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Red Internacional
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Panorama Sindical. Hacia octubre: cinco problemas que deben enfrentar las cúpulas sindicales

Terminaron las PASO, empezó el camino a octubre. No hay claridad de quién será el próximo presidente, la izquierda crece. ¿Cuáles son los principales problemas que enfrentan los jerarcas sindicales?

Lucho Aguilar

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2

Sábado 15 de agosto de 2015

Es sabido: las cúpulas sindicales han decidido encarar la etapa electoral en una tregua que no atiende los reclamos pendientes de la clase trabajadora.

Mientras tanto, los resultados de las elecciones primarias profundizan muchos de los problemas que las cúpulas sindicales ya arrastraban: su desprestigio social y entre sus “representados”; el terreno perdido dentro del PJ; sus divisiones internas; la bancarrota del “sindicalismo centroizquierda” y el avance del sindicalismo combativo y de izquierda.

1 - A donde está, que no se vé, ese famoso treintaytrés

El que avisa no traiciona dice el dicho. Y a los jerarcas sindicales les avisaron. Primero fue cuando armaron las listas. Lejos quedó la época en que “el General” les cedía el 33% en las listas. En estas presidenciales fueron pocos los sindicalistas peronistas que formaron parte de las listas de Scioli y Massa (ni hablar de Macri). La mayoría en cargos poco “expectables”.

Massa fue quien más los utilizó: la panquequeada de varios intendentes que volvieron al FPV lo obligó a recostarse en el aparato sindical opositor, que aportó gente para los actos y plata para la campaña. Hasta Macri hizo un acuerdo con el Momo Venegas para que su sindicato le de una mano al PRO, la misma que no le da a los 700 mil peones que trabajan en negro.

Pero los muchachos insisten en renegociar las condiciones. Por eso esta semana se reunieron 15 gremios de la CGT Balcarce, y adelantaron que “le reclamarán a Daniel Scioli más presencia en la campaña electoral y en la elaboración de planes de gobierno” (Clarín). Estaban Omar Viviani (Taxis), Antonio Caló (UOM), Oscar Romero (SMATA) y Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), entre otros.

Los massistas tampoco quieren perder más terreno. Cuando aumentan las presiones para que Sergio Massa baje su candidatura, Facundo Moyano (Peajes) y Alberto Roberti (Petroleros), salieron a marcar la cancha. Según periodistas sindicales, “un entendimiento entre Massa y Macri provocaría que se sepultara todo el trabajo, estructura y dinero que la Mesa Sindical del massismo puso para tener representantes en el Congreso” (Infobae).

2- Piantavotos

El retroceso de los burócratas sindicales en las listas del PJ no es sólo un capricho de la casta política que dirige los partidos tradicionales. Tiene, por así decirlo, su base social. El desprestigio de las cúpulas sindicales ha ido en aumento. Las campañas “gorilas” y el “frepasismo” del kirchnerismo se basan en algo evidente a los ojos de cualquiera: hombres que ganan 150 mil pesos, estafan a sus representados con las obras sociales, dirigen patotas que golpean opositores y dejan correr los ataques patronales, no despiertan amores justamente.

Es lógico entonces, como dice un periodista allegado a los despachos sindicales que “nunca fue tan pobre en una elección nacional como la participación de jugadores de extracción sindical”.

Salvo Facundo Moyano, que depende de las negociaciones de Massa con Macri, al resto le fue mal. Viviani no entra ni por milagro como diputado nacional por la Ciudad, Piumato no llegó al 1,5% para competir en octubre, Víctor De Gennaro tampoco.

3 - Reunificación imposible

El principio justicialista de “el que gana conduce y el que pierde acompaña” es tan cierto como el salariazo de Menem. Si la re unificación de las centrales sindicales estaba difícil, ni hablar cuando se abrieron las urnas.

Caló enseguida se quiso ubicar como el principal interlocutor del que muchos consideran el próximo presidente y apareció en el bunker sciolista antes que los mozos. Y lo primero que hizo fue dejar un mensaje sobre la “reunificación” cegetista: "cuando sea presidente, los compañeros que quieran alinearse detrás del proyecto del compañero Scioli, ahí vamos a estar todos juntos. Y aquel que no se quiera unificar se quedará afuera".

Sus amenazantes palabras causaron más risas que muecas de preocupación. Moyano sigue en silencio mientras pone un huevo en cada canasta y se reúne “en secreto” con el hombre de confianza de Scioli, Alberto Pérez.

