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Red Internacional
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MÚSICA // SERIES. Gustavo Cerati, gracias totales

"BIOS, vidas que marcaron la tuya" esta vez sobre la vida del creador de Soda Stereo emitido el domingo 25 por National Geographic.

Gustavo Grazioli @Discolo1714

Miércoles 28 de noviembre de 2018

“Hoy con nosotros, amigas y amigos una esplendida voz, un extraordinario cantante argentino que se presenta ante nuestros micrófonos para brindarnos las melodías del continente americano”, se escucha que dice la voz de Juan José Cerati – padre de Gustavo – desde una grabación en la que presenta a su hijo de aproximadamente 5 años que canta una canción con final feliz: “Te quiero/ te quiero”.

La escena que pone al desnudo los primeros pasos artísticos del creador de Soda Stereo corresponde al especial BIOS, vidas que marcaron la tuya que se emitió el domingo 25 por National Geographic. En dos capítulos de una hora la vida de Cerati se narra como un cuentito en donde aparecen las voces de Lilian Clark – su madre - , Benito y Lisa – sus hijos -, Zeta Bosio, Charly Alberti, Leo García, Shakira y su amigo, compañero de ruta, el ingeniero de sonido Adrián Taverna, entre otros.

El documental (o, como gustan llamar ahora, biopic) traza una línea cronológica que comienza con la carrera de publicidad como hilo conector para llegar a Soda Stereo, continua los discos solistas y culmina con el fatídico show de Venezuela que hace resonar el término ACV. De la mano de Javiera Mena – cantante chilena que oficia de entrevistadora a lo largo del programa – se hace posible el acceso a un mundo que tiene entre sus filas a una de las bandas que más representó al rock latinoamericano. Entre fotos, las grabaciones de los primeros discos, lo que se ve es una estética que además de motorizar el sueño rockero desde la música, puso especial énfasis en la imagen y el look. “Eramos un peine y tres personas”, recuerda Cerati.

Soda para finales de los ’80 ya era un éxito y las giras eran moneda corriente. Llegaban a los lugares en limousine y, como le escuché decir una vez alguien, los vidrios se le llenaban de los dedos de los fanáticos. En los comienzos de los ’90 hacen estallar su pico de popularidad con un show en la Av. 9 de Julio para unas 150.000 personas, pero todo lo que sube tiende a caer y el estallido es inminente. “La separación de Soda fue una escalera en descenso”, dice Daniel Kon - manager de Soda - quien segundos después confiesa que la popularidad “posiblemente haya producido un hartazgo en él” (en referencia a Cerati).

Con la grabación de Amor amarillo la distancia con los Soda parece ser un hecho. Cerati decide irse a vivir a Chile y sembrar el mandato de tener una familia en suelo trasandino. Todo parecía indicar que nada lo haría regresar al país que en aquel momento presidía Carlos Menem, pero en el 94 un hijo de Bosio se muere en un accidente y la humanidad de querer estar con su amigo lo hace volver. Dos años más tarde los Soda estaban de vuelta y dan un accidentado show en la cancha de Ferro. A Bosio se le quema el equipo en el primer tema y mantienen una batalla constante con el sonido. “Fue el peor show de Soda de la historia”, recuerda Taverna.

Si bien ese regreso fue una lucha para que el trío permanezca, no hubo caso. El quiebre entre ellos se hizo muy visible. Problemas de plata, separación asegurada. En el ’97 hicieron el famoso show despedida en River donde Cerati selló su amor con la gente y fraternidad de tantos años. “No solo no hubiéramos sido nada sin ustedes, sino con toda la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo; algunos siguen hasta hoy ¡Gracias totales!”. Ahora sí, Soda pasaba a la historia y los periodistas se iban a encargar de ello.

La etapa solista se iniciaba del todo y lo ponía a Cerati de cara a Bocanada, un disco en el que ya se percibía un espíritu místico. “Hice conexiones con cosas que no había hecho antes”. Los discos continuaron, la producción se fundió en estéticas que se separaron de aquellas guitarras estridentes y vinieron Siempre es hoy, Ahí vamos (disco de sonido más Stereo, en el que las guitarras volvieron a ser protagonistas) y Fuerza natural. Pero en el medio de toda esa ebullición cancionera, Cerati tuvo su primera señal de que algo andaba mal en su salud. El alerta terminó por llamarse trombosis.

Había que bajar los decibeles, comer bien, hacer deporte, dejar de fumar. Un combo muy difícil de aplicar. La máquina siguió igual, hasta que en 2010 dijo basta. Después de una presentación en Venezuela, el músico Fernando Samalea quiso hacer una foto grupal como acostumbraban después de cada presentación y Taverna advirtió que algo no andaba bien en el semblante del compositor. Después de que el flash congelara la imagen, Cerati se fue al camarín y se desvaneció. Una vez internado empezó la vigilia y el rezo por vos. Por más que la muerte haya querido ponerle punto final a los 55 años, para Gustavo siempre es hoy.