A días de tener que presentarse a declarar, el exjefe del Ejército rompió el silencio. En una larga entrevista, habló de todo lo que quiso. Tuvo tiempo (y cara) para victimizarse.

Gloria Pagés @Gloria_Pages
Sábado 25 de junio de 2016
César Milani apareció en escena a pocos días de tener que declarar ante la Justicia. Lo hizo en una entrevista con Radio del Plata.
Antes que nada, puso como condición la presencia de su abogada en el piso del programa que conduce Daniel Tognetti, como garantía supuesta de que las “cuestiones legales” serían bien defendidas y aclaradas. Un terreno difícil, evidentemente, para quien está acusado por numerosos sobrevivientes y familiares de desaparecidos –como los del soldado Alberto Ledo- de crímenes de lesa humanidad.
Para atajarse, arrancó diciendo que "hay un profundo hostigamiento y persecución mediática judicial, de todos aquellos que ocuparon cargos relevantes del gobierno anterior. Esto no tiene buen final, nuestra historia nos demuestra que estas intolerancias no han terminado bien". Desde su óptica, ser citado a declaración indagatoria es ser un perseguido. Ese tono de víctima recorrió toda la entrevista.
Maniobra no muy distinta a lo que despotrica la mayoría de los genocidas cada vez que tienen que declarar o son condenados. Cinismo exacerbado, hablar de “intolerancia” que terminan mal y haber sido parte del ejército genocida y estar acusado de haber participado en el mismo de manera activa.
La conversación amena, eventualmente interrumpida por un “pero a usted lo acusan de...”, se hacía insoportable para cualquiera que conozca un poco la historia del exjefe del Ejército. El abrazo con Hebe de Bonafini volvía a cada rato a la memoria como un mal recuerdo. Para la mayoría defensores del “proyecto”, el lanzador de bolsas de dólares José López es intragable, pero el sapo de Milani todavía parece que se tolera. Más ahora que se va a dedicar a vender panchos con Guillermo Moreno. Un trabajo honorable, sin dudas, con el que ambos pretenden pasar por sencillos cuentrapropistas, hasta dadores de trabajo en momentos en que gran parte de la población teme perderlo. Extraña la honestidad kirchnerista, que no pone el grito en el cielo reclamando que Milani vaya preso.
“No sé cómo desapareció Ledo”
“Jamás tuve vinculación con el soldado, no tuve nada que ver en forma directa, no hay prueba concreta que me vincule con el acta [de deserción], era un trámite administrativo donde se asentaba que un soldado desertaba.”
Claro, resulta que ese “trámite administrativo” de firmar la deserción de un soldado fue en una enorme cantidad de casos, un eufemismo siniestro de su desaparición forzada. Obviamente no volvía a presentarse en su unidad, ergo, había desertado.
Para quien quisiera escucharlo, César Milani, siguió: "Yo no recuerdo haber intervenido en dicha acta, pero no descarto que la puedo haber hecho. He hecho decenas de actas de deserciones, puedo haber firmado 30 o 40. Si yo he hecho esta acta [de deserción de Alberto Ledo], fue una más, como tantas otras que hice", dijo. Y agregó: “No me consta que lo hayan matado”.
Por fin, Raúl Kollman, integrante del programa, metió un bocadillo: “¡Pero está desaparecido!”, exclamó. Milani aclaró: "No tengo indicios de cómo el soldado Ledo desapareció".
Recordemos que este 17 de junio se cumplieron 40 años la desaparición del conscripto y en La Rioja se realizó un acto homenaje encabezado por su hermana Graciela y su madre Norma Brizuela, quien reivindicó la militancia de Alberto. Fue unánime la exigencia de cárcel a Milani.
Volvamos a la entrevista radial. La abogada rápidamente toma la palabra para enumerar la cantidad de veces que se presentaron nulidades y que éstas no están resueltas, que también pidieron la revocatoria del juez federal de La Rioja Daniel Herrera Piedrabuena, que es quien lo cita este próximo martes.
En síntesis, un despliegue de maniobras y chicanas dilatorias típicas para eludir a la justicia, que ya de por sí bastante ha colaborado con la impunidad del genocida.
