Tras la derrota política contra el macrismo, y de cara al balotaje, en el Frente para la Victoria se multiplican los pases de factura. Habló Randazzo y desató la furia. Todo muy peronista.
Daniel Satur @saturnetroc
Lunes 2 de noviembre de 2015 14:18
Florencio Randazzo besa a Ernesto Sanz - Foto: DyN
Algunas escenas ya se habían visto antes del 25 de octubre. Randazzo ironizando con los problemas físicos de Scioli en una reunión filmada de Carta Abierta. Cristina pidiendo “baños de humildad” para cerrar filas con Scioli, dejando un tendal de precandidatos que nunca llegaron a serlo. Aníbal Fernández acusando a Julián Domínguez y Fernando Espinoza de jugar sucio en la interna, hasta aliándose a Clarín. Y muchas cosas más.
Hasta que “la jefa” puso a todo el mundo en caja y el Frente para la Victoria llegó a las elecciones cantando “Daniel, Daniel, qué grande sos” y casi presentándolo como “el primer trabajador”.
Pero los magros 2,5 puntos de diferencia obtenidos por la fórmula Scioli-Zannini sobre la de Macri-Michetti desataron todo tipo de suspicacias, cruces y pases de factura. A veces un poco más velados, otras a grito pelado.
Y un día reapareció Florencio
“La Presidenta ha decidido que el candidato sea Scioli y los resultados están a la vista”, señaló el sábado el ministro del Interior y Transporte, Florencio randazzo, en una entrevista con la radio MDZ. Y agregó que “el candidato hubiera salido mucho más fortalecido” si hubiera habido competencia interna en el FpV aprovechando las PASO.
Como si no fuera un funcionario central de gobierno nacional, Randazzo dijo que la elecciones pasadas fueron “una evaluación que hace el conjunto de la sociedad cuando vota, o premia o castiga”. Pero a su vez les respondió a quienes sospechan que ya está abandonando el barco: “Soy un hombre del Frente Para la Victoria y por supuesto que estamos comprometidos en lograr un buen resultado”, aunque “eso depende de muchísimas cosas”.
Las sospechas de algunos kirchneristas sobre las movidas de Randazzo tienen lógica. Las declaraciones del ministro fueron realizadas en Mendoza, durante una feria gastronómica, luego de abrazarse nada menos que con Ernesto Sanz, el exprecandidato presidencial de Cambiemos por el radicalismo. Es más, Randazzo hasta se vio “obligado” a negar un acercamiento con el macrismo luego de que corrieran algunos rumores. “Le agradezco a la gente de Macri que reconozca mi capacidad y mi gestión pero no voy a aceptar ningún cargo”. Eso sí, no es que se negó a ser funcionario de Macri por principios. Fue por cansancio. “Para ocupar un cargo hay que estar 24 por 24. Ha llegado el momento de acompañar desde otro lugar, le deseo al que gane lo mejor”, señaló el funcionario ante periodistas sorprendidos.
Estas declaraciones bien pueden borrar de un plumazo los ríos de tinta que durante meses produjeron algunos sectores del Frente para la Victoria. Para cierto progresismo k, incluso, Randazzo seguía siendo hasta ayer una expresión más cercana al “kirchnerismo puro” que el propio candidato presidencial.
Foto: DyN
Más sciolistas que Scioli
Embarcados en la carrera frenética y rabiosa para que no gane Macri el 22 de noviembre, desde diferentes alas del kirchnerismo salieron a responderle a Randazzo y sus osadas e inoportunas definiciones.
Desde “traidor” a “malparido”, no faltó adjetivo por dedicarle.
El primero fue, nada menos, que el compañero de fórmula de Scioli, Carlos Zannini. Mano derecha de Cristina, secretario Legal y Técnico de la Presidencia y candidato a vicepresidente de la Nación, Zannini le salió al cruce a Randazzo sin dudar. “Está frustrado y especulando con una derrota del FpV”, dijo sobre el ministro del Interior y agregó que “se equivoca. Él ha hecho una gran gestión, creíamos que estaba en el proyecto y esa foto con Sanz es una especulación y un coqueteo que no queda nada bien”.
