A las 14 horas del día de ayer se encontró el cuerpo sin vida de Alejandro Gastón Ponce, un joven rosarino de 23 años. Mientras se emprenden las investigaciones la Policía santafesina se encuentra nuevamente bajo la lupa.
Martes 3 de noviembre de 2015
El viernes 30 de octubre Alejandro y su hermano Luis Emanuel se encontraban pescando en el río Paraná en una de las zonas más transcurridas de la costanera rosarina al lado del Museo de Arte Contemporáneo. En el transcurso de esa tarde se acercan tres policías, de los cuales uno tenía el arma desenfundada. Ante la actitud intimidatoria y el temor que ello generó los hermanos se arrojaron al río.
Luis Emanuel relata que los efectivos policiales empiezan a tirarles piedras, las cuales impactan sobre la cabeza de Alejandro y también de Luis, además de propinarle insultos y agravios. El impacto de la piedra provocó la inconsciencia de Alejandro. En ese momento el Comando Radioeléctrico detiene a Luis Emanuel y lo libera al día siguiente. Desde ese viernes sus familiares no conocieron el paradero del joven de 23 años hasta que su cuerpo fue hallado sin vida pasado el mediodía de ayer.
La familia una vez anoticiada realizó la denuncia en la Fiscalía y presentaron un Habeas Corpus. A las 14 horas la Prefectura encontró el cuerpo que fue llevado al Instituto Médico Legal. Todas las declaraciones y testimonios tanto de su hermano como de las personas que estaban en el lugar apuntan a que se trata de un nuevo caso de violencia institucional. En este caso los involucrados son efectivos de la Comisaría 3°.
La ciudad se ve sacudida recientemente por el asesinato de Gerardo Escobar, en un caso que guarda similitudes enormes. Nuevamente las víctimas son las mismas: jóvenes, trabajadores, de las barriadas más humildes de la ciudad. Nuevamente la Policía se encuentra en el centro de las responsabilidades.
Las investigaciones estarán a cargo del fiscal de Homicidios, Miguel Moreno. La Izquierda Diario ampliará sobre las derivaciones de este brutal hecho que desvela un modus operandi perverso de las fuerzas de seguridad contra la juventud.