El 7 de mayo de 1919 nacía María Eva Duarte, una de las mujeres más importantes de la historia nacional. Su vida está íntimamente ligada al peronismo.
Martes 7 de mayo de 2019 10:06
Siempre cuento esta anécdota, y acá la cuento nuevamente: mi mamá siempre me decía que cuando murió Eva mi abuelo salió al patio de su casa en Villa Urquiza y descorchó una sidra. Por la otra parte de la familia, mi papá contaba que, en cambio, en La Plata, mi abuela no paraba de llorar. Es que la figura de Eva despertaba pasiones encontradas. Amada y odiada.
Se cumplen 100 años del nacimiento de Eva Duarte. Oriunda de Los Toldos, de familia humilde, supo “ganarse el corazón de sus descamisados”. En 1944, ya instalada en Buenos Aires conoció a Juan Domingo Perón.
Evita no va a ocupar el lugar que tradicionalmente tenían las Primeras Damas, siempre de posición social acomodada, para las que la actividad política estaba prácticamente vedada y su rol, como mucho, era el de la beneficencia. Por el contrario, Eva va a tener un papel central durante el peronismo y desde el Ministerio de Trabajo seguirá la problemática sindical: de manera cotidiana, recibiendo delegaciones de obreros y sindicalistas, era parte de las discusiones de los convenios colectivos de trabajo, mantenía una relación diaria con los más altos dirigentes de la CGT y actuaba como intermediaria en la discusión de algunas reivindicaciones.
Hay que tener en cuenta que los primeros años del gobierno peronista se correspondieron con un período de bonanza económica excepcional en los años de la inmediata posguerra, lo que explica las posibilidades de brindar importantes concesiones a la clase trabajadora a cambio de la subordinación del movimiento obrero y sus organizaciones al Estado. Y, a su vez, ayudaron a construir el mito de Evita como “abanderada de los pobres”.
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Este último aspecto es por lo que suele ser más recordada, vinculada intensamente a la ayuda social. En 1948, se creó la Fundación Eva Perón que, entre otras ocupaciones, terminó de absorber las actividades que desarrollaba la Sociedad de Beneficencia, en asilos y orfanatos, y las extendió a todo el país. La Fundación se ocupó de brindar derechos elementales que debía garantizar el Estado, intentando desligar en la conciencia de los trabajadores sus luchas de la obtención de estos derechos. Muchos niños tenían su primera bicicleta o su primera muñeca gracias a la Fundación. Mi abuela Negra, la platense, contaba que veía a los nenes en las calles de Barrio Jardín jugar “gracias a Evita”. Miles de mujeres accedían a una máquina de coser. Aunque mi mamá se encargaba de aclarar que la de mi abuela Niní, marca Singer, se la había comprado mi abuelo, el mismo que descorchó la sidra, “con mucho esfuerzo”. De esta forma el papel de Eva le permitía al régimen peronista simbolizar el protagonismo de los trabajadores y el pueblo pobre acompañando al proyecto burgués de Perón, perdiendo de esta forma su independencia política.
Eva y el voto femenino
El 9 de septiembre de 1947 finalmente se sancionó la Ley de Sufragio Femenino. La progresiva participación de las mujeres desde el inicio del peronismo introdujo en el gobierno un motivo más para otorgarles la ciudadanía y luego intentar organizarlas dentro del partido. Las mujeres eran cada vez más un sector social con peso propio, incorporadas al mercado de trabajo, con demandas específicas que debían ser escuchadas. La discusión dentro del peronismo era sobre cómo atender a esa realidad insoslayable, avanzando en el sufragio femenino, pero intentando que esa incorporación de las mujeres a la vida electoral fuera controlada: de ahí la conformación del Partido Peronista Femenino, para darle un marco político y organizativo, que acompañara el marco legal, a la incorporación masiva de las mujeres en la arena electoral. Al mismo tiempo, el peronismo terminaba de conformarse como un movimiento que abarcaba la rama política con el Partido Peronista, la rama sindical con la CGT y la femenina con el PPF.
La campaña por el voto femenino comenzó en enero de 1947 con una serie de discursos que pronunció Eva que fueron transmitidos por Radio del Estado y la Red Argentina de Radiodifusión, y fue uno de los ejes que le sirvió para la construcción de su liderazgo. Al colocarse al frente de la campaña, capitalizó toda una historia de luchas infructuosas de grupos feministas y sufragistas de las últimas décadas entre otras: Cecilia Grierson, Julieta Lanteri, Sara Justo, Alfonsina Storni, Alicia Moreau de Justo, Elvira Rawson de Dellepiane, Carmela Horne Arriola. Es por esto que ha quedado en el imaginario popular tanto del peronismo como del antiperonismo que fue Eva Perón quién otorgó el derecho al voto.
