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Red Internacional
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Tribuna Abierta. Hablan los protagonistas

Jueves 18 de septiembre de 2014

Profesor Rubén Naranjo

¿Cómo vivió las movilizaciones del 69?

  •  Yo participé en todas las movilizaciones que hubo ese año, tanto de los hechos de mayo como los de septiembre, no solamente yo, sino todo el grupo de pintores... no lo hicimos orgánicamente como un cuerpo, sino individualmente, pero todos salimos a la calle...Participamos en la protesta de la calle. Pasamos de ser perseguidos a perseguir a la policía. Frente a las escalinatas de la Bolsa de Comercio, nos dimos cuenta que la policía se había replegado. Eso produjo un gran entusiasmo estudiantil, si bien hubo columnas de obreros que habían apoyado, especialmente los obreros de los Talleres de Pérez, que mandaron una columna importante. Básicamente, el movimiento de mayo fue producto de la protesta estudiantil. Eso no quiere decir, que haya estado reducido a este sector únicamente. Recuerdo, estar sentado en una esquina determinada, corrido por la policía, mirar a mi costado y encontrarme con una persona mayor, o profesores y estar junto a mí jadeando, sentado en un cordón. Tomábamos aire y volvíamos. Nadie tomó distancia. Estábamos convencidos de estar en la calle.
    Cuando uno analiza esos años no puede dejar de reconocer hechos que pasaron fuera del país y que tuvieron que ver con los comportamientos, con las decisiones. El Mayo Francés del 68, marco el comportamiento distinto para los jóvenes de todo el mundo. En aquella época, estábamos muy deseosos de tener los graffitis de las paredes de Paris. La situación social del mundo era diferente y en Rosario repercutía en forma muy directa. Los jóvenes de aquel momento estábamos muy comunicados. El mayo francés derramo toneladas de tinta, pero no derramó sangre. No murió nadie en el mayo francés, por lo menos como efecto de los conflictos. En cambio en Argentina, tal vez porque somos latinoamericanos y trabajamos de una manera distinta, acá murió mucha gente, tanto en los hechos de Rosario, Córdoba, Corrientes. El 69, para la Argentina fue un año signado por la sangre, por la muerte.

    ¿Lo recuerda como un hecho espontáneo?

    En este tipo de cosas, hay fechas, hay días, tal día de mayo pasó tal situación, y efectivamente pasaron cosas. Pero esos hechos fueron culminación de procesos. No se elaboraron ese día. Son puntos de llegada de procesos sociales muy agudos que tuvieron distintas vertientes.
    Mayo de Rosario fue una protesta estudiantil, que se desencadenó a partir de la muerte de Cabral en Corrientes. Este hecho encadenó otros de nivel nacional.

    Dr. Horacio Zamboni, abogado laboralista
    ¿Cuál era el panorama de la ciudad al iniciarse el paro de 38 horas en septiembre?

  •  Nosotros veníamos de la zona industrial, donde se había parado, y llegamos a Rosario ya avanzada la tarde. Desde la entrada a la ciudad prácticamente ya no se podía avanzar por las barricada. Ese día en San Lorenzo hubo un acto en las puertas de Molinos Rió de la Plata, que fue reprimido por la policía. Además, habían intentado hallan el Sindicato de Aceiteros. Se volvió a Rosario como se pudo, porque no teníamos trasporte y nos encontramos con que estaba prácticamente tomada, barricadas por todos lados, columnas de humo en distintas zonas.
    La gente en las barricadas gozaba de la libertad y la defendía frente a los embates de la represión. Las barricadas eran derribadas pero se volvían a levantar, y eso prácticamente duró mas de 30 horas. Había mucha bronca por la prepotencia militar, la proscripción del peronismo, la intervención de los sindicatos, las conquistas perdidas.

    ¿Qué balance hace del Segundo Rosariazo?

