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Generación U. Huelgas en Starbucks y Amazon: la juventud precarizada se pone de pie en Estados Unidos

La huelga de trabajadores de Starbucks se unió el viernes pasado a la que están llevando adelante los trabajadores de Amazon en dos de las principales empresas insignia del capitalismo estadounidense. Se trata de una huelga histórica impulsada por una nueva juventud, conocida como generación U (por Sindicato en inglés), que se viene organizando en los últimos años y que tras conquistar sindicatos ahora pelea por mejores condiciones de trabajo y salario.

Lunes 23 de diciembre de 2024 11:53

El presente artículo fue publicado originalmente en inglés en el sitio Left Voice, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario en Estados Unidos. —


La clase trabajadora estadounidense está haciendo historia.

En medio de la fiebre navideña y de las ganancias masivas de las grandes empresas, los trabajadores de Starbucks se han unido a los trabajadores de Amazon y se han declarado en huelga contra una de las mayores corporaciones del país. Cientos de trabajadores se están alzando contra estas empresas que tienen políticas abiertamente antisindicales y que se niegan a negociar contratos que garanticen aumentos salariales reales, protección laboral y otras mejoras muy necesarias en las condiciones de trabajo.

Los trabajadores de Amazon y Starbucks, que han estado a la vanguardia de una nueva ola de organización y sindicalización entre los sectores de trabajadores trabajadores en los últimos años, están hartos.

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Estas son las huelgas más grandes de Amazon y Starbucks en la historia de Estados Unidos. Mientras Amazon y Starbucks han gastado millones de dólares para disuadir a los trabajadores de organizarse, han paralizado las negociaciones y han tomado represalias contra los empleados, estos trabajadores se están rebelando en una de las huelgas más importantes de la historia laboral reciente.

El viernes 20 de diciembre, Starbucks Workers United anunció una serie de huelgas que se intensificarán y que han comenzado en establecimientos sindicalizados en tres ciudades: Los Ángeles, Seattle y Chicago. El sindicato ha anunciado que las huelgas durarán hasta el 24 de diciembre y que, con una votación a favor de la autorización de huelga del 98 por ciento a nivel nacional, otras tiendas sindicalizadas están listas para salir a medida que avance la semana.

Desde que los trabajadores de Buffalo, Nueva York, votaron a favor de sindicalizarse en 2021, los trabajadores de Starbucks han formado más de 500 sindicatos en tiendas de todo el país que representan a más de 11.000 trabajadores. Desde entonces han estado luchando por un primer contrato, primero luchando con Starbucks para que reconociera su sindicato y luego luchando para que la empresa se siente a la mesa de negociaciones.

Ante la negativa de la empresa los trabajadores de Starbucks han llevado a cabo varias acciones importantes en el lugar de trabajo a lo largo de los años, incluida la realización de un paro en más de 150 tiendas durante el mes del Orgullo para protestar contra las prácticas anti-LGTBTQ+ de la empresa. También presentaron una enérgica declaración contra el genocidio en Gaza que fue respondida con una demanda de Starbucks y feroces ataques contra el sindicato; pero esta lucha solo fortaleció a los trabajadores, en su esfuerzo por llevar a Starbucks a la mesa de negociaciones.

Starbucks ha declarado públicamente que ofrecerá una propuesta contractual seria antes de fin de año, pero los trabajadores afirman que la empresa no está cumpliendo ninguna de sus demandas. Además, la empresa está tratando de eludir al sindicato ofreciendo concesiones en sus propios términos para evitar futuros intentos de organización en sus otras tiendas. Una de las principales demandas de los trabajadores es el aumento salarial, pero la empresa se niega a incluir aumentos inmediatos en el contrato: en una bofetada en la cara, la empresa ofreció un mísero aumento salarial del 1,5 por ciento para los años futuros.

