Mientras en Uruguay la reforma previsional del gobierno se encamina a ser tratada en la cámara de diputados, la lucha en Francia contra su reforma jubilatoria nos muestra la importancia de la movilización, la lucha en las calles y la vigencia de los métodos tradicionales de la clase obrera.
Lunes 30 de enero de 2023
Aprobada por el senado con los votos de la coalición la reforma jubilatoria que quiere imponer Lacalle será tratada en los primeros meses de este año en diputados.
Persisten diferencias a la interna de la coalición, y no hay seguridad absoluta de que estén todos los votos necesarios, pero Lacalle se juega a cerrar su mandato con la aprobación de esta ley. Su objetivo es concretar su proyecto que significa bajar las jubilaciones, elevar la edad jubilatoria y dar más potestades a los empresarios del sector (AFAPs) entre otros retrocesos. Se trata de una propuesta neoliberal a tono con las reformas que la derecha quiere imponer.
La aprobación en senadores estuvo precedida por intensas negociaciones entre los socios de la coalición: Lacalle se esfuerza por disfrazar la reforma hablando de supuestas mejoras porque sabe que su proyecto es antipopular, y cede a las presiones de Cabildo que busca defender los privilegios de las jubilaciones militares. Aun persisten las diferencias seguramente en su tratamiento en la cámara de diputados se volverán a expresar, lo cual genera un nivel de incertidumbre sobre el éxito final del proyecto.
Mientras tanto el Frente Amplio, más allá de alguna declaración formal, no propone medidas concretas para enfrentar la reforma neoliberal, con diversidad de posiciones a la interna en relación a la postura a tomar; mientras algunos sectores ven con buenos ojos algunos artículos de la reforma (al estilo de lo que sucedió con la aprobación de la LUC); otros, discursivamente se oponen de manera genérica.
Tampoco en el PIT-CNT las cosas son claras, y sus dirigentes no están a la altura de la situación con ambigüedades y falta medidas contundentes.
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El ejemplo de Francia y su reforma jubilatoria
Hace pocos días Francia se vio sacudida por masivas movilizaciones contra la reforma que intenta imponer Macron. Allí también el gobierno quiere aumentar la edad para jubilarse, llevándola a 64 años y que se tenga que aportar por 43 años para acceder a una jubilación plena.
Se trata de una reforma ampliamente rechazada por la población (las encuestas señalan que el 80 % de las y los franceses no aceptan que se suba la edad para jubilarse) y este rechazo se vio en las calles cuando el 19 de enero más cerca de 2 millones de personas se movilizaron por toda Francia.
Convocados por la intersindical, una organización que reúne a las ocho centrales sindicales francesas CGT, FO, CFDT, CFTC y CFE-CGC, Unsa, Solidaires y FSU, así como a cinco organizaciones juveniles la manifestación tuvo un respaldo inmenso que no se producía desde hace años. Más de 2 millones de franceses salieron a las calles y en los sectores de la energía, los transportes, la educación, las refinerías, pero también en muchas empresas privadas, la movilización además estuvo acompañada de huelgas masivas.
Macron, como Lacalle en nuestro país, quiere que la reforma se apruebe lo más rápido posible; ambos presidentes tampoco toman en cuenta que la propuesta de ley es rechazada por la mayoría de la población (según una encuesta de Equipos consultores, el 78% de la población rechaza subir la edad para jubilarse).
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Como enfrentar los planes neoliberales
Tanto en Francia como en Uruguay en el movimiento popular y las organizaciones sociales se da un debate de cómo enfrentar esta ofensiva de la derecha.
En Uruguay el Frente Amplio viene centrando su acción en la negociación y un tibio rechazo en el parlamento. En esta fuerza política hay visiones distintas sobre el tema, vale recordar que fue el propio FA que tuvo la primera iniciativa durante su gobierno en plantear el aumento de edad para jubilarse.
