Los trabajadores de la multimillonaria empresa en estos países, se unen al pedido de reapertura de la planta en Argentina. Al encontrarse también en crisis por las condiciones de explotación o impedimento de las funciones sindicales, denuncian brevemente los abusos a los que de igual están siendo sometidos por PepsiCo.
Daniela GuzMar @daniguzmar
Viernes 7 de julio de 2017 14:26
Sin importar las fronteras, las problemáticas giran en torno a prácticamente los mismos hechos. En el caso de Guatemala por ejemplo, los empleados del Grupo Frito Lay Compañía Limitada, subsidiaria de PepsiCo, denuncias el aumento de producción que de forma sistemática vienen sufriendo desde hace unos años luego del cierre de plantas en países como El Salvador, Honduras y Panamá. Sin que los aumentos de sueldo y de personal sean consecuentes con el incremento de producción que se les exige, ven como su salud se deteriora sin recibir respuestas a los pedidos de mejores condiciones laborales.
En febrero de 2015 y luego de un largo y dificultoso proceso, los trabajadores gutemantecos lograron organizarse bajo la representación sindical de Sitrafritolay que actualmente cuenta con 868 afiliados de los más de 1200 empleados que tiene la compañía. Sin embargo, los mismos denuncian el incumplimiento de por ejemplo la ley 61 del Codigo de Trabajo Nacional, que regula seis días al mes para el cumplimiento de funciones sindicales, de las cuales están siendo negados viéndose por lo contrario, sancionados con descuentos salariales e impidiendo el derecho a la organización e incumpliendo así, su propio Código de Conducta Global en donde la Multinacional norteamericana se compromete a "respetar la libertad de asociación y de organización de todos sus empleados en el mundo".
A partir de lo anterior, representantes de la comisión interna han presentado denuncias llegando a términos judiciales y luego de agotar otras instancias, sin embargo, el proceso de reconocimiento de las mismas continúa siendo lento y negligente. Mientras tanto, entre abril y junio del presente año fueron despididas más de 30 personas de varios sectores de la compañía, en algunos casos fueron ofrecidas importantes indemnizaciones para firmar renuncias o se suspendió con goce de salario a los empleados para posteriormente atribuir ante los juzgados que "por exceso de personal no era posible mantener dichos sectores", mientras contradictoriamente la carga laboral se mide por toneladas mensuales por empleados.
En el caso de Colombia no cambia el dilema ya que aparte de la persecución sindical, una de las problemáticas más notables en la planta son las enfermedades laborales, que en su mayoría, tienen que ver con el aumento de velocidades de las máquinas empacadoras y el movimiento repetitivo. Al igual que en Guatemala la productividad se mide por toneladas diarias, un indicador al que como sea deben responder los trabajadores sin importar las consecuencias que en cuanto a la salud esto pueda traer.
Como si fuera poco, a esto se le suma la injusta apertura de "procesos disciplinarios" a los afiliados del sindicato y a sus dirigentes, para amedrentar a los mismos y a quienes pretendan asentar alguna de las miles de quejas validas de los trabajadores. Los mismos no sólo que son sobreexigidos en su tarea, sino que también son testigo del desmejoramiento de las instalaciones que debido a las supuestas "reducciónes de costos" hace la compañia dejando de lado la inversión en infraestructura y genera condiciones inseguras e insalubres para quienes están allí a diario.
De esta forma en ambos países se solidarizan con la lucha de sus compañeros en Argentina exigiendo la apertura de la planta en Florida, pretendiendo de paso hacer visible también la crisis en la que se encuentran y el proceso que siguen llevando en respeto a su dignidad como trabajadores.
Ver: Por la reapertuda de PepsiCo. Ningún despido. Familias en la calle nunca más
Ver: Solidaridad urgente con los y las trabajadoras de PepsiCo Argentina