, debemos apostar a la reconversión del conjunto de este sector industrial y productivo, es decir, cambiar la dirección con la que produce y funcionan las empresas, para poner al servicio de la población y las comunidades el avance tecnológico para enfrentar la crisis climática.

Y esto porqué, justamente porque es el sistema productivo uno de los principales pilares de la contaminación hoy en día y durante décadas. ¿De qué otra forma se podría cambiar esta situación? Para dar cuenta de esto, en lo que se refiere a la crisis hídrica, sólo la mitad del 3% del consumo de agua corresponde al uso personal, es decir, lavados y utilización personal y doméstica. Todo el uso restante del agua corresponde a empresas.

En donde destaca también, que los gobiernos y empresarios ante el peligro de un cambio drástico en su forma de funcionar y en sus ganancias en base a salarios de hambre y explotación, ponen todas las trabas posibles en la legalidad, como en el parlamento, para impedir el cambio que en realidad necesitamos las comunidades y el planeta y en donde la lucha parlamentaria encuentra su límite, pero es una situación que cambia cuando la presencia de la población en lucha está en las calles exigiendo su derecho a decidir de forma activa y organizada.

En definitiva, el que hoy miles de jóvenes se estén sumando a las calles para manifestarse en contra de la crisis ambiental, debe ser un punto de apoyo para que esta lucha tome una perspectiva anti-capitalista, que se proponga no sólo la reconversión de las industrias y sectores contaminantes, sino que la expropiación del conjunto de la industria energética, bajo la gestión democrática de las y los trabajadores, con supervisión de comités de consumidores. De este modo, el sector energético podría avanzar hacia una matriz energética sustentable y diversificada, prohibiendo el fracking (de gas y petróleo) y otras técnicas extractivistas que sólo destruyen el ecosistema. En definitiva, estas medidas nos podrían permitir reducir drásticamente las emisiones de CO2, desarrollando energías renovables y de bajo impacto ambiental, en consulta con las comunidades locales.

Es simple. Si el capitalismo destruye el medioambiente, debemos destruir al capitalismo. Y esto debemos hacerlo con la más amplia unidad y fuerza organizada y movilizada en las calles entre trabajadores, mujeres, comunidades y jóvenes. Esa es hoy nuestra perspectiva.

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