  •  Lo primero que habría que señalar es que ese día las cúpulas militares y los sectores económicos dominantes estaban condenando a muerte a mas de 15.000 dirigentes obreros. Unos pocos fueron ejecutados en esos años, pero a partir del golpe del 24 de marzo de 1976 la masacre se hizo efectiva.
    La otra cuestión a rescatar es la unidad antidictatorial. Todos esos obreros peronistas, socialistas, comunistas, que habían salido a exigir sus derechos mantenían sin duda sus diferencias pero estaban juntos en la calle contra la dictadura.
    Yo recuerdo por ejemplo que la barricada del Cruce Alberdi, en Génova y Avenida Alberdi, estaba dirigida por el jefe de los bombos de Menem, a quien todos conocían porque entonces comandaba los bombos de a hinchada de Rosario central.
    Por entonces aparece en el movimiento obrero una pluralidad de posiciones políticas y desde septiembre del 69 en la Argentina ya nada será igual. Onganía tenía los días contados, hubo discusiones en el poder militar sobre cómo desactivar una lucha que, si no se hacían concesiones marchaba inexorablemente a una explosión violenta que encabezaría, ahora si, la clase obrera. Porque la diferencia entre el primero y segundo Rosariazo fue el papel protagónico que en septiembre tuvo la clase obrera organizada sindicalmente. Salían las columnas desde los sindicatos con acciones muy claras. Arrastrando a otros sectores sociales. Ahí esta la diferencia con el primero, donde el papel protagónico lo tuvo el movimiento estudiantil, aunque apoyado por sectores obreros. Por otra parte, en septiembre se le dejó el centro al poder oficial, la gente se refugiaba en los barrios y se combatía junto al vecino, al amigo y que esta la segunda característica: fue netamente popular.

    Entrevista a Enrique Gigena: ex delegado ferroviario e integrante de la comisión coordinadora de la Unión Ferroviaria durante los Rosariazos.

    ¿Que papel jugaron las Comisiones Coordinadoras en la histórica huelga ferroviaria de septiembre del 69?

  •  En esas luchas de los ferroviarios, que marcaron el reencuentro con los métodos propios y naturales de la clase obrera, hubo una importante contribución de las Comisiones Coordinadoras, que impulsaron y le dieron forma organizativa a la resistencia antidictatorial y contra el sindicalismo colaboracionista.

    ¿Como fueron, en esa época, las asambleas de los Talleres de Pérez?

  •  Eran asambleas masivas. Recuerdo la del 22 de Mayo de 1969, que se realizó en los lugares de trabajo de las distintas seccionales del gremio y que culmino en la concentración junto al mástil de los Talleres de Pérez, donde se rindió homenaje al joven Blanco y a las demás victimas de la represión y se resolvió apoyar el paro activo del día siguiente. En el proceso de toda esa lucha se recupero la democracia obrera a través de las multitudinarias asambleas que se hacían diariamente y hasta dos veces por día resaltando los principios naturales de organización y lucha clasista y restableciendo la unidad combatiente del gremio y su permanente movilización.
    Entrevista a Héctor Quagliaro, quien dirigía la Seccional Rosario de la CGT de los Argentinos

    ¿Que nos puede contar del Segundo Rosariazo? ¿Qué pasó en septiembre de 1969?, porque a veces no se sabe bien que hubo dos Rosariazos.

    En septiembre del 69 estalla un conflicto ferroviario por la suspensión de dos compañeros que eran militantes sindicales, la unión ferroviaria estaba intervenida, se llamó a una Asamblea, se autoconvocó a una asamblea en la Unión Ferroviaria. Yo participé en mi carácter de Secretario de la CGT, ellos decidieron un paro, trasladamos eso a un plenario de todos los sindicatos de Rosario y se resolvió hacer un paro, un paro general con movilización. En ese tiempo, no se si la palabra correcta es esa, pero inauguramos un nuevo mecanismo de protesta, que ya no era el paro como se decía dominguero. Sino que convocábamos a la ciudad, o dividíamos a la ciudad en zonas y convocábamos desde las 10 de la mañana a encontrarse en determinado lugar a todos los sectores organizando en cada zona, para confluir en el Centro. Eso produjo una represión, y bueno, se lanzó allí el paro de septiembre, que fue el segundo Rosariazo, que tuvo también una connotación social muy importante.
    Bueno, todo eso nos fue poniendo a nosotros en una situación, o por lo menos a Rosario, en una situación de avanzada en cuanto a las demandas y los reclamos sociales muchos de los cuales todavía no están totalmente satisfechos.