Fragmento memorable de "Enrique Quinto" del bardo inglés William Shakespeare, donde el rey inglés arenga a sus soldados nos sigue interpelando sobre el papel de la vanguardia y su rol histórico.
Domingo 26 de febrero de 2017
Escrita en 1599 por el dulce cisne del Avon (a la manera de Jonson), "La vida de Enrique Quinto" constituye junto a "Ricardo III" o "Enrique VIII" uno de los dramas históricos más importantes de Shakespeare, y a su vez uno de los episodios más famosos de la historia nacional inglesa: la expedición militar contra Francia y la batalla de Azincourt en 1415.
Aunque siempre se ha asociado a "Enrique V" con el espíritu de dominación imperialista británico (no sin razón), de todas formas nos permitimos otros derroteros en nuestras lecturas críticas y hermenéuticas, que siempre tratan de evitar confundir la literatura con la ciencia arqueológica.
Henry V y Lenin
En su libro "¿Qué hacer?" el dirigente bolchevique Vladimir Lenin utiliza la idea de los revolucionarios profesionales, para designar a aquel militante que no entrega sus tardes libres a la revolución sino toda su vida (parafraseando a Lenin). Aquellxs luchadorxs que en el enfrentamiento de los explotados contra el poder del capital asumen una posición de avanzada, son indudablemente la vanguardia del proletariado revolucionario en la concepción leninista.
En ese sentido la riqueza polisémica de las palabras de William Shakespeare, escritas hace quinientos años aún resuenan en el actual campo de batalla entre la burguesía y el proletariado, y en la conciencia todxs los militantes revolucionarixs que luchan contra la sociedad del capital.
WESTMORELAND
¡Ójala tuviéramos aquí ahora
Aunque fuera diez mil de aquellos hombres que en Inglaterra
Están hoy ociosos!
REY ENRIQUE V
¿Quién pide eso?
¿Mi primo Westmoreland? No, mi buen primo:
Si hemos de morir, ya somos bastantes
Para causar una pérdida a nuestro país; y si hemos de vivir,
Cuantos menos hombres seamos, mayor será nuestra porción de honor.
¡Dios lo quiera! te lo ruego, no desees un solo hombre más.
Por Júpiter, no codicio el oro,
Ni me importa quién se alimente a mi costa;
No me angustia si los hombres visten mis ropas;
Esos asuntos externos no ocupan mis deseos:
Pero si es pecado codiciar el honor,
Soy la más pecadora de las almas vivientes.
No, creeme, primo, no desees un solo hombre de Inglaterra:
¡Paz de Dios! no perdería un honor tan grande
Como el que un solo hombre creo que me arrebataría
por lo que más deseo. ¡Oh, no pidas uno solo más!
Proclama, en cambio, Westmoreland, por mi ejército,
Que el que no tenga estómago para esta pelea,
Que parta; se redactará su pasaporte
Y se pondrán coronas para el viático en su bolsa:
No quisiéramos morir en compañía de un hombre
Que teme morir en nuestra compañía. (...)
Nosotros pocos, nosotros felizmente pocos, nosotros, una banda de hermanos;
Porque el que hoy derrame su sangre conmigo
Será mi hermano; por vil que sea,
Este día ennoblecerá su condición:
Y los hombres que están ahora en el lecho de Inglaterra
Se considerarán malditos por no haber estado aquí,
Y tendrán su hombría en baja estima cuando oigan hablar
a aquél que haya luchado con nos el día de San Crispín.
VIDEO DEL DISCURSO: Enrique V de Kenneth Branagh (1989). Discurso a las tropas antes de la batalla de Agincourt (VOS)