Este martes, el Senado debate y votará la acusación constitucional contra Sebastián Piñera, por su rol en paraísos fiscales donde involucra la venta del proyecto minero portuario Dominga. La oposición necesita 29 votos para lograr su aprobación, un escenario que es altamente improbable. Sin embargo, Piñera podría haber caído hace dos años mediante la movilización de masas y quedar preso por sus crímenes al declararle la guerra al pueblo.
Martes 16 de noviembre de 2021
Este martes la acusación constitucional contra Piñera vive su segunda etapa en la sala del Senado. Para ser aprobada, la acusación debe contar con el respaldo de 2/3 de los senadores en ejercicio. Es decir, 29 votos a favor. Los sectores de la "oposición" cuentan con 24 votos, por lo que necesitan algunos votos del sector del oficialismo para apoyar al libelo, como los sectores de la ex Concertación que han apoyado las medidas y leyes de los gobiernos de la derecha; como los Walker, los Insulza, las Rincón.
El pasado martes 9 de noviembre fue aprobada la acusación constitucional contra el criminal Sebastián Piñera en la sala de Diputados, con los 78 votos de la "oposición". Ahora el Senado decidirá su destitución a días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Sin embargo, Piñera terminará su mandato en impunidad ante las violaciones a los DD.HH, por los asesinatos, mutilaciones, torturas en la rebelión de octubre de 2019.
Todos queremos ver preso a Piñera, que pague por sus crímenes y que se haga justicia. Así fue la alegría que causó la votación en Diputados en un contexto donde la ultraderecha gana terreno en las encuestas, con la figura de Kast en la presidencial, quien además de incitar al odio racial y la misoginia llama a endurecer las medidas de edad jubilación favoreciendo las ganancias del gran empresariado, fortaleciendo los 30 años de abusos y saqueo.
Acusación constitucional en el Senado
La diputada Gael Yeomans (CS) expuso esta mañana en la sala de Senado defendiendo la acusación contra Piñera: "Si la acusación se rechaza, seguiremos insistiendo usando todos los mecanismos disponibles a nivel nacional e internacional".
Sin embargo, la estrategia del Frente Amplio, el Partido Comunista y la ex Concertación (la “oposición” unida) de llevar todo al terreno de las maniobras parlamentarias y electorales no ha hecho más que contribuir al fortalecimiento de Kast y la extrema derecha. Desde las instituciones del régimen y sin la fuerza de la movilización en las calles, organizada por los grandes sindicatos y comunidades durante los días álgidos de la rebelión del 2019, sólo ha dejado impune al criminal Piñera quien sigue gobernando contra el pueblo. Las medidas parlamentarias y acusaciones sólo han dejado sin resolver las demandas de Octubre, con una Convención Constitucional alejada de las urgencias populares (siguen los salarios y pensiones de hambre; no hay vivienda, se sigue cayendo a pedazos la salud y educación pública), que ha respetado las reglas del pinochetismo (dos tercios) y sesiona con presos políticos y mapuche e incluso con la militarización de La Araucanía.
Una salida de los trabajadores y el pueblo
El pueblo habilitó con la rebelión una tendencia a la huelga general política el 12 de noviembre del 2019, y ese día, aún con su carácter parcial (semi-huelga general), constituyó la mayor amenaza que ha tenido el gobierno y el régimen. Los ánimos de las mayorías trabajadoras estaban elevados, querían ir por más. Fuera Piñera y Asamblea Constituyente era lo que más se oía, además de los gritos contra la represión, y representaba el programa de octubre, una crítica radical a las instituciones de la transición.
Pero el “Acuerdo por la Paz” y la tregua que aseguraron las conducciones sindicales y sociales de la Mesa de Unidad Social y la CUT contra lo que pedía la mayoría (negociaciones versus su caída) allanó el camino a la impunidad de Piñera, a rescatarlo de su caída y a abrir una nueva situación de desvío institucional de la revuelta, obturando que se transformara en un proceso revolucionario profundo.
¿Podría haber caído el gobierno? Sí. Pero como señaló hace mucho tiempo Lenin, el viejo régimen y gobierno jamás “caerá”, ni siquiera en las épocas de crisis, si no se lo “hace caer”. Para ello faltaba otra estrategia que profundizar y ascender el camino abierto con el paro: fortalecer el ingreso de la clase obrera, en particular los sectores estratégicos como minas, puertos, forestales, transporte; desarrollar la amplia auto-organización de masas (como hubiera sido crear cientos o miles de “comités de huelga” o de acción de base en lugares de trabajo, poblaciones y estudio) y fortalecer y coordinar la auto-defensa de masas contra la violencia monopólica del Estado. Para desarrollar eso faltaba una organización revolucionaria con peso decisivo en la clase obrera y sectores populares, y que se propusiera transformar la revuelta en revolución.