Los trabajadores están denunciando la flagrante hipocresía del segundo conglomerado alimentario más grande del país, que gana casi 40.000 millones de dólares al año gracias al trabajo mal pagado de sus baristas. En septiembre, Starbucks contrató a un nuevo director ejecutivo, Brian Niccols, para que revisara las operaciones de Starbucks, incluida la gestión de las negociaciones con el sindicato. Mientras los trabajadores exigen salarios dignos, la empresa repartió un paquete de compensación de 113 millones de dólares para el nuevo ejecutivo. Como dijo la trabajadora de Starbucks Michelle Eisen, Niccols gana "aproximadamente 57.000 dólares por hora, que es unas 10.000 veces más de lo que gana un barista medio por hora". Los trabajadores también exigen una mejora del seguro de salud y el reconocimiento de licencia paga por enfermedad.

Con esta huelga, los trabajadores de Starbucks se suman a los cientos de trabajadores de Amazon que se han declarado en huelga en los centros de distribución de todo el país este fin de semana para exigir que la empresa reconozca al sindicato y negocie un primer contrato que garantice unas condiciones de trabajo mejores y más seguras en algunos de los almacenes más notorios de Estados Unidos. Estos trabajadores son tratados como máquinas, deshumanizados por las durísimas condiciones de trabajo de Amazon. Sin embargo, se están alzando contra la segunda persona más rica del mundo, Jeff Bezos, y el segundo empleador más grande de Estados Unidos. Amazon, que vale 2 billones de dólares y ocupa el segundo puesto en la lista Fortune 500, se ha negado a reconocer al sindicato formado por casi 10.000 trabajadores de todo el país.

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Es una lucha que cambiaría el terreno para la clase trabajadora en cuanto al uso de los sindicatos para combatir las divisiones y los ataques de los patrones, estos trabajadores exigen el fin de las horas extras obligatorias y la instauración de un salario mínimo de 30 dólares la hora. Esta es la lucha para mantener el impulso del tremendo esfuerzo por sindicalizar a estas dos inmensas fuerzas laborales.

Juntos, los trabajadores de Amazon y Starbucks están demostrando que, en uno de los momentos más cruciales del año para las ganancias de los patrones, son ellos quienes hacen que todo funcione y pueden detenerlo todo.

La Generación U levanta la cabeza

Puede que los nombres de sus directores ejecutivos sean diferentes, pero los trabajadores de Amazon y Starbucks saben que sus luchas están íntimamente conectadas. Los unen los esfuerzos históricos de sindicalización y la lucha por que las nuevas organizaciones de trabajadores sean una fuerza de lucha contra la explotación de los patrones. Aunque tienen trabajos diferentes en sectores diferentes, luchan contra dos empresas que han construido su enorme riqueza encontrando nuevas formas de explotar, dividir y hacer que sus trabajadores sean más precarios. Contra estos esfuerzos, los trabajadores de Amazon y Starbucks luchan por salarios más altos y protecciones, y por elevar las aspiraciones de toda la clase trabajadora.

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Los propios trabajadores ven estas conexiones: en un llamado organizativo para anunciar su huelga, los trabajadores de Starbucks celebraron la huelga de Amazon frente a una bandera palestina, llamando a sus miembros a las líneas de piquetes de Amazon. Estos trabajadores se presentan como parte de un movimiento unificado de trabajadores, hombro con hombro con los miles de otros trabajadores que se han movilizado por mejores condiciones laborales en los últimos años, junto con los trabajadores de UPS , los trabajadores automotrices, los trabajadores de la salud, los maestros, los trabajadores académicos, los estudiantes y cientos de miles más. Llevan a las líneas de piquetes su energía para luchar contra la opresión junto con la explotación, desde la homofobia hasta el sangriento genocidio imperialista en Gaza. Y estos trabajadores ven estas luchas como parte de su pelea más general. Es decir que incorporar las demandas de una clase trabajadora más diversa y multifacética no solo no los debilita o distrae sino que los fortalece.

Los sindicatos de Amazon y Starbucks se han convertido en los representantes de la “Generación U” (U por Union en ingles, que significa Sindicato), y que ha encendido la llama de un resurgimiento del movimiento obrero que Estados Unidos no ha visto en décadas. Fueron parte de los procesos de organización y huelgas de 2021 y 2022, donde obtuvieron victorias clave para formar sindicatos contra las campañas masivas antisindicales de las corporaciones. Esta "Strikemas" (huelgas de navidad), que se basa en las lecciones que estos trabajadores han aprendido en la lucha durante los últimos años, es la siguiente fase de la batalla.

