El Globo jugó el partido como una final y se vistió de protagonista ante un River que se diluía en los metros finales. Ganó Huracán 1 a 0 con gol de Espinoza. Con esa confianza ahora enfrentará su compromiso para mantenerse en Primera.
Jueves 5 de noviembre de 2015
Fotografía:DyN/PABLO AHARONIAN.
Hizo un gran partido el equipo de Eduardo Domínguez. Porque sabe de sus limitaciones pero también empieza a descubrir sus potencialidades. Y así sus jugadores ganan en confianza, cambian su mentalidad y salen a un estadio Monumental colmado a jugarle de igual a igual nada menos que a River Plate, el último campeón de todo a nivel continental.
Los de Gallardo se encontraron con un equipo que resultó un obstáculo que no estaba en los planes: Huracán le cerraba espacios y lo obligaba a lateralizar el juego, a intentar por las puntas y –a pesar de la tenencia de la pelota- a perder terreno.
La clave de este valioso triunfo de visitante para los quemeros estuvo en su orden defensivo y su concentración, empezando por la zaga central que se transformó en un muro, sobre todo por Mancinelli que despejó todo lo que se le cruzó por delante. El arquero Marcos Díaz también fue determinante a la hora de descolgar centros; y de ahí para adelante: el criterio para la recuperación de ese gran marcador central que es Vismara, las pinceladas del Rolfi Montenegro (jugador que resurgió de la mano de Domínguez), el manejo de Toranzo y el aguante de “Wanchope” Ábila en el campo rival. Y de conjunto, presionando a River en todo el terreno.
La ventaja para Huracán vino de esa presión, a los 14 minutos de juego. Montenegro recibió la pelota en posición de ataque y envió un prolijo pase profundo que peleó Espinoza presionando a Milton Casco; el marcador de punta intentó despejar pero “el esférico” rebotó en Espinoza y surcó el cielo haciendo una parábola que se coló en el arco de Barovero. Gol inédito que enmudeció al público en el Monumental.
Fue un baldazo de agua fría para River, que no cedió protagonismo pero que no era punzante. Extrañó demasiado a Pisculichi y Sánchez no tuvo una de sus mejores noches.
En el segundo tiempo el Muñeco hizo ingresar a Lucho González y a Viudez, pero a pesar de ser buenos cambios no lograron desequilibrar. El cambio de Saviola por Mora pasó desapercibido porque el uruguayo gravitó poco y el “Conejito” todavía sigue con el arco cerrado (tuvo una oportunidad de cara al arco tras un centro atrás pero remató muy incómodo por la marca).
Así Huracán pudo hacer correr los minutos, sin rifar la pelota y esperando por alguna chance si se le presentaba. Tuvo alguna como la que casi cierra el partido, de contra, que Ábila picó con una sutileza preciosa pero que el travesaño le negó concretar.
Merecido triunfo para el Globo ante un River que mejoró un poco en relación al partido pasado en Chapecó, pero que no convence ni siquiera a sí mismo.
Ahora vendrá un receso largo para ambos debido a la fecha de eliminatorias mundialistas. Para el partido de vuelta, Huracán se habrá sacado un peso de encima: ya tendrá definida su permanencia o no en Primera División (se juega sus chances este fin de semana ante Belgrano de Córdoba). Pero River sabe de hazañas y no piensa resignar su papel protagónico. El final de la película sigue abierto.