Pero tampoco causaron mucho eco dentro de las propias filas de la Mesa Sindical Scioli Presidente. Es que Caló y Pignanelli jugaron con Domínguez en la ríspida interna del PJ bonaerense, y los que jugaron con Aníbal les pasaron a cobrar. Esta semana se reunieron el agente de inteligencia Gerardo Martínez (UOCRA), el integrante de la Sociedad Rural Andrés Rodríguez (UPCN) y el ex funcionario menemista José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), entre otros. No hubo sillas para los perdedores.

El sindicalismo peronista se encuentra en uno de sus puntos históricos de mayor framentación, gracias a su afán se alinearse detrás de los políticos patronales. Una división que termina afectando no sólo a las cúpulas, sino también la capacidad del movimiento obrero para dar respuestas unitarias a los planes de ajuste que preparan los empresarios. Estos, en cambio, esta semana eligieron a la nueva cúpula de la UIA, que responde a los grupos económicos más concentrados.

4 - La bancarrota del sindicalismo “centroizquierdista”

Si en la década del 90 el sindicalismo centroizquierda había sido parte de los agrupamientos sociales y políticos que se movilizaron contra el neoliberalismo, en la última década su papel se fue desdibujando. Una parte de la CTA terminó alineada con el gobierno nacional, carnereando las huelgas docentes y estatales. La otra terminó apostando a los proyectos opositores tradicionales.

Esta elección terminó de confirmar esa bancarrota. La CTA Yasky no sólo apoyó al conservador Scioli. Además aplaudió hasta enrojecer sus manos a uno de los responsables políticos de la masacre de Avellaneda, Aníbal Fernández. Justito cuando justificaba la represión a los choferes de la 60.

Por eso no sorprende que esta semana la central oficialista haya organizado un curso de formación de delegados sindicales con un hombre que arrancó diciendo... "es necesario un sindicalismo activo y militante para defender las conquistas".¿Adivine quién? No. Otra oportunidad. No. El profe era el ministro Carlos Tomada.

Juran que Baradel no le preguntó por los docentes bonaerenses que no cobran salario, ni Roberto Pianelli sobre la personería del sindicato del subte.

La otra cara de la bancarrota es la CTA opositora. Victor De Gennaro no convenció a nadie con su propuesta del millón de chacras. Sacó el 0,50% de los votos, y su candidatura casi no tuvo eco entre los trabajadores de su central.

5 - Abran paso

El otro dato que preocupa a las centrales sindicales es el crecimiento del Frente de Izquierda, que sacó más de 700 mil votos, cosechando una gran elección en Mendoza, pero también en las zonas industriales del Gran Buenos Aires, el Gran Córdoba, el Gran Rosario y la Ciudad de Buenos Aires.

Como dice el analista sindical Ricardo Carpena, “el triunfo de Nicolás del Caño, del PTS, en la pulseada con Jorge Altamira, del PO, abre una nueva dimensión para el sindicalismo combativo, que se agita al calor de disímiles estrategias de esas fuerzas para crecer entre las bases” (Clarín).

Una de esas estrategias la explicó Del Caño durante la campaña. La renovación de la izquierda, entre otras cosas, significa darle expresión a lo nuevo que viene surgiendo entre los sectores combativos del movimiento obrero. Por eso la fórmula que encabezaba con Myriam Bregman lleva más de 1500 candidatos obreros en sus listas, un cupo opuesto al que históricamente proclamó el peronismo, ni hablar de los “hijos políticos de Menem”.

En su combativa campaña Del Caño denunció la precarización del salario, el empleo y las condiciones de vida del pueblo trabajador. Su ejemplo como diputado, cobrando el salario de un maestro y donando el resto a las luchas populares, despertó simpatía entre cientos de miles de trabajadores.

Por eso su lista conquistó a grandes porcentajes en fábricas alimenticias y automotrices de la Zona Norte, en los barrios donde viven los ajeros mendocinos, en los subtes porteños, en las escuelas, entre los ceramistas neuquinos y los ingenios del Norte. “Es uno de los nuestros” repiten.

El avance de la izquierda dentro de los sectores combativos del movimiento obrero, que se viene expresando en duras luchas, se empieza a expresar en militancia política y apoyo a las candidaturas del izquierda.

Una entendible preocupación para los empresarios y la burocracia sindical peronista. Una enorme oportunidad para la izquierda clasista.


Lucho Aguilar

Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.

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