Para contentar a "los mercados" y contener su presión sobre el dólar la receta de Martín Guzmán fue llenar la plaza de bonos de deuda pública. Hablamos con el especialista Martín Míkori para saber qué es un bono, cómo funciona y cuáles son las consecuencias de este festival de endeudamiento.

Lucía Ortega @OrtegaLu_
Viernes 6 de noviembre de 2020 19:14
Deuda pública: ¿QUÉ ES UN BONO? - YouTube
Un bono es un activo financiero mediante el cual el Estado o las empresas buscan financiamiento. Se trata de un contrato con fecha de vencimiento donde se paga el principal (el valor nominal establecido) al final del plazo y los "cupones" con distintas fechas de vencimiento.
La primera emisión se realiza en el "mercado primario", en el que queda también definida la tasa de interés y la legislación en la que se enmarca, y luego puede revenderse en el "mercado secundario" donde lo que varía es el precio.
Le consultamos al actuario UBA Martín Míkori, especialista del tema en la sección La Izquierda Diario economía para entender mejor de qué se trata.
"El bono es un préstamo entre partes, donde el deudor recibe plata del acreedor a cambio de la promesa de pago más intereses, con ciertas características como la tasa de interés, la moneda en que va a pagar, los plazos y ciertos aspectos legales", indicó el actuario.
"El bono puede ser emitido por instituciones privadas como las empresas, por instituciones públicas como el Estado.Todo lo que tiene que ver con los bonos soberanos tiene características particulares, además de la tasa de interés, la moneda que tiene que pagar, como la ley donde rige. Acá fue muy conocido el tema de la legislación local o extranjera, que es importante para entender quién juzga después cualquier conflicto entre partes", agregó.
Hay varios que salieron ganando doble con la reestructuración de deuda de Guzmán, porque además de la rentabilidad que les garantizó, ellos habían adquirido ese papel muy barato, por ejemplo, a 25 dólares cuando su valor nominal era de 100 y después el Estado les validó mucho más con el Canje de deuda que acordó el ministro de Economía con los "Lobos de Wall Street" como Pimco o BlackRock.
¿Por qué estamos hablando de los bonos?
Porque el Estado está emitiendo una gran cantidad de ellos. Es decir, se está endeudando. Miremos el calendario publicado por el Min. Economía solamente para noviembre:
Por eso se dice que es un festival de deuda, o que está "empapelando" de deuda la plaza financiera.
¿Con qué objetivo? Varios, pero el primero y principal es bajar la cotización del dólar paralelo (el blue y el CCL) y así bajar la brecha.
Lo hace mediante más endeudamiento de dos formas: sacando pesos de circulación (de hecho le “devolvió” adelantos transitorios al BCRA por $100.000 millones de pesos) y ofreciendo instrumentos rentables (y en dólares) a los fondos de inversión que operaban en el CCL, para que dejen de apostar al dólar en ese mercado, lo que hacía subir la cotización paralela, y pasen a apostar al dólar por la vía de un bono atado a la tasa de devaluación.
O sea, todo a la medida de sus negocios, nada a la medida de las necesidades sociales en medio de esta situación crítica.
¿Cuánto le cuesta al Estado argentino endeudarse hoy en el exterior?
Carísimo. Alrededor de un 15 % en dólares. Por eso el gobierno se viene financiando de dos formas, emisión y deuda en el mercado local, aunque ahora dejó de financiarse con emisión, o sea, con plata del Banco Central, que era un pedido de los mercados.
"Después lo que fue el default y la Argentina tiene prácticamente cerradas todas las puertas de deuda internacional. La estrategia pareciera que pasa por dejar de emitir pesos para emitir deuda como un mecanismo de financiamiento. El gobierno está jugando centralmente con tres tipos instrumentos: la emisión de deuda en pesos con unas tasas bastante altas, lo que tiene que ver con la emisión de títulos ajustables por cer (un ajuste parecido a la inflación) y ahora empezó también a jugar fuerte con todo lo que son los bonos atados a dólar", detalló Míkori.
Sin embargo este festival de bonos implica un problema hacia adelante muy agudo.
Los precios de los bonos se están acercando a los valores de default. Un análisis realizado por Adrián Yarde Buller, economista jefe de Grupo SBS, advirtió que las posibilidades de ver un default en los próximos 10 años es del 91 %, según publicó el diario El Cronista.
Fijense otro dato: los bonos que más se venden son los atados al dólar ya que los “mercados” apuestan a una devaluación y se beneficiarán con el salto del tipo de cambio.
Al respecto, Martín Míkori explicó que "esos inversores eligieron un bono atado al dólar en lugar de uno que rinde 40 % en pesos. Lo que se puede ver de esta manera es que hay ciertas presiones y el mercado tiene cierta expectativa de una evaluación fuerte, incluso más fuerte que 40 % porque apuesta más mucho más a eso que a otro tipo de bono".
O sea, hay riesgo de default a mediano plazo y riesgo de devaluación en el corto. Las consecuencias de un salto en el tipo de cambio son siempre muy negativas para los sectores populares, especialmente por su impacto en los precios.
Pero el problema de fondo es que siguen faltando dólares, no sólo en las reservas del Central sino para cumplir con el cronograma de pagos, que es lo que interesa al "mercado" (es decir, a los capitales financieros y a las grandes empresas). El año que viene el Gobierno tiene previsto endeudarse para pagar los intereses de deuda pero eso no es suficiente, va a necesitar cubrir, según algunos cálculos, unos 10 mil millones de dólares más.
Por eso los empresarios piden que se avance rápido en un acuerdo con el FMI que desembolse dólares y además que se ajuste el gasto fiscal para reducir la necesidad de financiamiento.
Con esta agenda Guzmán coincide y eso explica que viene avanzando en medidas pro mercado.
Pareciera que seguir dando concesiones y respondiendo a su agenda es la única alternativa que hay. Sin embargo, no es la única, ni es la que permitirá cortar con este círculo vicioso de la deuda.
Al contrario, resulta que el “alivio” en los vencimientos que supuestamente había conseguido Guzmán con la reestructuración se disolvió en la mano. O sea, se reestructuró para volver a endeudarse.
Hay otra alternativa que es el desconocimiento soberano de la deuda y el rechazo al plan de ajuste del FMI y de Guzmán.

Lucía Ortega
Economista UBA. Coeditora de la sección de Economía de La Izquierda Diario.