Miércoles 17 de septiembre de 2014
Las trabajadoras llegan a sus puestos de trabajo en el sector de lavandería, mientras una calandra nueva está lista para ser usada por el personal. Una compañera intenta ponerla en marcha, se llama Susana Villacorta, a quien no le dieron la formación necesaria para operar la misma.
La presión de sus superiores por garantizar las tareas del sector, hacen que la ponga en funcionamiento.
La máquina le amputó cuatro dedos a Susana y los directivos, pretendiendo justificar su decidía, responsabilizaron a la trabajadora, lo que llevó a que compañeros del hospital salieran a reclamar seguridad para todos los trabajadores y a tomar por unas horas el hospital. “…no es el primer accidente que pasa”, menciona un compañero de Susana “aquí la mayoría de las máquinas son muy viejas y siempre tenemos fugas en caños de presión de secadoras y lavadores industriales”, mientras mostraba una fuga tapada con elásticos y trapo.
Este es el hospital que es presentado como lujo de modernidad y eficiencia. En el otro hospital cabecera, Pablo Soria, dos trabajadoras, una del sector cocina, voló dos metros al estallar una olla a presión con fallas técnicas, mientras que en el lavadero, otra compañera sufrió quemaduras en las manos al operar una máquina nueva sin la capacitación correspondiente.
Las situaciones descritas en ambos hospitales, son un ejemplo de las políticas del gobierno aplicadas en el área de la salud pública en Jujuy: aumentos de los ritmos de trabajo, falta de capacitación y mantenimiento de equipos, condiciones deficientes de infraestructura sumado a la precariedad laboral y a la falta de presupuesto para el sector. No podemos permitir que estas situaciones sigan sucediendo.