En el nuevo Turismo Carretera, donde ni los blocks de los autos históricos quedaron en pie, un grande de la marca del óvalo, el “Gurí” Omar Martínez, sacó a relucir sus pergaminos y nuevamente es campeón. Es el que con mayor edad consiguió un título en la categoría madre de la pasión automovilística.
Martes 15 de diciembre de 2015
Foto: sitio de La Mañana de Córdoba
A principios de año lo dijimos y a un año de campeonato lo seguimos sosteniendo: ésta categoría no es el Turismo Carretera de los Ford, Chivos, Doye y los Toros. Al menos no lo es ni siquiera en una sola pieza del motor, pero en los fanas fierreros la mística persiste ¡y cómo! Cerca de cien mil personas llenaron el autódromo de La Plata en la última fecha de este campeonato, y como para revalidar esa cosa de los pergaminos, la tradición y la mística de la categoría automovilística más antigua del planeta Tierra, el Gurí Martínez salió campeón, superando a uno de los hermanos Emiliozzi en ser el que con mayor edad campeonó, con Ford.
Orgullosos los hinchas de Ford, y con el más respetado de todos los pilotos de esa marca, y quizás de toda la categoría. Ese Gurí que en 1990 mostraba por qué tenía futuro ganando en la categoría escuela, Fórmula Renault; que sobre finales de los 90´s ganó el campeonato de TC 2000; bancó toda la vida al óvalo, en las buenas y en las malas. Y como en 2004, con su primer campeonato en el TC, tuvo su nueva recompensa en una carrera donde se le dio todo desde la clasifica. Es que tuvo un misil y los del Chivo vieron penar a Rossi en medio del pelotón. Por eso, los de la Chevy pusieron fichas con Ortelli, que no desentonó, pero no alcanzó. Los del Toro no encontraron el auto para esta fecha, y Mangoni, que tenía chances remotas, se equivocó en la serie. Por eso el Gurí, que mantuvo a raya los embates de Ortelli por el lado externo en el curvón, no sólo ganó la carrera, sino que se llevó el campeonato.
Miles de personas rodeaban el auto en la vuelta triunfal, como si fuese Monza con las Ferraris, y el Gurí lloraba agradeciendo, con la humildad de siempre, a su equipo, a los que bancan día y noche los fierros y pudieron en un año de miles de cambios, sostener al único Ford entre los Chevrolets y algunos de los Torinos competitivos. Y la regularidad del entrerriano fue su mejor virtud. Es que Chevrolet tuvo en Rossi y en Ortelli los autos más rápidos del campeonato, pero acá no se trata de vencer, vencer y vencer para romper luego, sino de sos-te-ner-se. Y el Gurí bancó los trapos hasta el final y tuvo su recompensa.
Todas las hinchadas tienen sus ídolos, viejos y nuevos. Las rivalidades a veces llegan al fanatismo, eso es parte del circo. Pero sin lugar a dudas, pilotos como Omar Martínez se salen de la norma. Es el mayor referente de Ford, hace años. Y hoy nuevamente es el más grande de la categoría. Más allá de las marcas, de los nuevos motores y toda la plata de los sponsors. Uno de los pilotos más viejos en actividad es el campeón de esta nueva categoría. Una paradoja más en la larga trayectoria del Turismo Carretera.