Durante su tratamiento legislativo no parecen estar dispuestos a mucho más: señalan los evidentes aspectos regresivos de la reforma del gobierno y se oponen discursivamente pero terminan perdiendo las votaciones porque están en minoría (así pasó en la “comisión de expertos”, las comisiones parlamentarias y en el propio Senado). También en Francia la izquierda parlamentaria apuesta a estériles iniciativas institucionales que no van a frenar la determinación del gobierno de Macron.
En ese país, las burocracias que dirigen las centrales sindicales han optado por paros aislados y sin continuidad y sin ligar la lucha contra la reforma jubilatoria a otras reivindicaciones y reclamos que tiene la clase obrera francesa. Por ejemplo los refinadores vienen en un importante conflicto con huelgas y paros, se podía perfectamente confluir con esta lucha, unificando conflictos y sumando reivindicaciones de los distintos sectores; sin embargo se ha optado por una segunda marcha el 31 enero a pocos días del paro del 26 de los refinadores.
La tónica de las centrales sindicales parece ser llamar a huelgas aisladas y separadas, cada 2 o 3 semanas, sin continuidad y sin otras medidas, lo que seguramente lleve a un desgaste y no sea suficiente para que Macron retroceda en sus planes. Se trata de una estrategia de presión, que no pone sobre la mesa toda la potencialidad de la clase obrera francesa.
En este sentido la situación no es muy distinta a lo que hace el PIT-CNT. En estos años de discusión de la reforma jubilatoria la central no ha sido contundente en rechazar la suba de la edad, incluso algunos dirigentes lo daban como un hecho y solo trataban de evitar que se impusiera como algo generalizado para todos los sectores.
Mientras importantes dirigentes del FA (como Mujica o Astori) planteaban subir la edad como algo inevitable, referentes de la Central sindical trasladaban esta política al movimiento obrero, siendo ambiguos y poco claros sobre este punto. Solo cuando ven que la población rechaza trabajar más años (y además cobrando menos jubilaciones) parecen reubicarse y comienzan a rechazar la iniciativa del gobierno de manera más clara.
Sin embargo también en Uruguay la estrategia parece ser hacer paros aislados y sin continuidad. Al igual que sucedió en Francia el 19 de enero en nuestro país podríamos llenar las calles con manifestaciones multitudinarias, pero el PIT-CNT se empeña en no preparar y organizar movilizaciones masivas y contundentes.
Hubo un paro en noviembre y seguramente habrá otro un poco más adelante; así no se enfrentan los planes del gobierno, haciendo buena letra las reformas pasan y las y los trabajadores continuarán perdiendo derechos y conquistas.
Plan de lucha para enfrentar los planes del gobierno
El desempleo, la precariedad laboral, los bajos salarios son problemas comunes en Francia y en Uruguay (y por supuesto en el resto del mundo). Se hace necesario entonces unir la lucha contra las reformas jubilatorias con otras reivindicaciones sentidas por el movimiento obrero.
No alcanza con paros aislados, hay que poner en marcha planes de lucha discutidos masivamente desde las bases trabajadoras, incorporando los distintos reclamos de todos los sectores. Acá y en Francia las reformas jubilatorias son parte de un paquete más general de medidas que la derecha quiere imponer para descargar la crisis capitalista sobre las y los trabajadores. Unificar conflictos y coordinar las luchas en curso dará más fuerza y masividad al movimiento apuntando a medidas que se profundicen progresivamente y sean prorrogables por asambleas.
En nuestro país algunos sectores están planteando un futuro referéndum para la derogación de la ley si llega a ser aprobada. Es cierto que hay que aprovechar todos los resquicios del régimen, pero la historia muestra que son los métodos tradicionales de la clase obrera, la huelga y la movilización las que definen las luchas y no los mecanismos institucionales del régimen.
El ejemplo de Francia es claro, lo que temen los gobernantes y los empresarios es a la clase obrera movilizada, las 2 millones de personas en las calles los ponen en alerta; si las medidas tienen continuidad y se profundizan Macron puede retroceder. Las huelgas, los bloqueos, las movilizaciones son un ejemplo a tomar para que en Uruguay también podamos frenar los planes de Lacalle y sus socios.