Ya hablamos del misil del Yoyo Maldonado en 1988. El dominio de las Renault Fuego en el TC 2000 era imparable, ni los Ford Sierra podían doblegarlas. Para 1990 aparecía el Fiat Regatta de Cocho López con la publicidad del detergente "Vencedor". Una metáfora de lo que sería ese campeonato.
Jueves 2 de abril de 2015
Foto: Taringa
El periodismo deportivo de mirada objetiva sólo puede ser realizable en determinadas condiciones: quizás un cable de último momento, una noticia del día con estadísticas, no más allá que esto. Eso explica por qué quien escribe aún no ha dicho nada sobre el gran campeón argentino Juan María Traverso. Dominador absoluto de la segunda evolución del TC-2000, con las Renault Fuego de Oreste Berta; gran campeón del Turismo Carretera en sus inicios y en el gran regreso con la Chevy OCA. Quizás en algún momento podremos hablar de él, quien merece una tirada especial. Pero por ahora vamos a seguir escribiendo sobre los que más llamaron la atención, pese a la monarquía del ramallense y su mago de Alta Gracia, Berta.
Para abrirle perspectivas al pasado automovilístico, contamos aquí otras historias. Si Tito Bessone fue en el TC 2000 realmente el gran adversario del flaco, el único que lo batía a duelo con su Sierra; el Yoyo Maldonado fue como un intelectual del volante y de los motores: sabía pararse por sobre las rivalidades y convencer a los simpatizantes de su gran sapiencia conductiva y mecánica. Y en esos duelos de titanes, "Cocho" López fue durante un tiempo algo así como un "Salieri" de Traverso. Al menos durante 3 años consecutivos, con una Renault Fuego similar al campeonísimo, no dejó de ser una sombra sobre sus escapes, un intento que se quedaba impotente, más allá de los grandes logros del Cocho con los campeonatos de la CAP. Los tratos siempre fueron pésimos entre ambos, pero López no salía de escolta. Esa historia iba a cambiar ya para 1989, con su pase a las filas del reluciente Fiat Regatta, que hacía su debut en el TC-2000.
Ese 1989 comenzó a rodar y el Regatta no estuvo listo hasta pasadas algunas fechas. Para el final de ese año, el Fiat terminaba octavo en la tabla general, dados los buenos resultados conseguidos. Se comprobaba que Cocho López era un tester de lujo para la marca, permitiendo que Antelo, el motorista, pueda seguir explorando las ventajas del motor 1600cc llevado a 1800cc. Segundo en dos presentaciones, punteando una carrera hasta que una falla le dijo "basta". Se preparaba así un 1990 lleno de emociones.
Auto cuadrático, ni una sola línea aerodinámica, el chasista Donadío y de seguro algún que otro ingeniero aeronáutico mejoraron sus prestaciones. Para 1990, con una trompa menos horripilante, aparecía con la publicidad del detergente "Vencedor" el Regatta, abriendo con una victoria en Mar del Plata. Verlo pasar a la Fuego de Traverso en pleno curvón: eso era tomarse revancha, ganando por paliza. En la segunda fecha saldría segundo, y punteando el campeonato.
Claro que el auto tenía el apoyo de concesionarios de Sevel, ya era un auto cuasi-oficial de la escuadra italiana. Con las mejoras de trompa, una suspensión marcadamente superior y una ventaja de 100 kilos menos de peso por ser 1.8 de cilindrada lo hacían más que competitivo. Un Vencedor. A mitad de año rompió varias veces, perdiendo la puesta a punto en ocasiones, en otras abandonando cuando iba punteando. Pero la reacción llegó y ganó tres al hilo.
Llegó con chances al final del campeonato, pero la lluvia en el Galvez no lo favoreció. López le erró en la elección de neumáticos. Salió subcampeón, detrás de la Fuego YPF de Traverso. Pero el dato de color será que en ese año, el más ganador fue el rectangular bólido del Cocho: 5 carreras ganadas. El piloto más marketinero de la historia logró poner su imagen y la de sus sponsors al servicio de un auto demoledor. Y sí que fue Vencedor como el detergente.
Se abría paso la época menemista de su primer mandato. Sevel acaparaba el mercado con Peugeot y Fiat, y el Cocho mostraba las virtudes del Regatta 100S, el picante de los autos medianos. Pero para el TC 2000 era mejor bancar un tiempo más a la Renault y a la Ford: en 1991 cambiarían el reglamento técnico que llevó para atrás al potente italiano de doble árbol de levas a la cabeza. Cocho, y su Vencedor intentaron contra viento y marea sostenerse bien arriba, pero no se pudo. Quedaba en la historia el auto ganador que no pudo salir campeón. Pero... ¿quién les quita lo bailado al Cocho, Antelo, Donadío y toda su gente? Esa fue su revancha...