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El peronismo aprovechó la lucha de décadas que las mujeres traían consigo, sumándose de manera tardía a la pelea por el voto femenino. No es menos claro que fue, durante ese gobierno que esa demanda se transformó en ley, y al mismo tiempo transformó la vida de miles de mujeres. La creación del PPF, aunque de manera subordinada a la política del Partido Peronista y a la figura de Perón, impulsó a la militancia política a mujeres de todo el país, con Eva a la cabeza. Aunque no buscó ser un espacio que cuestionara el patriarcado ni el lugar de las mujeres en los marcos de esta sociedad, a la vez fue una organización que formó mujeres líderes en todas las provincias y en las principales ciudades.
El 11 de noviembre de 1951 miles de mujeres concurrirán al cuarto oscuro por primera vez. En esa oportunidad, sufragó el 90% del padrón femenino, siendo reelecto para la presidencia Juan Domingo Perón.
De la asamblea fundacional del PPF al Renunciamiento histórico
En julio de 1949 se realizó la primera asamblea organizativa del Partido Peronista (PP). El 25 se realizó la ceremonia inaugural en el Luna Park. A partir del día siguiente, las mujeres sesionaron en el Teatro Nacional Cervantes, fundando oficialmente el PPF, el 29 de julio de 1949, que funcionó dentro del PP pero con autoridades y organización propia.
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La asamblea fundacional fue un momento clave para Eva. Dos años después, el Cabildo abierto y el renunciamiento histórico, fueron el hito que terminó de encumbrarla como el mito en el que se terminó transformando, y que sigue vigente hasta el día de hoy.
En un momento en que las mujeres recién contaban con el voto -y que aun no habían podido ejercer- Eva Perón se permitió que la CGT y el PPF lanzaran la candidatura Perón-Perón hacia las elecciones presidenciales de 1952. La CGT organizará la manifestación por la 9 de Julio, el 22 de agosto, con el Congreso Abierto del Justicialismo, para proclamar ambas candidaturas, que pasará a la historia como el Renunciamiento histórico.
Enormes columnas obreras con sus banderas van colmando el acto. Desde el palco un enorme cartel junto a las imágenes del matrimonio que en su propia composición supo sintetizar simbólicamente la alianza que representó el peronismo, decía: “Perón-Eva Perón: la fórmula de la Patria”. Durante su desarrollo los presentes vitorean a Eva como su candidata. A pesar de sus expectativas no reciben un sí. Eva era la expresión del protagonismo de los trabajadores y el pueblo pobre en el proyecto burgués del peronismo y también sería para los sindicatos y la CGT la mejor candidatura para estar representados. El posterior mensaje de la caída de la candidatura de Eva fue doble. Hacia la conducción de la CGT para desactivar su intento de imponerle condiciones a Perón; hacia los trabajadores y el pueblo pobre para hacerle saber que sus expectativas estarían mucho más mediadas de ahí en adelante.
¿Evita feminista?
Hoy, en tiempos de marea verde, para algunos sectores Evita parece haberse transformado en un ícono feminista. ¿Lo es realmente?
La concepción de Eva (y con ella la del peronismo) sobre el rol de la mujer está desarrollada en la tercera parte de La razón de mi vida. Uno de los aspectos que más se destacan es sobre la cuestión de las mujeres y el hogar. Ese lugar, al tiempo que es tradicional y conservador, también se renueva. Pero esa renovación se hace en clave de revalorizar el lugar de mujer-esposa-madre, reforzando los estereotipos femeninos. Decía Eva: “El problema de la mujer es siempre en todas partes el hondo y fundamental problema del hogar. Es su gran destino. Su irremediable destino”.
El peronismo les planteó a las mujeres que el mundo necesitaba “más hogares unidos y felices”. En el mismo texto se podía leer “nacimos para constituir hogares. No para la calle. La solución nos la está indicando el sentido común. ¡Tenemos que tener en el hogar lo que salimos a buscar en la calle: ¡nuestra pequeña independencia económica… que nos libere de ser pobres mujeres sin ningún horizonte, sin ningún derecho y sin ninguna esperanza!”. Así, la mujer sería lo que debería ser: “Reina y señora de una familia, digna, libre de toda necesidad económica apremiante”.
La construcción del mito en relación a su personalidad y su rol como protectora y abanderada de los más pobres no escapó a las intencionalidades políticas del momento. Su figura ayudó a forjar la idea de que los trabajadores y sectores populares tienen que seguir líderes buenos y salvadores, en lugar de tomar en sus manos su propio destino y convertirse ellos mismos en sujetos de transformación real.
El destino de destierro del cuerpo de Eva que luego le daría la gorila Revolución Libertadora, no hizo más que reforzar su imagen como ícono del peronismo, haciendo de ella una bandera del ala radical de este movimiento político en los años 70.