Milani fue parte de un Ejército que llevó adelante un plan genocida. No ser trató de acciones individuales. Desde el año 1986 el ex jefe del Ejército fue denunciado ante la CONADEP como responsable de la desaparición del soldado Ledo y es parte de los tres mil trescientos militares que participaron en el genocidio y que hoy siguen formando parte de las Fuerzas Armadas, después de doce años de gobiernos kirchneristas, aunque haya renunciado a su cargo en 2015.
“Olivera se olvidó de querellar durante 40 años”
Sobre los “hechos”, como le dice, de la Rioja, se apura a aclarar que "en el momento de los hechos tenía 21 años y era subteniente con dos meses de llegada a la unidad". Pongamos por caso a Alfredo Astiz a quien su juventud, la misma que Milani, no le impidió estar entre los más despiadados represores de la dictadura.
Digamos que por “los hechos de La Rioja” se refiere al secuestro de Alfredo Ramón Olivera, quien en marzo de 1977 fue secuestrado de su domicilio y estuvo diez días incomunicado en una comisaría.
“Estuve diez días desaparecido. Después me llevan a declarar al juzgado federal, ese traslado lo hace Milani. Él ingresa conmigo a la sala del juzgado, ahí lo reconozco, era el mismo que allanó mi casa”, relató el propio Olivera en una entrevista a este diario. Su padre, Pedro, fue secuestrado dos días antes que él y también reconoce a Milani de ese operativo.
Casi sin interrupción, Milani se dedica a descalificar el testimonio de Olivera. Tiene la caradurez de lanzar una chicana: “Así como Olivera se olvidó de esas cosas, se olvidó de querellar durante cuarenta años y se acuerda cuando soy Jefe del Ejército”.
No, Olivera no se “olvidó”. La primera vez que Alfredo declaró contra Milani fue cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitó el país en 1979, posteriormente en 1984 declara ante la Comisión Provincial por la Memoria. A pesar de ello, Olivera y la enorme cantidad de sobrevivientes y familiares de desaparecidos no pudimos siquiera acercarnos a algo parecido a la justicia porque las leyes de Obediencia Debida y Punto Final lo impidieron.
Por eso luchamos años para que fueran anuladas y poder volver a poner en el banquillo a los genocidas. Cuarenta años de impunidad para Milani y el resto de los genocidas no impidieron que desde la apertura de los juicios en 2004 miles seamos querellantes contra los milicos asesinos. Ese es el caso de la familia Ledo, Olivera, de Matta, de Schaller, cuya defensa ejerce Myriam Bregman y Matías Aufieri del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, que quieren ver a Milani preso por su responsabilidad en sus secuestros.
En la entrevista Milani también tuvo tiempo para descalificar el testimonio de Verónica Matta: “Dice que me reconoció en una foto cuando asumo como Jefe del Ejército y que me vio en una cárcel”. Verónica Matta declaró que Milani en persona es quien fue a su casa a secuestrarla el 16 de julio de 1976 cuando tenía 17 años y era delegada de su colegio.
Este martes, Milani a declarar
Daniel Tognetti le preguntó si tenía miedo de quedar detenido luego de su declaración testimonial ante el juez. “No tengo miedo” sentenció. Desde el piso de radio Del Plata, la abogada del genocida, Mariana Barbita, agradece la invitación y dice que el llamado a indagatoria en La Rioja es “nulo de nulidad absoluta”, pero no aclara los fundamentos de esa nulidad. Una vez más, chicanas para dilatar, eludir y buscar victimizar a su defendido.
Salvo que el juez Herrera Piedrabuena tenga por válidas las nulidades,Milani deberá declararpor su participación en los secuestros de Verónica Matta, Alfredo y Pedro Olivera.
Sería bueno que explique también cómo, habiendo formado parte del Batallón 601, emblema de la infiltración durante la dictadura, considerado por la Justicia como “una estructura intrínsecamente ilegal”, pudo haber permanecido “al margen” del andamiaje genocida.
Las pruebas contra Milani sobran. Es tarea del Estado abrir todos los archivos de la dictadura, apertura que venimos exigiendo desde hace años y que el kirchnerismo negó, y amparó a Milani a pesar de las denuncias. Macri y sus “colaboradores”, defensores de la teoría de los dos demonios no lo harán si no se lo imponemos con la movilización y la lucha.