Que sus luchas se hayan desarrollado en paralelo durante años no es casualidad. Es producto de un momento político azotado por la crisis y marcado por décadas de ataques a las condiciones de vida de los trabajadores y a sus derechos a organizarse y luchar por sus derechos. Estos trabajadores se radicalizaron con la pandemia, que les mostró que son esenciales y que nada funciona sin la clase trabajadora.

Pero estos cambios son más profundos y demuestran que los problemas de los trabajadores van mucho más allá de los talleres y llegan al corazón de cómo funciona la sociedad capitalista. Los trabajadores de Starbucks y Amazon —junto con cientos de miles de personas más— han visto con brutal claridad durante las últimas décadas cómo la clase dominante hace que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres sembrando divisiones entre la clase trabajadora y atacando a los sectores más marginados de la sociedad. Estos trabajadores han visto cómo los patrones trabajan de la mano con los políticos para atacar a los inmigrantes , dar a la policía impunidad para matar a personas negras y morenas, hacer retroceder nuestros derechos a la atención reproductiva y la autonomía corporal, apoyar el genocidio y dividir a la clase trabajadora en segundas y terceras clases de trabajadores, cada vez más precarios e incapaces de llegar a fin de mes.

Muchos de estos trabajadores protestaron durante Black Lives Matter, estableciendo conexiones entre la lucha contra la violencia policial y estatal contra los afroamericanos y las condiciones en sus lugares de trabajo: los bajos salarios, la falta de elementos de seguridad y protección y el acoso racista de los gerentes a los trabajadores negros e inmigrantes. En las primeras manifestaciones del sindicato de trabajadores de Amazon, tanto los trabajadores como sus simpatizantes entonaron cánticos contra la policía, infundiendo el espíritu de Black Lives Matter (BLM) en estas luchas laborales.

Con la pandemia y Black Lives Matter, los trabajadores de Amazon y Starbucks entraron en escena habiendo vislumbrado su verdadero poder: veían el lugar de trabajo como un lugar de lucha para defender sus intereses económicos, pero también para hacer oír su voz contra el estruendo de los dos partidos capitalistas y la desesperación capitalista que supervisan. Este es el espíritu de la “Generación U”, una nueva generación política que ve sus intereses como distintos de los de los jefes.

Es importante destacar que estos trabajadores están dispuestos a llevar la huelga a la mesa como su arma más afilada para luchar contra los patrones, dispuestos a retener su trabajo para ganar sus demandas y golpear a los patrones donde más les duele. Las luchas de los últimos años han demostrado una voluntad de lucha y dan a los patrones una buena razón para no subestimar el poder de una clase trabajadora enfurecida y despierta. Cuanto más vemos las conexiones entre las luchas, más vemos cómo toda la clase trabajadora puede unirse para luchar por nuestras demandas, desde terminar con el trabajo escalonado hasta lograr una atención médica universal y una sociedad que no esté dirigida por las ganancias de los multimillonarios sino por las necesidades de la mayoría.

Está claro quiénes son nuestros enemigos: no son sólo los patrones, sino también los políticos capitalistas que les ayudan a explotar a los trabajadores, desde romper huelgas ferroviarias hasta darles subsidios masivos y hacer cumplir leyes que dividen a los trabajadores en niveles. Mientras los trabajadores de Amazon y Starbucks se enfrentan a los directores ejecutivos de algunas de las empresas más ricas del país en esta temporada navideña, su lucha es un primer paso importante para prepararse para las batallas que están por venir. Como vimos con la generosa donación de un millón de dólares de Jeff Bezos al fondo de la inauguración de Trump, los patrones se ponen del lado de los políticos que les facilitan el camino para obtener ganancias, para lo cual es clave encontrar nuevas formas de explotar a los trabajadores y devaluar su trabajo.

Los trabajadores que ahora están en huelga por sus derechos son un recordatorio importante de que cuando nos organizamos de acuerdo a nuestros intereses de clase, podemos ganar.