Los haitianos vuelven a vivir con miedo y bronca los peores recuerdos del terremoto de 2010. A la devastación, el hambre y el hacinamiento se le suma un brote de cólera. La responsabilidad de la misión de la ONU.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Jueves 13 de octubre de 2016 12:12
El huracán Matthew atravesó la región suroeste de Haití la semana pasada, dejando al menos 1.000 muertos y 1,4 millones de personas que necesitan ayuda urgente, incluyendo aquellas que han perdido sus viviendas. También destrozó cultivos y desató un nuevo brote de cólera.
Los residentes de la zona costera, que fue la más afectada, han reaccionado con bronca frente a la desidia del gobierno y el cinismo de organizaciones como la misión de la ONU (Minustah), que no solo no coordinaron un plan de evacuación frente al huracán sino que son responsables por las penurias de los últimos años, tras el devastador terremoto de 2010. La falta de respuesta en infraestructura y nuevas construcciones tras el terremoto de 2010 fue uno de los motivos principales de la destrucción que acaba de generar el huracán Matthew. A seis años del terremoto, millones de personas continuaban viviendo en edificaciones de chapa o madera, o en carpas dentro de campamentos absolutamente precarios.
Tras el paso de Matthew, los pobladores indignados de las zonas más afectadas reaccionaron bloqueando rutas y caminos, y reteniendo los camiones con ayuda que nunca se detienen en las aldeas prácticamente arrasadas de la zona costera.
"Las donaciones siguen pasando y no se detienen. Necesitamos alimento y refugio", dijo a la agencia Reuters Jean Jacques, un pescador y agricultor de 30 años. A su alrededor, cerca de 50 personas se quejaban de que nadie los había ayudado.
Los bloqueos de carreteras reflejan una ira que podría escalar rápidamente si las agencias de ayuda y el Gobierno mantienen la desidia con la que han venido actuando en el país más pobre del continente.
La situación se agrava aún más por los temores ante un nuevo brote de cólera, que se podría extender rápidamente teniendo en cuenta la precaria situación sanitaria en la que quedaron las zonas afectadas por el huracán.
La ONU es responsable de las peores aberraciones
La misión de las naciones unidas para la estabilización de Haití, conocida con el nombre de Minustah, es una fuerza de ocupación que se votó en la ONU a pedido de Estados Unidos y que está comandada por un contingente de varios países latinoamericanos, y en menor medida de otros países del mundo.
Desde que se encuentran en Haití no solo no "estabilizaron" nada, sino que han sido acusadas de todo tipo de aberraciones, lo que incluye violaciones a mujeres y niñas, asesinatos, represión, trata de personas y connivencia con los negociados llevados adelante por decenas de ONG que actúan en el país sin ningún tipo de control.
Tras el terremoto de 2010 esta verdadera fuerza de ocupación, reprimió a los pobladores de los barrios más afectados, como los de Cite Soleil, que salían a protestar por las terribles condiciones de vida. Otros se aprovechaban de la desesperante situación para comprar "favores sexuales" a cambio de agua o alimentos, que eran parte de la propia ayuda humanitaria que llegaba desde distintos países y que ellos eran los encargados de distribuir.
Pero eso no es todo. El actual brote de cólera es responsabilidad directa de las tropas de la ONU. En octubre del 2010, las fuerzas de paz de Nepal introdujeron "accidentalmente" el cólera en Haití cuando su campamento vació aguas residuales infectadas en un río, lo que produjo más de 9.000 muertos en los últimos seis años.
La propia Cruz Roja estadounidense, que recaudó 500 millones de dólares para asistencia después del terremoto, fue cuestionada por haber construido tan sólo seis viviendas, aunque sus autoridades dicen que el dinero fue destinado a la reparación de casas ya existentes más que a la construcción de nuevas. Lo que explica en gran parte que las mismas hayan quedado en una situación precaria y que no hayan podido soportar los vientos huracanados de Matthew.
Según distintas organizaciones por lo menos 9.500 millones de dólares de ayuda llegaron a Haití en los dos años que le siguieron al terremoto del 2010, que dejó más de 200.000 muertos. Sin embargo, muchas de las ONG, al igual que la misión de las ONU actúan según sus propias prioridades e intereses, que en la mayoría de los casos dista de los intereses del pueblo haitiano y sus necesidades.
Tras el paso del huracán Matthew la población haitiana vuelve a encontrarse en el peor de los mundos. Su destino vuelve a estar en manos de los mismos que abusaron de su fuerza y poder tras el terremoto de 2010. Al hambre y la falta de vivienda provocada por el huracán se le suma ahora el brote de cólera. La Cruz Roja haitiana ya anunció que a diferencia de 2010, ahora su principal preocupación es el cólera. Pero dirigir los recursos a controlar el brote, implica que habrá menos capacidad para satisfacer las necesidades urgentes de vivienda y alimento. Al igual que en 2010, el gobierno y misión de la ONU son los responsables de esta tragedia anunciada.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario