Las horas de espera para acceder a la atención, la demanda en los turnos y el faltante de insumos y vacunas, revelan la cara del ajuste en salud en el gigante de pediatría.
Martes 13 de noviembre de 2018 14:47
Si bien el hospital Garrahan es reconocido a nivel nacional por la atención de alta complejidad que brinda a sus pequeños pacientes, su contraste se encuentra por los pasillos y sectores que muestran los saldos del ajuste en la salud, una de las áreas más devastada junto a educación.
Para poder acceder a una consulta en el hospital, los padres de los niños manejan una agenda que lejos se encuentra de la prioridad de la atención. Los turnos se otorgan con una demora que ronda los tres meses, sumado a que la mayoría de los pacientes provienen de diversos puntos del conurbano, ya sea del primer o del segundo cordón, debido a la falta de respuesta en los efectores de salud de sus barrios. Ahora bien, son aquellos trabajadores que fueron expulsados de la formalidad laboral quienes recurren al sistema público de salud, para quienes en muchas oportunidades costear la llegada hacia la Ciudad de Buenos Aires puede ser una tarea dificultosa, si tenemos en cuenta los tarifazos en el transporte público.
La salud vista como asistencia
La reciente reducción del Ministerio de Salud a su condición de Ministerio de Desarrollo Social y Salud, pone en evidencia la perspectiva que tiene Cambiemos y su carácter asistencial de la salud. Esta realidad se ve a diario en el Garrahan, cuando las familias acuden de manera semanal a buscar la leche en polvo, lo que anteriormente se garantizaba de forma mensual. Lo mismo ocurre en el área “Representante del paciente”, la cual y bajo la lógica asistencialista, recibe donaciones y allí también se acercan los padres para solicitar pañales, ropa, juguetes, insumos de higiene personal, debido a que el actual contexto los deja prácticamente excluidos para poder acceder a las necesidades básicas. Distinto sería el panorama si estas familias estarían bajo la formalidad laboral y cobrando un salario que sea igual a la canasta básica.
A su vez, se encuentran con trabas en la gestión de la documentación del Certificado Único de Discapacidad por ejemplo, ante lo que se exigen formularios, resúmenes de diversas especialidades médicas, negativas que expida el hospital.... cuando el mismo no se encarga de otorgar negativas. Los circuitos sin fin se vuelven moneda corriente y los niños quedan entrampados a la espera de una mejora en su calidad de vida.
Caída en picada de insumos y vacunas
Los directivos del hospital anunciaron en Junio de este año la construcción de un nuevo vacunatorio, aunque se encuentra hoy en día sin fecha de inauguración. Probablemente por no contar con los insumos necesarios para aplicar a los más pequeños. Dependiendo del stock disponible, los pacientes son elegidos si reciben o no las vacunas, corriendo del eje a la salud de ése paciente. Lo mismo ocurre con los insumos quirúrgicos, los que anteriormente se solicitaban vía hospital, hoy realizan un circuito por el ministerio de desarrollo social, lo que hace que por un lado se retrase la cirugía y por otro, la calidad de los mismos es más baja. Si esto no es ajuste en salud, ¿de qué estamos hablando?
Las fuerzas en las calles para salir a ganar
Ni para los gobiernos kirchneristas o para el actual de Cambiemos, la salud fue una prioridad. El presupuesto fue descendiendo cada año y no se ha invertido en la construcción o mejoras de los hospitales, los mismos siguen colapsados y la cantidad de personal se mantiene, o incluso hubieron despidos, como muestra el Hospital Posadas que está siendo vaciado desde principio de este año. A pesar de la pasividad de las burocracias sindicales, que siguen otorgando tregua al Gobierno, los trabajadores continúan en pie de lucha en defensa de la salud pública. Como en el Posadas, donde se vienen realizando asambleas, acciones y coordinación con los vecinos usuarios para poner un freno a los despidos, como en la masiva Marcha Federal de Salud donde miles asistieron a la secretaría de salud a decir No a los planes del FMI, o la reciente marcha de enfermeros en la que se pronunciaron ante la reforma de la carrera, lo que implica un retroceso en su condición de profesionales de la salud, junto a instrumentadores y técnicos en bioimágenes.
Este es el camino para salir a ganar, para que los planes de ajuste del gobierno comandado por el FMI y apoyado por los distintos gobernadores no doblegue a la salud pública y sea un pilar fundamental en la agenda pública. Por eso, este miércoles 14 de noviembre hay una cita impostergable en las puerta del Senado, para evitar el presupuesto de hambre que continuará vaciando a la salud pública. Enfermeros, médicos, técnicos, residentes y concurrentes, todos trabajadores de salud en las calles para repudiar este brutal ataque.