En conversación con Emol TV Alejandro Guiller el ex presidenciable, hoy Senador independiente por Antofagasta, criticó al gobierno por estar cambiando en base a indicaciones y decretos las leyes votadas en el Congreso.
Martes 15 de mayo de 2018
El ex candidato presidencial de la hoy ex Nueva Mayoría, tuvo palabras para analizar lo que fue su candidatura y la derrota más contundente que ha sufrido la centro izquierda Chilena luego del retorno a la democracia. Por otro lado, hablo del “desorden” con que ha empezado sus funciones el actual gobierno, aludiendo a que en su región “todavía no se conforma el nuevo gobierno”.
Luego de esto, se refirió al nepotismo con el que Piñera ha manejado las designaciones en el Estado, aludiendo al caso de la embajada Chilena en Argentina, donde en primera instancia designo a su hermano Pablo Piñera, pasando por alto la ley de transparencia. En ese sentido menciono una lógica ‘clientelista del estado’ y que actúan como actuarían en el mundo privado.
Si tomamos desde un punto de vista critico las declaraciones de Guillier, podremos ver que de novedoso no tienen nada. En suma, es un “consejo” al Piñerismo, planteándole las buenas relaciones que la oposición desea tener en el transcurso estos próximos 4 años de gobierno, dejando en claro la posición política de los partidos quienes históricamente han defendido un modelo social heredado desde la dictadura militar, hablamos de la derecha y la ex concertación.
La comparación con Venezuela
En relación a lo anterior, tomando en cuenta las últimas resoluciones dentro de las instituciones del estado, el periodista menciona: "El otro peligro que este Gobierno está insinuando es que por vía administrativa, por decreto, o por interpretaciones, o por reglamentos va a cambiar las leyes aprobadas en el Congreso Nacional. Yo he hecho una fuerte crítica, porque eso hizo Venezuela, eso hizo el Chavismo, eso hizo (Nicolás) Maduro, que es empezar a destruir las instituciones, en este caso el Congreso Nacional”.
La comparación es errática, ya que parte de la base de la destrucción de las instituciones del estado, que en ese sentido son fundamentales para el sostén de un gobierno que viene a enfrentar los procesos de reforma social que se han venido gestando en las calles y que han tenido expresión en el parlamento, de manera desviada como lo es la irrupción del Frente Amplio. Si bien cuenta con una desventaja al interior de las cámaras –ya que la derecha tienen minoría en ambas- como mencionábamos anteriormente, es el mismo Guillier el quien demarca el camino a Piñera, a través de una política dialogante, que ha sido en ese sentido no solo una orientación seguida por los partidos reformistas clásicos, sino por la misma bancada frente amplista que ha aceptado la participación en las comisiones propuestas por ChileVamos, todo en función de detener las emergencia de futuras movilizaciones.
Por último, no será en función de los planteamientos de Guillier que la clase trabajadora y el conjunto de sectores oprimidos hoy por el sistema socio económico podrán liberarse. Esto sería llamar a confiar en dicha vía, para así embellecer y perfeccionar aún más las instituciones burocráticas y represivas del estado, como el parlamento por un lado y por otro el ejército. Esto se puede tomar en ambos escenarios: Chile con un gobierno abiertamente defensor del empresariado, y Venezuela, con una casta de militares y políticos con privilegios, que se escudan en conquistas sociales parciales y cada día más acortadas. En ese sentido, llamar a defender los lugares donde se origina la desigualdad social y se defiende a los empresarios es solo en perspectiva de poder sepultar las re nacientes expectativas del conjunto de la población trabajadora, estudiantes y de mujeres que ven en sus propias fuerzas de organización, independiente de la derecha y la ex nueva mayoría, una ruta para vencer.
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