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Red Internacional
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AJUSTES EN FRANCIA. Hollande: “Este no es momento de poner en problemas a la economía francesa"

El presidente Francois Hollande, advirtió que no permitirá que “las protestas ahoguen la economía”, en respuesta a los miles de trabajadores y estudiantes que enfrentan hace semanas el ajuste en las calles.

Sábado 28 de mayo de 2016

El viernes el presidente francés endureció su posición luego de la masiva manifestación del jueves contra las reformas laborales, y subiendo la apuesta advirtió que no permitirá que “las protestas ahoguen la economía.”.

El mensaje de Hollande, desde la cumbre del G-7 en Japón, fue claro, dijo que la economía de Francia estaba empezando a repuntar y que no debería ser descarrilada por quienes se oponen a una reforma pensada para impulsar el empleo."Este no es momento de poner en problemas a la economía francesa", afirmó.

En consecuencia, el mismo día la policía antidisturbios recibió la orden para desalojar las barricadas que bloqueaban el acceso a un gran depósito de distribución de combustible, de la refinería Donges, en el oeste de Francia.

La represión policial, avalada por el mensaje de Hollande, tiene como objetivo terminar con la escasez de combustible causada por las medidas de fuerza llevadas adelante por los trabajadores de las refinerías, contra la reforma laboral.
Varios analistas indicaron que Hollande dirigió sus palabras contra la Confederación General del Trabajo (CGT), que encabeza a un gran sector de los trabajadores. Días atrás, Philippe Martinez, máximo dirigente de la CGT, declaraba que están dispuestos a "bloquear el país" para frenar la reforma laboral. Ayer desde la CGT confirmaron que los trabajadores de la terminal petrolera CIM en el puerto de Le Havre (que maneja un 40 % de las importaciones de crudo francesas), votaron extender la paralización hasta el lunes.

Luego de las declaraciones de Hollande, las siete organizaciones gremiales que participantes de la protesta, llamaron a redoblar e intensificar las acciones, hasta que al menos sean recibidos por el presidente francés.

La reforma laboral

Mientras Hollande pretende hacer creer a los manifestantes que “la reforma es vital para combatir el desempleo”, la medida antiobrera aprobada por decreto es desde hace casi 3 meses profundamente rechazada por los trabajadores y estudiantes franceses. Las masivas manifestaciones a lo largo y ancho del país, han sido reprimidas y cuentan con más de 1.300 detenciones.

La reforma laboral presentada por la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, contiene medidas que flexibilizan aún más el empleo juvenil y avanza sobre las indemnizaciones por despido: los despidos improcedentes caerán de los 12 meses de salario a 6, y solo para el trabajador con dos años de antigüedad. Para los que lleven menos de dos, las indemnizaciones pasan de 4 a 3 meses, y para los que hayan trabajado más de 20 años en una compañía, se reduce de 27 a 15.

La nueva ley del trabajo pone las negociaciones empresariales por encima de los convenios colectivos, lo que se traduce por ejemplo en que si el comité de empresa lo decide, se pueden rebajar las horas extra y aprobar rebajas laborales. Y además facilitaría los despidos en empresas que sufran problemas económicos, salteando incluso el rol de los sindicatos, espíritu comprendido en el polémico artículo 2, que ha dividido aguas dentro del gabinete presidencial y es una medida muy reclamada por las organizaciones sindicales que continuarán con las medidas de fuerza que paralizan un 20 % de las refinerías del país.

Los recortes en Francia y Grecia

Es innegable que las palabras de Hollande han logrado echar más leña al fuego de los piquetes obreros en las refinerías y puertos del país. Los métodos de lucha de los trabajadores, acompañados por el combativo movimiento juvenil conocido como Nuit Debout, son expresión de un cansancio contra una política de ajuste que lleva años.

Los pronósticos de la economía mundial no son buenos, en la UE desde las cúpulas han implementado medidas extremas para salvar a los bancos con políticas de estímulo monetario que continúan. Pero como en Francia, en la Grecia gobernada por Syriza, también se han votado reformas antiobreras, a pesar de la gran resistencia. Existe en marcha un plan de fondo del capitalismo que intenta descargar los costos de la crisis y la recesión económica sobre los trabajadores. Tal como señalabamos, “una nueva pesadilla comienza a preocupar a la burguesía francesa: el anticapitalismo”.