El régimen está fortaleciendo su control sobre la ciudad-estado, pero la movilización contra la restricción de los derechos democráticos continúa.
Viernes 5 de junio de 2020 16:10
El 4 de junio marcó el aniversario de la masacre de la Plaza Tiananmen en 1989. El mismo día, el parlamento de Hong Kong, dominado por las fuerzas pro Beijing, aprobó una ley que prohíbe la falta de respeto al himno nacional chino, imponiendo sanciones de hasta 3 años de prisión y hasta 6,500 dólares de multa.
Todo esto hizo de ese día un momento muy simbólico para Hong Kong. De hecho, esta nueva medida sigue a la adopción de la nueva ley de seguridad nacional que permitirá al régimen chino imponer un control represivo más fuerte sobre Hong Kong. En este sentido, "la prohibición de insultar el himno nacional" se convierte en un instrumento adicional en este intento por parte de Beijing de poner fin de manera efectiva al movimiento de protesta que se ha desarrollado allí durante un año, limitando ciertos derechos como la libertad reunión, acceso ilimitado a internet, libertad de prensa, entre otros.
De hecho, Hong Kong, una antigua colonia británica, fue devuelta a China en 1997, bajo las condiciones de la política denominada "un país, dos sistemas". Incluso si la mención de "dos sistemas" es completamente falsa (China se ha convertido en un país capitalista), es cierto que Hong Kong pudo preservar ciertas libertades democráticas en comparación con la población del resto del país.
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Todos los intentos de Beijing de fortalecer su control sobre este territorio semi-autónomo han provocado resistencia y contestación. En este contexto de desconfianza, y especialmente en los últimos años, especialmente durante los eventos deportivos, el momento del himno nacional fue la ocasión para la expresión del rechazo del régimen político chino.
En el contexto de relaciones muy tensas entre China y los Estados Unidos (y sus aliados), el movimiento de protesta en Hong Kong se está convirtiendo en un tema de política interna y externa. Al mismo tiempo, la disputa con las potencias occidentales empuja al régimen chino a acentuar su política nacionalista reaccionaria. En este contexto, podemos entender la ley contra los delitos contra el himno nacional como una forma de atacar el movimiento de protesta de Hong Kong mientras buscan fortalecer su base social en China continental presentando a los manifestantes en Hong Kong como hostil a la nación china.
Conmemoración del 31 aniversario de la masacre de Tiananmen
Dadas estas características especiales del régimen político en Hong Kong en comparación con el resto de China, cada año se conmemora allí la sangrienta represión de la revuelta de la Plaza Tiananmen en 1989. Pero este año, debido a la pandemia de Covid-19, las autoridades habían prohibido cualquier reunión. Sin embargo, decenas de miles de personas se reunieron en Victoria Square para conmemorar los 31 años de esta revuelta de estudiantes y trabajadores, para establecer al mismo tiempo un paralelismo con la situación actual y su lucha contra el régimen chino.
La revuelta de la Plaza Tiananmen de 1989 simbolizó la lucha de la juventud estudiantil y trabajadora contra las medidas pro-capitalistas tomadas por la burocracia maoísta y por más derechos democráticos. El derramamiento de sangre de esta revuelta abrió el camino para la aceleración de la restauración capitalista en China, la apertura al mercado internacional y la sobreexplotación de su clase obrera por parte de empresas chinas y multinacionales.
Los imperialistas nunca son aliados de los trabajadores
Hoy el gobierno norteamericano dice que está defendiendo a los manifestantes de Hong Kong contra Beijing. Es pura hipocresía. Como se puede ver ahora con la represión de las miles de personas que se movilizan en los Estados Unidos exigiendo justicia para George Floyd, el gobierno de Trump no tiene nada que ver con los derechos democráticos y las luchas populares.
Por el contrario, incluso si hoy el modelo de integración de China en la globalización capitalista comienza a alcanzar ciertos límites, las empresas multinacionales y los inversores occidentales se han beneficiado en gran medida del régimen represivo chino. Es esta represión sobre la población y especialmente sobre la clase trabajadora la que ha permitido mantener un control feroz sobre los trabajadores que les impide luchar por sus derechos, sindicalizarse, luchar contra la explotación capitalista, entre otros. Y eso ha sido muy positivo para los beneficios de las multinacionales de todas las potencias imperialistas.
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La movilización actualmente en Hong Kong no debe caer en la trampa de ver a un aliado en el gobierno imperialista de Donald Trump. Por el contrario, los aliados del movimiento de Hong Kong son todos aquellos que se movilizan en los Estados Unidos contra la violencia policial y las desigualdades sociales, también son los jóvenes y los trabajadores de China continental.