Es más, Zannini dijo que no fue Cristina la que obligó a Randazzo a bajarse de la competencia presidencial, sino que fue él mismo el que decidió abandonar la carrera.
Enseguida se sumaron otros dirigentes a darle al “punching ball” Randazzo.
Según varios medios Luis D’Elía, fiel a su estilo, escribió por Twitter que Randazzo era Judas (en referencia al traidor bíblico) y un malparido. “JUDAS RANDAZZO CON SANZ. Se acuerdan cuando dije que era un malparido... Empezó a construirse el CAPRILES argentino”, twitteó el dirigente de Miles, aunque según esos mismos medios luego borró esos mensajes.
Oscar Cuartango, el ministro de Trabajo bonaerense que iría a la cartera nacional en caso de ganar Scioli, en diálogo con FM Nacional criticó la foto de Randazzo con Sanz. “Aceptamos críticas, no cambios esquizofrénicos”, sentenció.
El titular de la ANSES y posible ministro de Scioli, Diego Bossio, también cuestionó a Randazzo por Twitter. “En una campaña no hay tiempo para héroes, es momento de trabajar, de militar nuestras ideas y de convencer”, escribió. Y sumó que “nada grande, ni nada bueno sale del egoísmo personal. No se puede hacer política como si fuera una mesa de apuestas”. Eso sí, Bossio no borró los mensajes.
El apoderado del PJ nacional, Jorge Landau, calificó de “inoportunidad absoluta” las declarariones de Randazzo. Según el diputado nacional, con esas manifestaciones el ministro del Interior “ha ayudado a pensar” que el kirchnerismo “será un desorden permanente” si continúa en el gobierno.
Por si fuera poco, esta mañana el ministro de Planificación Julio De Vido lanzó una “reflexión”, también por Twitter. “Los traidores son como las moscas: sólo sirven para transformar las bostas y las pudriciones. Decía el General Perón”, escribió uno de los pocos funcionarios inamovibles desde el 25 de mayo de 2003.
Como era de esperar, quien menos se expresó contra Randazzo fue el propio Daniel Scioli. Necesitado de la mayor confluencia de voluntades y militancia en pos de ganarle a Macri el 22 de noviembre, el candidato del kirchnerismo sólo espera en silencio superar cuanto antes este nuevo capítulo de la interna.
De “esperanza blanca” a traidor malparido
En la figura de Florencio Radazzo se sintentiza parte de la crisis política en que cayó el kirchnerismo el domingo 25 de octubre. Si bien el Frente para la Victoria fue la primera fuerza votada, la derrota política que significa ir al balotaje contra un Macri fortalecido desató todo tipo de análisis, explicaciones y especulaciones internas.
Randazzo había captado las expectativas de parte del “kirchnerismo puro” para enfrentar a Scioli en las PASO. Pero a último momento Cristina acordó con el gobernador bonaerense la fórmula común con Zannini y lo obligó a bajarse. Entonces le propusieron candidatearse a gobernador de la Provincia pero él, como lo había anticipado varias veces, se negó. Desde entonces se refugió en su ministerio y se dedicó a andar en tren, visitando estaciones y anunciando cada tanto alguna inauguración ferroviaria.
La derrota estrepitosa de Aníbal Fernández contra María Eugenia Vidal reflotó los reproches hacia Randazzo por no haber actuado de acuerdo a una estrategia común del oficialismo, poniendo a los “mejores” (o los que más medían) en cada candidatura. De ahí que se le endilgara un egoísmo más que contraproducente en un momento donde lo que hacía falta era que todos tiren para el mismo lado.
Mientra Scioli se muerde los labios esperando que todos se pongan las pilas y lo acompañen (así sea hasta el cementerio), en medio de la campaña hacia el balotaje la crisis interna del kirchnerismo sigue sumando agitados capítulos. Nada extraño en la larga historia del peronismo. Pero nada bueno, a su vez, para las aspiraciones de los fanáticos del “proyecto”.
Foto: Ministerio del Interior y Transporte
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS) | IG @saturdaniel X @saturnetroc