Efraín Ríos Montt, ex dictador de Guatemala, quien fue acusado y juzgado por genocidio murió este domingo a los 91 años de edad.
Domingo 1ro de abril de 2018 17:22
“Murió en paz, tranquilo, y todos con la convicción de que en este país nunca hubo genocidio y fue inocente de lo que se le acusa”, fueron las palabras del abogado de la familia de Luis Rosales.
Ríos Montt gobernó de facto entre el 23 de marzo de 1982 y el 8 de agosto de 1983. El 26 de enero de 2012, Ríos Montt fue acusado formalmente de genocidio y crímenes contra la humanidad. Previo al inicio del juicio fue arrestado y se le dictó sólo prisión domiciliaria.
En el 2017 se reanudó un juicio especial en su contra por genocidio, un caso por el que había sido condenado a 80 años de prisión, pero por orden de la Corte de Constitucionalidad se ordenó repetir el juicio. En enero de 2013 se dio apertura al juicio contra el dictador y José Mauricio Rodríguez Sánchez, el ex director de Inteligencia de Ríos Montt, acusado también de genocidio.
Tras múltiples audiencias, testimonios de las víctimas y acusaciones, el Tribunal de Mayor Riesgo A, presidido por la jueza Yassmín Barrios, condenó a Ríos Montt a 80 años de prisión por delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad, el 10 de mayo de 2013. De esta forma, Ríos se convirtió en el primer líder latinoamericano en ser condenado por estos crímenes.
Pero la “justicia” del régimen guatemalteco brindó protección y fue cómplice de la impunidad, ya que en julio de 2015 fue declarado con “demencia senil” y mentalmente incapaz para enfrentar un nuevo juicio en su contra, al que quedó sujeto tras la anulación del proceso en el que fuera condenado a 80 años de prisión por genocidio y otros crímenes de lesa humanidad, en mayo de 2013.
El pueblo guatemalteco no tiene nada que lamentar. Tenemos que seguir luchando porque en Guatemala y otros países latinoamericanos se castigue a los orquestadores de genocidio, torturas, desapariciones forzadas, masacres y terrorismo de Estado.
Ríos Montt murió en la impunidad; fue ante todo un genocida y dictador sanguinario responsable de perseguir y castigar al movimiento social, sindical y guerrillero en los años setenta. Fue también responsable de llevar a cabo verdaderas masacres contra los pueblos indígenas mayas, de orquestar cientos de violaciones y abusos sexuales contra mujeres que terminaron con la muerte y desaparición de miles de personas.
El camino por lograr justicia para el pueblo indígena, para las mujeres, para la juventud y para el pueblo pobre y trabajador en Guatemala debe continuar en las calles de manera organizada. Hoy, nos solidarizamos con el pueblo guatemalteco y decimos junto a ellos ¡Sí hubo genocidio! ¡Ni perdón ni olvido!
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