Mientras el gobierno de la provincia de Neuquén ataca y persigue a las organizaciones sociales, las mujeres del Frente de Organizaciones en Lucha se organizan en los barrios para hacer frente a la crisis y la pobreza. Sonia Barrios cuenta que en los comedores crece la demanda de las familias por un plato de comida.
Lunes 26 de agosto 15:33
Sonia Barrios es una de las referentes del Frente de Organizaciones en Lucha. Milita hace nueve años y es la responsable de coordinar los ocho comedores y merenderos que la organización tiene en diferentes barrios de la ciudad de Neuquén.
El 99 % de las integrantes de la organización son mujeres. Trabajan en comedores, obras, proyectos productivos. Se capacitan, se acompañan, se movilizan. Con su trabajo y su lucha tejen redes y lazos de solidaridad de clase para hacerle frente a la crisis y la pobreza que en Neuquén, la provincia de Vaca Muerta, alcanza al 36, 6 % de la población.
“Todos los días está llegando gente pidiendo un poco de comida o alimento para la noche.La necesidad de los vecinos nos obliga a abrir también a la noche. No damos abasto”, dice Sonia, preocupada por la realidad que se vive en los barrios.
Todos los días está llegando gente pidiendo un poco de comida o alimento para la noche
Es agosto, son las 11 de la mañana y en el barrio Cuenca XV de la ciudad de Neuquén, hace frío pero el calor del sol acompaña a las familias que esperan afuera del comedor su ración de comida. Adentro, cuatro mujeres con pulcros delantales y gorros cocinan en grandes ollas sobre mecheros con garrafa. Otras, acomodan la mercadería que llega y se preparan para distribuirla en el resto de los comedores que tiene la organización.
“Solamente aquí, en el comedor Pehumayén, tenemos más de 500 raciones de lunes a viernes y hacemos la cena para 40 familias que vienen y retiran. También hacemos lo posible para acercar la vianda a los vecinos o a los hijos de alguna compañera que no llegan a retirarla porque están haciendo una changa. Tratamos de ayudarnos y facilitar el almuerzo y el alimento a cada familia”, asegura orgullosa Sonia.
Según un estudio del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), que mide la variación de precios en los almacenes y mercados de barrios populares, la canasta básica total en julio fue de 1.047.328 pesos y la canasta básica alimentaria, que permite a las familias de Neuquén estar por encima de la línea de indigencia, fue de 471.429 pesos.
Los programas del gobierno nacional, Volver al trabajo y Acompañamiento Social, para las y los integrantes de las organizaciones sociales a cambio del trabajo en los proyectos productivos está congelado desde hace meses en 78 mil pesos por mes y los que otorga el gobierno provincial es de 39 mil pesos. Es decir: el 16, 54 % de la canasta alimentaria y el 7,44 de la canasta básica total.
El gobierno dice que la pobreza está disminuyendo, porque no caminan en los barrios
“Hay mucha necesidad. Eso se está viendo día a día. El gobierno dice que crece el trabajo, que la pobreza está disminuyendo, porque no caminan en los barrios. La ayuda tiene que ser constante, así como hacemos nosotras, que nos organizamos para ayudar a la familia y acercarle un plato de alimento”, denuncia.
Sonia es una de las mujeres víctimas de la violencia policial y judicial y de la persecución del gobierno de Rolando Figueroa. Le patearon la puerta de su casa, la allanaron y la sacaron esposada. Carga con una historia de estigmatización, pero no se resigna. Se organiza y construye colectivamente una salida frente a la crisis. “El gobierno persigue a las organizaciones sociales porque nos organizamos. Están queriendo cerrar los comedores y nosotros pensamos: ¿Qué va a pasar con esas familias que asistimos? La realidad es preocupante”.