Hoy nos hemos despertado con la noticia del despido de cinco trabajadoras que llevaban nueve años trabajando para la empresa H&M, debido a bajas médicas. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar que liquiden nuestros derechos?
Raquel Sanz Madrid
Jueves 12 de diciembre de 2019
Foto: Archivo. Manifestación frente a H&M en 2018.
La prensa informa también que otras empresas como la multinacional Adeco, ha tomado la misma medida para despedir a tres teleoperadoras y a un teleoperador, en una filial en la Coruña. En todos los casos se los considera despidos procedentes y por lo tanto a las trabajadoras solo les corresponde por Ley la miserable cantidad de una indemnización mínima de 20 días por año trabajado.
¿Cómo puede ocurrir algo así? ¿Un despido “procedente” cuando la trabajadora justifica su baja médica?
Esta brutal medida tiene su antecedente en la reforma laboral que aplicó el mal llamado partido progresista del PSOE con Zapatero a la cabeza, en el año 2010 para después continuar en el 2012 dándole otra vuelta de tuerca durante el mandato de Rajoy.
De este modo han legalizado la aberración de que, si el trabajador se ausenta más del 20% durante dos meses, aunque sea por baja laboral y de forma justificada, podrá ser despedido. Esto con el agravante de que en la mayoría de los casos son enfermedades laborales no reconocidas por las empresas.
Todo esto, además, ha sido ratificado por el Tribunal Constitucional, con el argumento de que el límite al derecho al trabajo se justifica por la “libertad de empresa y la defensa de la productividad” excepto en los casos de cáncer y enfermedades graves. Se trata de un nuevo ataque a la clase trabajadora, sobre todo a las mujeres trabajadoras que somos las que soportamos los trabajos más precarios, con sueldos más bajos que nuestros compañeros, contratos a tiempo parcial y la mayor cantidad de externalizaciones, como es el caso de las camareras de piso, compañeras que se rompen la espalda a diario, o las empleadas del hogar que apenas si tenemos derechos. Además, somos las mujeres trabajadoras quienes sufrimos la doble jornada que realizamos en nuestros hogares, el cuidado de nuestra familia mediante un trabajo que le sale de forma gratuita al capitalismo.
Con estos recortes a nuestros derechos y otros que seguramente van a querer imponernos, la clase trabajadora sufriremos un retroceso, importante.
Los sindicatos han anunciado que presentarán denuncias judiciales contra estos despidos. Pero eso no es para nada suficiente. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar?
Tenemos mil razones para hacer como nuestras compañeras en Francia: salgamos a la lucha, exijamos a los sindicatos una huelga general de una vez para derogar las reformas laborales, para terminar con las externalizaciones, los trabajos temporales y la precariedad, para exigir iguales derechos para las trabajadoras del hogar y las trabajadoras migrantes, junto a nuestros compañeros. Ya lo sabemos, la lucha es el único camino.