Mientras nos acercamos al cierre del 3 año de gobierno de AMLO, la promesa de la desmilitarización se ve cada vez más lejana. En medio del crecimiento de la violencia por parte del crimen organizado.
Martes 27 de julio de 2021
AMLO y la 4T han tenido que cambiar el discurso varias veces, en el último capítulo de estos zigzags, el presidente ha dicho que el sostiene que se necesita toda la ayuda posible frente a la crisis de seguridad que azota al país hace más de una década, por ello no está en contra del uso del Ejército y la Marina para la seguridad pública.
Durante los sexenios panistas y priístas la opinión del hoy dirigente del Ejecutivo y figura de MORENA, era contraria a la de la militarización, pidiendo que el ejército regresara a los cuarteles. Sin embargo, a menos de 3 años de gobierno pareciera que años de denuncia han quedado en el olvido.
No sólo es el gobierno con la suma más alta destinada a las fuerzas castrenses, sino, que la que era promovida como una institución de seguridad independiente de las fuerzas militares, la Guardia Nacional, y que tiene en sus filas miles de elementos del ejército y la marina, podría ver el incremento presupuestal más importante de toda la gestión, con 50 mil millones de pesos extra a lo inicialmente destinado.
Sin embargo, los anuncios no acaban ahí, el presidente adelantó que impulsará una reforma que ponga bajo mandato directo de la SEDENA a la guardia nacional, con lo que refuerza sus intenciones de usar a las fuerzas armadas para tareas de segura, lo que innegablemente es un giro autoritario.
El anuncio hizo que la oposición de derecha diera el grito en el cielo, buscando decir que México se aproxima a una dictadura, pero callando que esta medida fue siempre uno de sus objetivos principales en varias ocasiones, la última con el intento de aprobar la Ley de Seguridad Interior en 2018.
La disputa por el control del territorio nacional ha tenido eventos extremadamente violentos, como el suscitado en el llamado Cuiliacanazo o los que se observan en Michoacán. Mientras que miles son desplazados de sus lugares de origen o son orillados de a integrarse a las filas del narco.
Ahora, como sucedió en años anteriores, es necesario que salgamos a movilizarnos por el fin de la violencia en el país, denunciando que son justamente el Ejército, la Marina, la extinta Policía Federal y la Guardia Nacional quienes muchas veces actúan en contubernio con los grupos de la delincuencia organizada.
Exigiendo que se retiren a sus cuarteles, que queden fuera de las tareas de seguridad pública y que el enorme presupuesto que se ocupa en sus operaciones sea usado para educación, salud y cultura, rubros duramente golpeados durante la pandemia.